“Sin testigos nos evaporamos”. J.P.Sartre. El ser y la nada.
Al ser tiempos de epidemia son, también, tiempos de esclavitud por eso les digo a todos ustedes que cuando entrevisto en las guardias de emergencias en Gradiva me parece escuchar a “esclavos”. Cada día me sorprendo más y esta admiración y asombro que era para los antiguos filósofos griegos el comienzo del filosofar o sea del conocimiento magno de la filosofía me entusiasma aún más en la tarea clínica con el correr de los años. Todo esto alimenta mi vocación y focaliza aún más mi empatía y sensibilidad. El paciente lo percibe y su novela del fracaso vital se despliega pero al mismo tiempo se acrecienta su esperanza. A una atenta escucha se agrega rápidamente la confianza del otro y la apertura.
Es que en este mundo de “sordos y de vacío” el encuentro humano tiene un valor que no tiene precio en esta sociedad dineraria e individualista. Vamos descubriendo en el marco de los encuentros clínicos un sentido del vivir que no es independiente de la esperanza.
La guardia parece ser el lamento de los esclavos. “Toda mi fortuna la gaste en cocaína”; “entre el 2000 y el año pasado gasté un millón de dólares entre drogas, champagne de 500 dólares y mujeres, hoy no tengo para comer “; “mi padre me abandonó a mí y a toda mi familia a los 12 años y desde ahí no solo no lo vi nunca más y desde ahí use drogas sin parar”; “soy un abusado por mi padre que es el que está ahí afuera”; etc., etc.
Así siguen las historias que son historias de esclavos. Nietzsche decía: “No te preguntes de qué eres libre sino para qué eres libre”. Zubiri el gran filósofo español (1898-1983-vasco) en la misma sintonía dice que en esto residiría la máxima potencialidad para desafiar y superar la posibilidad cierta de ser un esclavo. O nos hacemos hombres o nos transformamos en esclavos. Y aquí podríamos recordar al renovador del Renacimiento Giovanni Pico de la Mirándola (1463-1494-Florencia) cuando nos llama a la gran obra de creación individual fruto de la Creación: “Te coloque en el centro del mundo para que forjes la forma que prefieras para ti”. O sea no para que seas un esclavo de los fetiches del “matrix” progre: drogas, juego, desenfreno sexual, libertad sin para que, vacío, ruido, turba, etc.
Para luego decirnos el renacentista: “Podrás degenerar a lo inferior con los brutos…o podrás realizarte en lo divino…es tu decisión” (interpretación del Génesis bíblico y del Timeo de Platón).
En la soledad de la guardia y todavía entre los “vahos de la resaca” el paciente, si dialoga, se empieza a dar cuenta lo que le falta. Crece desde la “nada” que está siendo. Lamentablemente en muchos casos, y más hoy, no se habla con el paciente. Un suero y un tranquilizante son las respuestas. Nosotros también jugamos al “oficio mudo” en el mundo de “sordos” que vivimos y el profesional ante el intoxicado se comporta como un toxicólogo mudo. No hay lenguaje en una sociedad que parece haberse quedado sin lenguaje.
“Matrix progre” y abandono
Cede lo humano cuando nos sometemos a la hipnopedia (mensajes hipnóticos que se repiten bajo “clichés” de prestigio); término éste magistralmente explicado por el gran ensayista A. Huxley (1894-1963-U.S.A.) en donde miles de repeticiones crean una Verdad. Solo basta repetir consignas en aparatos prestigiados del mundo de la imagen y el espectáculo desacreditando permanentemente con sutiles o groseras ironías todo aquello que tiene que ver con el “viejo régimen” creando una nueva pedagogía en donde las modas, la regulación de los medios, el individuo como eje de todo para caer entonces en el individualismo, el hedonismo como eje de la vida, el dinero como valor sustancial y las drogas y el alcohol como un entretenimiento necesario y múltiplemente ofertado. El “Gran Hermano” que nos mira nos manda a actuar así y eso no tiene discusión ya que es el saber pontificado por el “matrix progre”.
Cae la autoridad y es vista en su modalidad represiva autoritaria, la “muerte al macho” condena a las mujeres a la soledad o a los encuentros furtivos y poco comprometidos. Los hijos quedan solos, aunque en realidad todos están solos y “pseudo” acompañados por anestésicos y tranquilizantes varios.
Es una sociedad de individuos. No hay organización social. Todos le pedimos al Estado y la Justicia que haga algo pero éstos son meros entes abstractos ante tamaña desgracia masiva y la falta de protección familiar. Falta poco para que se “pontifique” la eutanasia para seguir ocultando tanto desatino. ¿Para qué acompañar si ya no hay compañías? La vida ha perdido sentido sagrado y la muerte ya es solo un conjunto de cenizas al viento.
Las drogas son también una forma de eutanasia lenta, engañosa porque promete un mundo feliz pero letal al fin y con aplaudidores desde todos lados y a la vez con cobradores de cada vez de más lados.
No hay tradición o sea no hay transmisión inter-generacional y tenemos a miles de pacientes a la intemperie. Jóvenes, viejos todos abandonados en el altar del “matrix progre” del individualismo. Así vamos creando anónimos en masa, seres sin identidad, “nadies” en la búsqueda de la “pócima” de la muerte a cambio de un supuesto placer y entregando dinero, órganos, empresas y trabajos, lazos afectivos, etc.
Dos pensadores excelsos
Mientras en el siglo XX asistíamos a la vigencia de una sociedad cada vez más disociada y entregada a los arrebatos de la automutilación y la destrucción y cuando ya se agotaban los anestésicos y las morfinas existentes con que se engañó a miles que quedaron a la “intemperie” surgen dos pensadores de polos opuestos del pensamiento: Chesterton (gran escritor católico1874-1936-Inglaterra) y A. Huxley (un visionario de nuestro tiempo).
Ambos coinciden que la máxima masacre del individualismo “progre” es la crítica a la familia y a la vida familiar. Chesterton enseña que nuestra época realiza una “guerra” a la familia y así quedamos como víctimas aisladas y como individuos prisioneros y que cuando la cohesión familiar pierde fuerza los gobiernos y los Poderes ganan, precisamente, Poder sobre las vidas de la gente. A. Huxley mientras tanto preconiza que la caída de la vida familiar es necesaria para la “gobernancia” mundial de los Poderes y bastará con mucha droga, entretenimientos fáciles, individualismo extremo, una “hipnopedia” permanente sobre los valores a prestigiar y que todo esto funciones como un “Gran hermano”. No harán falta más Stalin ni Hitler. Solo bastará con esto. La esclavitud estará garantizada, nos quedamos “sin testigos y ahí nos evaporamos”.
Interesante Coincido en que la destrucción de la familia es fomentada desde los medios y que todo el "progresismo" es un ente con una terrible y oscura intencionalidad subyacente. El fomento de la droga es parte de eso. No coincido tanto con las cuestiones del individualismo. De hecho el individualismo es lo que hizo grande a occidente y desarrolló naciones enteras lejos de la estupidez de los colectivistas desde la edad media