Fue “un día negro para los intereses nacionales”, sostuvo el primer candidato a diputado nacional por la lista kirchnerista de la Ciudad de Buenos Aires, Fernando “Pino” Solanas, al calificar el acuerdo Mercosur-Unión Europea alcanzado el último viernes. Su declaración merece el valor de quien se recuerdan sus encendidos cuestionamientos al Metrobus de la 9 de Julio.
En rigor, puede haber sido “un día negro” para la oposición kirchnerista, varios de cuyos referentes salieron a cuestionar lo que representa un éxito del gobierno de Mauricio Macri.
“No hay nada que festejar”, se apresuró a expresar el candidato presidencial Alberto Fernández, poniendo en duda los “beneficios concretos” para nuestro país del acuerdo, al dar por sentado los “perjuicios para nuestra industria y el trabajo argentino” que traerá en consecuencia. Del último ministro de Economía de la anterior gestión, Axel Kicillof, podría haberse esperado una visión más amplia, pero no: “una tragedia”, sintetizó sin medias tintas. Curiosa visión para quienes fueron parte de gobiernos durante los cuales también se trabajó con la Unión Europea para alcanzar el entendimiento finalmente logrado, tras 24 años de negociaciones. Aunque tuvieron una intensidad limitada durante los años kirchneristas, pero por las reticencias europeas.
El gobierno celebró alborozado lo que definió como un “histórico acuerdo”, y por el que se sabe venía bregando desde el primer día. Creyeron estar en condiciones de anunciarlo el año pasado, pero se frustró por la presión de Francia, y finalmente ahora logró ser rubricado. Es, por donde se lo mire, una gran noticia: la integración económica con un socio mayor siempre trae beneficios para el más pequeño -sobre todo al principio-, aunque nada está enteramente garantizado. Y demandará tiempo, años. En algunos casos porque así lo establecen reglas establecidas a pedido del Mercosur. En términos industriales, por ejemplo -una de las críticas más severas de parte de la oposición-, se le dará tiempo al Mercosur para adecuarse a la potencialidad y el poderío tecnológico y financiero que tiene Europa. Como contraparte, no todos los productos agropecuarios de nuestra región, que en este caso tienen ventaja sobre los europeos, gozarán de libre acceso.
Será un largo camino, pero el acuerdo alcanzado es un hito que quedará en los libros de historia, cualquiera sea el desenlace. Así lo entendieron también Bolivia y Uruguay, cuyos gobiernos aplaudieron el acuerdo, que revitalizará un Mercosur que, recordemos, cuando asumió hace seis meses Jair Bolsonaro parecía muy poco interesado en mantener vigente.
Así como la oposición que opinó hizo una interpretación de neto tinte electoralista, no puede esperarse que el oficialismo no haga un uso en el mismo sentido con semejante noticia. Conocida justo en un ámbito que le sienta bien al gobierno, como es la reunión del G20. Todavía está fresco el recuerdo de la cumbre realizada en Buenos Aires y aquella gala en el Colón, con la emoción de Macri en medio de los aplausos de los líderes más importantes del planeta. Esa vez la imagen del Presidente experimentó un súbito repunte, luego de haber caído en picada durante buena parte del año por la corrida cambiaria. Muchos en el gobierno se ilusionan con que esta buena noticia apuntale una intención de voto que viene repuntando.
Una encuesta conocida la última semana elaborada por Synopsis pone a la fórmula Macri-Pichetto en un 36,2%, mientras que Fernández-Fernández tiene un 40,3%. La diferencia entre ambos es de 4,1 puntos, justo la medición de José Luis Espert, que finalmente fue habilitado para competir en las PASO y cuyo voto se intuye de origen macrista. En esa encuesta Lavagna tiene un 9,1% que el gobierno también considera más cercano a votos propios que al kirchnerismo. Se verá en un eventual balotaje.
El margen de ventaja de la fórmula K estaría dentro de lo “aceptable” para el gobierno, si la encuesta de Synopsis fuese el resultado final de las PASO. Porque cuatro puntos son revertibles, entiende el oficialismo, que se espanta ante la posibilidad de una diferencia mayor, como auguran otros encuestadores. Hasta siete puntos es el margen tolerable, dicen; una diferencia mayor supondría una corrida hacia el dólar el día después de las primarias. Ese espanto hacia un triunfo kirchnerista aceleraría precisamente tal resultado en octubre, advierten propios y extraños.
De ahí la intención fugaz de eliminar las PASO. La avanzada provino del presidente del radicalismo, que motorizó a sus legisladores para presentar iniciativas en ese sentido que jamás hubieran prosperado en un Congreso inactivo y donde el oficialismo está en franca minoría. La movida duró apenas un par de días y sirvió tan solo para que el gobierno hiciera un poco de demagogia, criticando el gasto que insumirá esa elección. Pero es cierto que no son pocos los que en el gobierno le temen a las PASO porque auguran que en poco más de 40 días no se sentirán aún los efectos de una mejora de la economía y que, por el contrario, un mal resultado podría precipitar las cosas hacia octubre.
A la que se le atragantó semejante idea fue a la gobernadora bonaerense, que sí necesita de las primarias. Sin posibilidad de balotaje, para ella la elección del 11 de agosto será una verdadera primera vuelta y en octubre se jugará la continuidad. Gana o pierde por un voto, y hoy por hoy corre de atrás.
Llamó la atención la mano dura con la que actuó María Eugenia Vidal en el armado de las listas bonaerenses, donde tuvo amplias facultades para actuar, tanto en la nacional, como en las provinciales. El dato saliente -e inesperado- fue el fuerte desaire a Emilio Monzó, cuyas acciones habían vuelto a cotizar alto a partir de la llegada de Pichetto al oficialismo. El empujón hacia afuera de Cambiemos del presidente de la Cámara baja es una señal contradictoria para el círculo rojo, que se ilusionaba con una apertura del gobierno en un eventual segundo mandato de Macri, pero ahora tiene dudas.
En el gobierno se desentienden de la situación, argumentando que el maltrato a Monzó se dio en las listas provinciales, de las que excluyeron a toda su gente, y eso corrió por cuenta de la gobernadora. Pero en la Rosada no podía pasar desapercibido el efecto que la medida tendría y no hubo ningún intento de compensación, cuestión de que el tercero en el orden de sucesión presidencial no quedara tan maltrecho.
¿Por qué actuó así Vidal?, se preguntan quienes advierten que en este cierre de listas ella estuvo lejos de ser Heidi. Algunos contrastan su actitud con la del jefe de Gobierno porteño, que amplió el espacio al máximo, repartiendo los primeros puestos de sus listas a aliados, y resignando muchos lugares del PRO aun para exadversarios. “Pasa que Horacio (Rodríguez Larreta) está viendo por cuánto margen puede llegar a ganar, quiere ser el primer jefe de Gobierno en imponerse en primera vuelta -explicó un allegado a la gobernadora-. María Eugenia en cambio va a la guerra”.
Porque así definen en el vidalismo esa elección a todo o nada que tendrá que enfrentar por culpa de que el gobierno nacional cometió el error histórico de no permitirle desdoblar la elección. “Y a la guerra quiere ir solo con los leales”, concluyó la fuente consultada. Porque no admite medias tintas en la elección, y si gana, quiere una Legislatura absolutamente confiable. Y si pierde, podría agregarse aunque no lo dicen las fuentes, no quiere una tropa desbandada que termine sumándose en algunos casos al nuevo oficialismo.
Que Vidal no fue la única en ensañarse con la gente de Monzó lo muestran las posiciones que les asignaron a Silvia Lospennato y Sebastián García de Luca: cuarta y noveno, respectivamente. Tranquilamente podrían haberles dado mejores ubicaciones, independientemente de que igual serán elegidos. Y en Córdoba, cuando finalmente hubo que resignar un lugar para poner a Luis Juez en un lugar expectante, sacaron a Javier Pretto, presidente del PRO… y hombre del monzoísmo.
En el armado de listas nuevamente el oficialismo no contempló qué necesita en el Congreso y privilegió en cambio atender pedidos y castigos. Por caso, en Capital Federal Pablo Tonelli, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales, quedó en el puesto séptimo. El oficialismo confía que en ese distrito conseguirá meter siete diputados, pero tendrá que ser una elección muy buena. Si no resulta, terminarán perdiendo incluso un lugar en el Consejo de la Magistratura, donde Tonelli es pieza clave para el gobierno.
Si lo dijo Pino Solanas, debe ser malo el acuerdo, ya que él, se ha cansado de presentar proyectos para sacar adelante el país y mejorar la calida de vida de los ciudadanos. el acuerdo en si no es malo, lo que debería haberse hecho es al principio de su mandato, ahora no creo que genere ningun efecto en la economía. Es simplemente, de conveniencia eleccionaria, que le puede salir mal, si no es bien informado y no se ven resultado a corto plazo.
En primer lugar, el acuerdo se pudo consumar recien ahora por una suma de causales entre las que esta precisamente un gobierno, que nos puede gustar o no, pero que tiene mayores dosis de previsibilidad, apego a la seguridad juridica, etc. y en el orden internacional, que tambien nos puede gustar o no pero es el que hay, ese accionar del gobierno actual, como su pudo comprobar en el G20 aqui, goza de muchisima mas confiabilidad que el anterior por razones obvias. Nadie en el fondo es tan idiota como para suponer que un acuerdo de estas caracteristicas, estara lleno de oportunidades y para lo cual habran que cambiar los famosos comportamientos corporativos bien argentos, entre otros, el empresariado prebendario y el sindicalismo eternizado en sus tronos poniendo, en general, palos en la rueda si no es del espacio clasico que todos conocemos, y cuyas acciones son parte de la decadencia perpetuada a traves de los años. En ese sentido, y para abordar los cambios estructurales es que se han negociado espacios temporales muy importantes para que los paises del Mercosur puedan ir gradualmente con los necesarios cambios de comportamiento, capacitacion, adopcion de innovaciones tecnologicas, etc , etc. que nos permitan competir sanamente en un mundo globalizado nos guste o no. Todo el discurso armado para la tribuna como el candidato del famoso Frente de TODES (que raro no haber usado el burdo lenguaje "inclusivo" los inventores de la berretada) o el del impresentable Pino que seguira tratando de sobrevivir en un escaño mientras haya mononeuronales que lo habiliten, es para la ocasion y la verdad objetiva, es que no tiene sustento de ninguna naturaleza. La frutilla del postre es que hasta el mismisimo Evo apoyo el acuerdo. El tema no merece mayores comentarios y el ciudadano que es minimamente informado y puede armar el rompecabezas del pasado historico sin prejuicios y el del futuro sin prejuicios y para el cual deberemos esforzarnos y salir definitivamente de los argumentos vacios de contenido, no puede tener dudas.
Son terriblemente hipócritas. Pino Solanas? Alberto Fernadez? el otro chiquitito ladron que nos metió en grandes quilombos que hay que pagar y ahora pinta que le importan los pobres junto a Magario?. La lista de los kk es interminable. El conurbano y pueblos del interior que estuveron en manos de intendentes k, están sumidos en la mierda porque el gobierno actual no da a basto con tanta desidia. Doy fe porque lo padezco. Los intendentes se la robaron. Solo bastaria indagar en su patrimonio, que en algunos casos ni se molestaron en ocultarlo.