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Drogas: conurbanos y “amor parental”

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Niños, abandono y adicciones
Niños, abandono y adicciones

“La crianza impersonal de los niños tiende a producir antisociales activos que esconden sufrimientos crónicos”. D. Winnicott, maestro en niñez y psiquiatría.

 

Nuestra tarea de escucha al sufrimiento de los otros ya de por si es una devolución de esperanza y una promesa de un porvenir. Escuchar es “sanador” para el otro que se siente reconocido en su dolor y es, a la vez, angustiante pero también representa un proceso de “sanación” para el que puede contener y alojar. Esta sucesión de hechos que se dan entre las intimidades de dos personas nos llevan a pensar y ver de otra manera lo que sucede. Ahí parece abrirse un contexto del descubrimiento de la realidadante nuestros ojos, quizás porque empezamos a ver todo de otra manera y se va formando con el sufriente una alianza para vencer el dolor o mitigarlo.

De esta manera escuché a una madre que carga un problema desde hace años. Su cara denota dolor, sus arrugas se agrietaron y su ánimo es triste. Desde hacía mucho tiempo un hijo de 18 años consumía drogas y desde cárceles hasta salas de guardia la van remitiendo al “calvario” de una existencia crítica. Sin padre de su hijo (los abandonó a los pocos meses de haber nacido) y con otro familiar directo que siendo vendedor de drogas cae asesinado por otra banda; ella va cargando todo eso en una “mochila” pesada. Decide trabajar en una casa de familia y le solicita a la dueña que le pague el mejor prepago para internar a su hijo en un centro que genere un tratamiento que implique una terapia integral ya que éste no podía dejar de consumir en un verdadero “tropel infernal” con directa entrada al cementerio.

 Ahí comprendí, otra vez, el poder del Amor que es clave en cualquier asistencia. Una madre amorosa que sobrepasando una historia traumática oferta valores y le pide a un equipo médico una ayuda jugándose así por la “salvación” de su hijo. El barrio donde viven está lleno de vendedores y es uno de los típicos asentamientos del conurbano. El joven va reaccionando y se forma un triángulo amoroso entre la madre, el joven y un equipo entrenado para trabajar en un plan integral educativo y médico de recuperación. Hoy ya está liberándose de las obsesiones que padecía por el consumo.

Un joven está en una Villa de Lanús hace unos años. Llueve mucho y el padre no lo encuentra. Se mete en el barro y le pregunta a un muchacho que estaba ahí si lo había visto y éste le indica el “bunker” en donde estaba y además le dice “ojala yo tuviera un padre que me busque”. Lo arranca de ese lugar y se inicia un proceso de rehabilitación. El Poder del Amor pudo más y la alianza con el equipo fue clave. Hoy este joven luego de un año de rehabilitación trabaja y formó una familia. Siempre me sorprendió ese testigo que anuncio el lugar donde estaba el hijo. El también necesitaba un Padre y quizás estaba ahí por esa privación esencial para un desarrollo sano.

 

Conurbanos

Pensamos en los conurbanos quizás solo por matemáticas electorales pero ahí se procesa no solo el mapa del delito y la pobreza sino también las más profundas historias de desamparo y abandono pero también de resurrección a través del amor parental. No solo concentra el 28 % de los electores de este país de los cuales el 41 % vive en la pobreza y/o la indigencia.

Pensemos solamente en la Provincia de Buenos Aires en donde 10 millones de personas habitan los 24 municipios que habitan el llamado Gran Buenos Aires en donde el 41 % vive en la pobreza y /o indigencia y esto representa un 0,5 % de territorio de todo el país. Entre 1985 y 2015 pasó de tener 622 villas a 982(59% de aumento).

Estos dos jóvenes que tomé como ejemplos clínicos son, precisamente, de ahí que es lo que podríamos llamar el “corazón profundo” de la inermidad social.

El lazo entre el conurbano de la Ciudad de Buenos Aires (Zavaleta y 1-11-14) pasando por Puente Alsina representa un verdadero “contrabando hormiga” con una distribución diaria a barriadas del Gran Buenos Aires. Lamentablemente se ha convertido en una empresa rentable como “micro-emprendimiento” familiar el hecho de la distribución de sustancias.

Desde el 2017 el Estado ingresó en 19 villas importantes; entre ellas Itati que tiene 57 hectáreas, Villa Pora en Lanús, Costa Esperanza en San Martín, Libertad en A. Brown, Puerta de Hierro en Matanza, etc.), con obras de infraestructura , destacamentos, Gendarmería , salas de medicina, registro de personas y se destruyeron 134 bunkers de drogas en 3 años.

Incluso se formó para la lucha contra las adicciones grupos de vecinos tratando de remedar a las “manzaneras” de la década del 90 tan exitosas en la tarea social.

 

Fortalecimiento de las familias y conurbanos

El tejido socio-parental está roto o en vías de deteriorarse en estos territorios. Triunfa el desamparo y la calle con su lógica destructiva. Mi tesis que comprobé en 8 años en la Provincia de Buenos Aires es que si no se estructura una política masiva con amplio impacto social y con todas las escuelas en programas de prevención y una red de detección precoz y de alerta temprana con centros de asistencia cerca del vecino la prevalencia del consumo no cesa.

Hoy sabemos por datos de Naciones Unidas que la pobreza marginalizada es un factor de des-familiarizaciòn, pero también que los jóvenes que tienen familias acrecientan sus posibilidades de salir de la pobreza ya que ahí los modelos parentales, los encuentros identificatorios, las redes de socialización y de contactos son claves para emerger de situaciones críticas.

Las políticas activas de fortalecimiento familiar son un antídoto contra la pobreza. La política del amor familiar parece ser una “vacuna” fundamental.

Una cultura adversa al consumo de drogas está faltando. Miles de escuelas en la prevención, Escuelas para Padres y Escuchas para los Jóvenes, Promoción de Liderazgos Juveniles Preventivos “barrio por barrio”, deporte integrado a la Prevención y no dejar avanzar el consumo en los jóvenes desde la educación.

El narco-menudeo está a la vista, el vecino vende drogas dice la mitad de los jóvenes encuestados por la U.C.A. a través de su Observatorio Social en estos territorios; pero el verdadero problema pasa por conformar una cultura preventiva desde el Estado mismo que no sea solo dirigida a esos barrios sino a todo el espectro global de cada provincia. Los impactos locales necesitan acciones globales en este terreno.

El fortalecimiento de la vida familiar es importante. En nuestro país nadie parece hablar de los procesos de des-familiarización creciente de los últimos años con las secuelas de hijos abandonados en la intemperie social. Fortalecimiento familiar y cultura adversa al consumo de drogas van de la mano. Esta cultura adversa con el apoyo a la vida familiar permite que la Seguridad pregonada sea más efectiva y menos corruptible.

Con respecto a la asistencia al joven y a las familias frente a la enfermedad adictiva se ha encuestado en estos estudios que solo el 7% ha concurrido a centros de asistencia. La ayuda médica está lejos e inaudible. Una eficaz tarea del Estado tiene que acercar la Palabra Preventiva a la gente para hacer efectiva una sanación.

El 60% de los jóvenes no conoce los programas de recuperación y el 50% de los consumidores reconocen tener algún familiar en las mismas condiciones de carrera adictiva. 

 

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