Hace mucho tiempo que Dady Brieva no hace reír a nadie. Su fanatismo y obsecuencia por Cristina Fernández de Kirchner lo colocó en el escenario público como una marioneta triste que repite mentiras.
La última falsedad que dijo generó mucho repudio por la magnitud del ladrón al que intentó defender y por su provocación de proponer formar una Conadep para juzgar al periodismo. Ustedes escucharon el audio al principio de esta columna.
En síntesis, dice que el “periodismo no puede salir indemne de todo esto” y debe ser sometido a una Conadep porque “fueron totalmente responsables de haber esmerilado a Cristina” durante mucho tiempo” y “de haberle mentido a la opinión pública” que repite que José López “revoleó los bolsos en el convento cuando en realidad en el video se ve que los está arrastrando”.
En pocas palabras, Brieva se convirtió en una caricatura grotesca que resumió varios de los argumentos más vergonzosos que utilizan los cristinistas para justificar lo injustificable.
Lo más grave es la profanación de lo sagrado. Banalizó uno de los logros más trascendentes de la historia de los derechos humanos como fue la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas”, la Conadep creada durante el gobierno del doctor Raúl Alfonsín para denunciar y sepultar al terrorismo de estado de Jorge Videla y su banda criminal.
Como Néstor y Cristina jamás participaron durante la dictadura y bien entrada la democracia, ni de la lucha por la aparición con vida de los desaparecidos ni de la pelea por liberar a los presos políticos, este crimen de lesa indignidad se repite una y otra vez con total impunidad.
Brieva y otros personajes nefastos como el doctor Eugenio Zaffaroni pidieron la libertad de los presos políticos. Otra vez cometieron el bastardeo de algo tan delicado. Un preso político es alguien que es perseguido y encarcelado por su pensamiento e ideología.
Los presos del kirchnerismo, son perseguidos por el código penal, por haber saqueado el estado con la jefatura de Cristina y por haber lavado dinero de coimas y haberse enriquecido en forma colosal. De presos políticos, nada. A lo sumo políticos presos y ni siquiera eso, ladrones y delincuentes comunes.
En un acto que dio vergüenza ajena, Cristina llegó a decir para justificar el negocio de Fútbol para Todos “que habían secuestrado los goles”. Leopoldo Moreau, que pelea el primer puesto de los chupamedias de estado y entre los dirigentes más desprestigiados, hizo lo mismo para responderle a Miguel Angel Pichetto.
El senador, flamante candidato a vice con Mauricio Macri dijo que el peronismo bonaerense llevaba como candidato a Axel Kicillof, alguien formado en el marxismo. Ni siquiera hizo un juicio de valor.
Dio una información absolutamente cierta de la que Kicillof se siente orgulloso. Era una advertencia sobre la malversación ideológica a la que Cristina estaba sometiendo a algunos intendentes del Conurbano que al único Marx que pueden representar es a Groucho. ¿Qué le respondió Moreau? “Me hizo acordar a Videla en 1976”. Otra vez la desmesura y el atraso.
Ese sacrilegio ultrajante con momentos tan delicados de la historia lo repitieron Hebe de Bonafini y Luis D’Elía comparando a un presidente democrático (te guste o no) con Mussolini o el mismísimo Hitler. Amado Boudou, llegó al colmo de poner a los periodistas al mismo nivel que los judíos que limpiaban los campos de concentración nazis. No los perdones, Dios, si saben lo que dicen.
Esto es solo una parte de lo que representó Dady Brieva. También la negación permanente de la realidad, la mentira sistemática y tozuda y el ataque el periodismo independiente.
El blanco móvil siempre fue el periodismo que no se dejó domesticar ni por la plata ni por los latigazos, y aportó muchas informaciones rigurosas de la cleptocracia que luego, en su inmensa mayoría, se fueron corroborando en la justicia con pruebas documentales y testimonios de arrepentidos que contaron con lujo de detalles como fue el mecanismo del robo del siglo.
Fue tan burdo lo de Brieva que hasta Cristina está enojada con él. José López fue empujado al abismo por Cristina el día en que hizo pucherito por televisión, tomó un trago de agua y dijo, presuntamente emocionada, que llegó a “odiar” a José López. Fue una forma de reconocer el robo.
Nunca se supo si Cristina lo odió porque robó 9 millones de dólares o porque se dejó descubrir. Pero Cristina, de esa manera admitió el delito que Brieva no termina de digerir. Es más, el robo lo admitió el propio López que contó que esa plata era de Cristina y que un secretario de ella se la había llevado para que la escondiera.
Y, como si esto fuera poco, la justicia con todas las garantías procesales acaba de condenarlo a 6 años de cárcel. Y Brieva, se apoya en un detalle boludo que ni siquiera es cierto. Porque fue absolutamente cierto que Josesito revoleó los bolsos. Fue lo primero que hizo para atravesar los muros del monasterio.
El testigo que contó todos los detalles en el expediente, es un vecino llamado curiosamente Jesús, que vio todo eso y utilizó el verbo “revolear”, que es lo que le llamó la atención a las 3:15 de la madrugada.
Las imágenes que luego se convirtieron en un clásico del cine de terror K, fueron tomadas adentro y en ese lugar si se arrastraron esos bolsos repletos de dólares sucios y se ingresó el arma y varios relojes de alta gama y joyas diversas.
Le recuerdo además que José López no fue un marginal del poder ni un cadete. Fue la mano derecha del gerente de coimas y retornos, don Julio de Vido que también está preso.
Los negacionistas son mayoría en el kirchnerismo. Cristina no es chorra, dice Alberto. Son fotocopias, los cuadernos no aparecieron, repiten todos negándose a mirar los papeles con las declaraciones de arrepentidos que estuvieron 30 años al lado de los K.
Claudio Uberti que dice que la noche de la muerte de Néstor, vió más de 70 millones de dólares en el dormitorio del departamento de Juncal y Uruguay, el ex contador Víctor Manzanares que relató con lujo de detalles como Daniel Muñoz y el Bochi Sanfelice ocultaban valijas y bolsos con dólares y euros en la casa de María Ostoic, la madre de Néstor, es gente contando plata decían cuando observaban las pornográficas imágenes de La Rosadita que mostró Jorge Lanata y así con todo.
Podríamos hacer un libro entero sobre la negación de estado. El propio Jorge contó esta mañana que con 40 años de periodista nunca tuvo tantas pruebas en sus investigaciones como con los Kirchner y recordó cuando mostraron el video de los malandras sacando pruebas, carpetas y computadoras en changuitos de supermercado. Eso superó todos los límites. Quien quiera mirar que mire.
Para abrir el paraguas ante una probable, no segura, pero probable, derrota electoral, Mempo Giardinelli, el devaluado intelectual dijo que el apagón general de ayer era parte de ese “plan gigante para hacer fraude” en las urnas y el conteo de votos.
Algo tan disparatado como proponer que uno de los pilares de la Constitución y la República, como es el Poder Judicial sea borrado de un plumazo y transformado en un servicio que dependa del Presidente de turno. Pero lo más grave, lo que enciende una alerta roja en el tablero de la democracia es la fotografía que Máximo Kirchner se sacó haciendo la “ve” de la victoria abrazado y sonriente con Santiago Cúneo.
Y esta foto no es una casualidad. Cúneo declaradamente nazi, tristemente célebre por sus expresiones brutalmente antisemitas y de descalificación violenta a las mujeres es un socio político de Guillermo Moreno y de Hugo Moyano que fue a su último programa en Crónica TV como invitado y luego a la fiesta de lanzamiento de un espacio propio.
Juan Cabandié también estuvo presente ese día, igual que Alessandra Minnicelli, la esposa de Julio de Vido a quien Cuneo propone como candidato a diputado. Ahora es el príncipe heredero y el comandante de La Cámpora, Máximo Kirchner el que confraterniza con Cúneo.
Hasta Felipe Solá lo criticó y dijo que esa foto “es un salvavidas de plomo”. Pero la DAIA fue más contundente: “Esa foto ofende la dignidad de todas las personas de bien, es un hombre que está querellado por antisemitismo y misoginia”.
Se sienten tan impunes tanto Máximo como Cúneo que sonríen ante la cámara. Los extremos antidemocráticos siempre encuentran motivos para unirse. Y eso no es chiste. Como lo que dijo Dady Brieva.