Ricardo Klass fue abogado de Menem, Corach y otros capitostes de quienes gobernaron la Argentina en los 90. Nada mediático, tiene el porte de un señorito inglés. Fue Presidente de la Corte Suprema de Tierra del Fuego y se decía en broma “el Rey de la Patagonia”.
Su oficina tiene un aire a la baticueva: corriendo un armario de su estudio aparece una habitación con un piano de cola como si fuera un film del hombre murciélago (que no era precisamente un tecladista, pero sus creadores le inventaron fantasías que lo hicieron perdurable a través de los tiempos).
Klass fue también abogado de Horacio Rodríguez Larreta durante su interinato en el ANSES, y conoce pormenores “non santos” del actual gobernador de CABA.
El abogado dice conocer (no fue un “off the record” con nosotros, por tanto no tenemos que guardar secreto) que Rodríguez Larreta fue quien filtró a la prensa el asunto de los aportantes truchos a la campaña de la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires. Y que lo hizo por indicación del presidente Macri, porque ya le estaban cansando las actitudes de “Heidi”.
Recibir a Estela de Carlotto con los mejores augurios y entrevistarse con el papa Francisco fueron lo que más indignó el Jefe de Estado, quien considera al Santo Padre casi un enemigo político.
El primer antecedente del conflicto Macri-Vidal fue cuando la gobernadora puso en marcha el boleto estudiantil gratuito. En uno de esos partidos de fútbol que se juegan en Olivos, Macri le dijo al Ministro de Economía de la provincia una frase poco feliz respecto del boleto gratuito para escolares: “Ustedes están regalando la plata”, le dijo Mauricio como retándolo delante de testigos.
Vidal había reivindicado con esa medida aquella dolorosa jornada conocida como “la noche de los lápices”, cuando la dictadura les cayó encima a los estudiantes que reclamaban esa medida.
Y aunque los trolls del kichnerismo le inventaron frases que nunca dijo, “Maru” Vidal tuvo más ensañamientos desde su sector, lo que se llama: le dispararon con “fuego amigo”.
Aunque simulen que las relaciones de la gobernadora con el Presidente son excelentes, la realidad es otra.
Vidal estableció buenos contactos con muchos intendentes peronistas que despotrican con la política económica del Poder Ejecutivo. Su única archinenemiga es Verónica Magario, la dueña y señora de La Matanza. Pero a Magario también se le escapó la tortuga cuando las encuestas señalaron que el Ministro de Seguridad de la Provincia, Cristian Ritondo, mide muy bien en las encuestas matanzeñas. Es el distrito donde Cristina consigue mayor poder de adhesión y Ritondo apareció de la nada quedándose con un nivel de adhesión que hasta tiempo parecía insospechado.
En Córdoba, Juan Manuel De la Sota advirtió ese entrevero entre Macri y Vidal, y se atrevió a formular entre gallos y medianoches la posible fórmula para 2019: De la Sota-Vidal. Lo dijo en el comité de campaña que está preparando lanzar su candidatura para el año próximo.
¿Si Vidal avaló esa maniobra del cordobés? No lo sabemos, el único indicador es que “el gallego” sabe que en Cambiemos comenzó la rebelión en la granja.
Si en verdad Rodríguez Larreta filtró el tema de los aportes truchos a la campaña de Vidal supone tambores de guerra y que los vínculos con la política errática de Mauricio Macri suponen un salvavidas de plomo para las pretensiones de Vidal en 2019.
Hay que esperar que el tiempo decante las relaciones internas de Cambiemos, que no vienen bien y van de mal en peor.
Ya Macri le tiró con Carrió hace tiempo y ahora vuelve sobre la gobernadora que es una de las personas que mejor mide en las encuestas.
Falta una eternidad para el 2019, pero el tiempo es veloz y no creemos que “Heidi” intente suicidarse siguiendo en Cambiemos cuando le tiran desde su propia trinchera.