“A nadie lo respetan por lo que es. Lo respetan por lo que es capaz de hacer”. Jo Nesbø
En lo coyuntural, el título destacado de la semana estuvo cifrado en la alianza contranatura que han firmado el Negro Camión —Moyano— y Cristina Elisabet Fernández, dando nueva vida a la famosa frase de Jorge Luis Borges. Ambos, acosados con sus hijos por una Justicia que ha decidido ponerse las botas frente a los hechos de corrupción que ignoró durante tantos años, se unen por el espanto e intentan camuflar las investigaciones judiciales bajo el disfraz de conspiraciones internacionales y persecuciones políticas, pero lo raro es cuántos dicen creer en ese disparate discursivo.
Porque eso fue el extraordinario respaldo que los dirigentes gremiales dieron a Pablo Moyano –seguramente poniendo sus barbas en remojo- ante la probabilidad de su detención, acusado de comandar con su padre, Hugo, una asociación ilícita que operaba -¿aún lo hace?- en el club Independiente; o sea, brindaron el apoyo irrestricto de sus organizaciones a un imputado de delitos comunes, en absoluto vinculados a su actividad como Secretario General de Camioneros, que se está investigando por separado.
El peronismo, que celebró el Día de la Lealtad –gracias a Dios tiene uno, porque los otros 364 honra a la traición- dividido en sus transitorias expresiones, acompañó unánimemente a los gremios con su silencio cómplice. Pero no debemos olvidar cómo se comporta el reputado Movimiento cuando se trata de la probabilidad de acceder al poder y se reconvierte, unificado, en PJ S.A.; algunas fotos del miércoles, en especial la de Tucumán, confirmaron para la posteridad ese aserto.
En ellas fueron retratados, convocados por Juan Luis Manzur (Gobernador de Tucumán por quema de urnas y fraude, ex Ministro de Salud de Cristina), Sergio Massa (el Jefe de Gabinete de nuestra arquitecta egipcia que, como todos los demás que ocuparon el mismo cargo, nunca vio bolso alguno y respaldaba públicamente a Julio de Vido y Ricardo Jaime), Daniel Scioli (que fue enviado a juicio oral por saquear la Provincia de Buenos Aires hasta los cimientos) y varios otros próceres de la ganzúa y el puñal.
Lamentablemente, resulta ya innegable el fracaso del Gobierno, complicado al extremo por las carencias de un liderazgo fuerte y de un ministro coordinador de las diferentes áreas económicas, frente a la galopante inflación y a la fuerte recesión, que se agudizará en los próximos meses por las altísimas tasas de interés.
Y ello da aire a quienes son, con certeza, los originales y directos responsables del estado exánime en que se encuentra la economía y, en especial, de los inaceptables niveles de pobreza e indigencia que afectan a tantos de nuestros compatriotas; los mismos que hoy, después de haber gobernado (o impedido gobernar) durante tantas décadas, hoy se ofrecen cínicamente como redentores, como bomberos del incendio que provocaron.
Las manifestaciones francamente destituyentes de Graciela Camaño, entre cuyas ¿virtudes? se destacan ser la segunda de Massa y cónyuge del impresentable Luis Barrionuevo, tampoco recibieron el repudio de la clase política; la excusa de estar viviendo tiempos preelectorales no puede justificar, en modo alguno, la convalidación que callar implica. Tampoco debiera sorprendernos, puesto que Hebe de Bonafini sigue disparando con munición gruesa contra la República cada jueves, sin que a fiscales y jueces se les mueva un pelo; es más, cuando con un colega la denunciamos por apología del terrorismo y subversión, las causas fueron archivadas sin instruir porque implicaban “violar su libertad de expresión” (sic).
Esto nos lleva a otro tema recurrente en estas columnas sabatinas, la calidad moral que debieran revestir quienes han sido honrados con la función más alta que la Constitución reserva para algunos ciudadanos: juzgar a los demás, y decidir sobre su libertad, su honra y su patrimonio. La conducta del previamente cuestionado Juez Luis Carzoglio, quien se negó a ordenar la detención de Pablo Moyano pese a las innumerables pruebas que existen en su contra, volvió a poner sobre el tapete el tema; confeso peronista e hincha de Independiente, no podrá invocar imparcialidad en esta causa pero, tal vez, sí cobardía.
Lo mismo ocurre con innumerables magistrados que tienen, o han tenido, a su cargo las causas por presuntas violaciones a los derechos humanos que afectan a tantos militares: muchos de ellos han actuado en las formaciones terroristas o ceden a la inmunda presión de la prensa idiota, del kirchnerismo y de los múltiples organismos que nuclean a los hijos y a los nietos de quienes intentaron, en los 70’s, convertir a nuestro país en una nueva Cuba castrista. Estos prevaricadores, verdaderos asesinos togados, que ya han matado a casi 500 ancianos en las mazmorras de todo el país, deberán enfrentar, más temprano que tarde, las consecuencias de sus actos, traducidos éstos en sentencias reñidas con las pruebas producidas y con todos los principios basales de la cultura occidental.
Y también con muchos de los jueces y camaristas federales que ejercen en Comodoro Py quienes, con honrosas y escasas excepciones, exhiben impunemente un enriquecimiento personal, en blanco, imposible de justificar. Le sugiero leer el imprescindible libro de Hugo Alconada Mon, “La Raíz de todos los males”; pese a que muchos de los episodios allí descriptos eran conocidos, la minuciosidad del trabajo del laureado periodista me permitió recuperar la capacidad de asombro, y el asco que me producen esos personajes. Por eso me pregunto, ¿hasta cuándo estaremos dispuestos a ser juzgados, y quizás condenados, por ellos?, ¿cuándo nos rebelaremos masiva e individualmente ante tamaño despropósito?
Estamos ante uno de esos momentos bisagra de la historia, que han sido tan frecuentes en la Argentina. Las elecciones del año próximo serán las primeras que se celebrarán al concluir normal y democráticamente el mandato de un Presidente no peronista desde 1945; en ellas, estaremos obligados a decidir si queremos volver a un régimen populista o si, por el contrario, estamos dispuestos a perseverar en el sacrificio que significa cambiar definitivamente nuestro destino, sea quien sea el triunfador.
Porque luego deberemos ponernos de acuerdo todos los que pensamos en un país viable y posible. Es por eso, precisamente, que pretendo ayudar mediante la formación del Partido de la Austeridad y la Decencia (P.A.D.). Espero que Dios nos ilumine porque, sin dudas, si recayéramos en tan grave error, resultaría entonces definitivamente trágico.
jajaja que rejunte de menemistas, duhaldistas, kirchneristas, sindicalistas.... PARECE EL TREN FANTASMA. Esa foto muestra lo que es el peronismo... UNA GRAN ASOCIACION DE MAFIOSOS Y LADRONES. El cáncer de la Argentina.
Muchachos y señoras peronistas, parece que hicieron algo mal, porque la gente con solo ver esta fotito se espanta. Ni intenten hablar.
LOS DESCAMISADOS de SIEMPRE TUMOR NACIONAL al PALO!!!!! No hay que dejar que vuelvan a ostentar mas poder, y lo que hoy ostentan, es mejor que lo pierdan, asi las Argentina supera esta triste etapa con el populismo..