La pobreza, que el Banco Mundial calcula que sufren unos 736 millones de personas en el mundo, aparece como la gran ausente en los 31 puntos de la declaración final de la cumbre del G20 que acaba de concluir en Buenos Aires.
También aparece como escaso el abordaje de la crisis desatada por masivas migraciones en todo el mundo.
La tregua en la guerra comercial entre Estados Unidos y China, pactada en una cena de sus presidentes anoche, luego del cierre de los dos días de debate de los líderes del G20, eclipsó como noticia al resto de los temas globales.
La declaración final no contiene una sola alusión directa al a lucha contra la pobreza, si bien se aborda ítems que hacen al problema, como el desarrollo infantil, salud y empleo.
La erradicación de la pobreza es el primero de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 impulsada por Naciones Unidas en 2015, que fue respaldada por todos los Estados miembros.
Aunque el texto final del G20 incluye una vaga referencia a este programa de la ONU, lo hace sólo como "marco" para el avance de "liderar la transformación hacia el desarrollo sostenible".
El G20 dedicó en su declaración solo 3 de sus 31 puntos al tema de las crisis migratorias, un resultado que aparece como muy modesto en relación a un problema que afecta hoy al conjunto del planeta.
En América, la salida masiva de venezolanos que huyen de la crisis político-social afecta a los países del sur del continente, mientras que la violencia en Centroamérica empujó a miles de personas hacia Estados Unidos.
En Europa, el desplazamiento de refugiados desde Oriente Medio y África no ha cesado desde la crisis migratoria de 2015, que llevó entonces al cierre de sus fronteras internas y externas.
En Asia, la persecución de los rohingyas en Myanmar produjo también un éxodo de medio millón de personas hacia los países vecinos.
"Tomamos nota de las políticas y tendencias anuales de migración y desplazamiento internacionales de 2018", indicó el punto 16 de la declaración firmada hoy en la capital argentina, que afirmó que el tema será tratado "bajo la próxima presidencia".
La cuestión, una de las más polémicas del G20, quedó así zanjada hasta la cumbre de 2019 en la ciudad japonesa de Osaka.
Ninguna mención hubo tampoco a la guerra civil que desde hace siete años sufre Siria, un conflicto sin final anunciado que ya dejó más de 350.000 muertos y obligó a más de 6,5 millones de personas a refugiarse en otros países.
Aunque el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, pidió a los líderes del G20 que "aprovechen" la cita para "abordar temas serios" como "la situación trágica de Siria", la cuestión fue pasada por el alto y sólo fue tratada en algunas de las reuniones bilaterales mantenidas por Rusia, principal aliado político del gobierno sirio de Bashar al Assad.
Tusk también apeló a los mandatarios a hablar sobre la guerra en Yemen, donde Arabia Saudita lidera desde marzo de 2015 una coalición progubernamental contra rebeldes chiítas que mantiene al país bloqueado.
Más de 10.000 civiles murieron desde entonces en el conflicto, que también provocó la muerte de unos 85.000 niños menores de cinco años por malnutrición, y en el que más de 14 millones de personas están en riesgo de sufrir una hambruna, según advirtió la ONU.
Pero, al igual que con Siria, la guerra en Yemen también quedó marginada del documento final del G20 y apenas fue abordada entre los mandatarios.
La única dirigente en mostrar su vehemencia al respecto fue la premier británica, Theresa May, quien afirmó haberle transmitido al príncipe heredero saudita, Mohamed bin Salman, la "necesidad urgente" de acabar el conflicto y "aliviar a millones de personas amenazadas por el hambre".