¿Le da el cuero a Roberto Lavagna? ¿Tiene posibilidades de colarse en medio de la profunda grieta entre Macri y Cristina? Por lo pronto debo decir como información que los radares de las encuestas ya lo registraron y viene creciendo en forma lenta pero sostenida.
Lavagna está construyendo su candidatura con su estilo prudente, sin gestos ampulosos, y con un pensamiento ideológico que el ubica en el centro progresista tan lejos de los marketineros de Cambiemos como de los pseudo ideólogos del cristinismo.
Habla de un gobierno de unidad nacional, una tercera vía entre conservadores extremos y populistas extremos. Dice que busca el justo medio aristotélico. Quiere explotar sus ventajas comparativas y minimizar sus debilidades como todo aspirante a la presidencia de la Nación.
Tiene varios elementos a su favor y varios en contra. Vamos por partes. Le dicen el peronista más radical como en su momento al doctor Raúl Alfonsín le decían el radical más peronista.
Tiene una excelente relación con la UCR. De hecho fue funcionario de Alfonsín y en el 2007, fue candidato del radicalismo a presidente con Gerardo Morales, el actual gobernador de Jujuy como vice. Suele mostrar su trayectoria peronista pero de mirada abierta.
Trabajó en todos los gobiernos democráticos menos con Menem, Cristina y De la Rúa. Con Duhalde presidente tuvo la oportunidad de mostrar sus capacidades económicas de sacar al país del caos con la inestimable ayuda de Jorge Remes Lenicov que hizo el trabajo sucio.
Su propuesta tiene como eje al peronismo pero aspira a sumar en un frente electoral al socialismo de Miguel Lifschitz, al Gen de Margarita Stolbizer, a las minorías radicales como Ricardo Alfonsín y a algunas expresiones partidarias más chicas e independientes.
Es más, una versión dice que estuvo hablando largamente con Facundo Manes, un científico que suele juntar más de 10 mil personas en sus charlas sobre el cerebro y que podría integrar la fórmula como vice y como expresión de la sociedad civil sin partido.
Lavagna tiene excelentes relaciones con todos los gobernadores y con muchos intendentes y dirigentes sindicales históricos que lo respetan por su gestión y por su intento de asfaltar un nuevo camino para que Argentina salga de sus crisis recurrentes.
Entre sus dificultades está el tema de Sergio Massa. Algunos allegados a Lavagna lo están tratando de convencer para que vaya como candidato a gobernador de Buenos Aires y le de batalla a la máxima estrella de Cambiemos: María Eugenia Vidal. Este es un dato clave.
Sin una buena cosecha de votos en Buenos Aires, nadie puede ser consagrado presidente. Le ofrecen a Massa que presente su decisión como una suerte de gesto patriótico. Debería decir algo así como: yo me siento con capacidad y con posibilidades de ser presidente. Pero soy joven y tengo tiempo.
Voy a tratar de ser el mejor gobernador de la historia y en el 2.023 reemplazar a Lavagna en la presidencia. Ese sería el otro compromiso. Que Lavagna no iría por la reelección, hasta por cuestiones de edad y que apoyaría a Sergio como su heredero.
Todo esto por ahora son especulaciones de los laboratorios y los consultores. No hay nada concreto. Pero si Lavagna no consigue un buen candidato en Buenos Aires, no tiene ninguna chance. Suponen que ante la contundencia de las encuestas de las próximas semanas, Pichetto, Urtubey y el propio gobernador Schiaretti se sumarían al proyecto Lavagna 2019.
El tema más polémico de Lavagna es que ya dijo que no va a hacer campaña con el tema de la corrupción. Pero aclara que no va a realizar ningún tipo de acuerdo con Cristina Fernández de Kirchner a la que enfrentó en el 2007 y en el 2013 apoyando a Massa. Dice que tanto Cristina como Macri se sienten el todo.
Lavagna, argumentó que de corrupción ya habló cuando había que hablar. Era ministro de Néstor en ese momento. La situación económica estaba mejorando desde que Duhalde había llegado a la jefatura del estado.
Néstor con astucia, mantuvo a Lavagna en su cargo y la situación social salió del infierno y todo se fue normalizando. Pero Néstor les prohibió a todos sus ministros participar en el tradicional coloquio de IDEA de Mar del Plata. Lavagna, tozudo y con personalidad nada sumisa, fue lo mismo y dijo lo que sentía.
Criticó la cartelización de la obra pública y lo que definió como el capitalismo de amigos. Ni más ni menos que lo que prueban con pelos y señales los cuadernos de Centeno y todos los empresarios y funcionarios arrepentidos. Había cartelización para generar sobre precios y coimas y había capitalismo de amigos para enriquecer a Lázaro, Cristóbal y Gerardo Ferreyra, entre otros.
A la semana, Néstor Kirchner echó del gobierno a Lavagna. No le perdonó esa traición ni ese nivel de autonomía. Y Lavagna se fue limpio, sin ninguna causa de corrupción que lo salpicara. Pero durante un tiempo, Néstor se dedicó a maltratar a su ex ministro.
“El pálido”, le decían y se burlaban de su soberbia y hasta de su honradez. Néstor nunca perdonó las actitudes autónomas, siempre eligió el verticalismo castrense y de paso, no quiso tener testigos de la montaña gigantes de dinero sucio que estaban robando.
Es decir que Lavagna en su momento tuvo un gesto claro de transparencia. Pero ahora no va a utilizar la corrupción como caballito de batalla electoral. Dice que deja libre a la justicia para que actúe.
Algunos rivales del peronismo dicen que ese es un anticipo del operativo “Indulto para todos” que dejaría en libertad a todos los ladrones de estado que saquearon al país y que le permitiría a Cristina zafar de la cárcel y no tener que devolver un peso. Y ponen como prueba que todos los peronistas unidos rechazaron la posibilidad de impulsar la extinción de dominio.
Todo esto ocurriría si Lavagna gana las elecciones, por supuesto. Los amigos de Lavagna dicen que es imposible que haya un pacto de impunidad y dicen que la garantía es que en ese Frente va a estar Margarita Stolbizer que siempre combatió la corrupción en general y la de Cristina en particular. Insisto con este tema.
Todos esto comentarios son dimes y diretes, charlas entre dirigentes, decisiones en ciernes. Algunas se concretarán y otras no. Pero vale la pena analizarlas porque parece ser una de las pocas novedades en el proceso electoral.
Lavagna es un candidato con bajo nivel de rechazo y por lo tanto es una potencial segunda vuelta le podría ganar tanto a Macri como a Cristina. Su problema es que le falta un gran recorrido todavía para ubicarse en los dos primeros lugares el 27 de octubre.
Desprecia al chavismo y a Maduro y admira al Papa Francisco. Incluso, critica a los medios que critican al Santo Padre tan afín al peronismo. Propone volver a Keynes en lo económico.
Rescata a Sarmiento (al revés que los K), a Perón obvio, a Alfonsín, Bordón, Cafiero y Duhalde entre otros. Tampoco oculta su respeto por las gestiones de María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta ni por el metrobús y la idea de las Low Cost.
Se llama Roberto Lavagna, tiene 76 años y está construyendo su candidatura a presidente. ¿Le dará el cuero?