Luego de votar en una escuela del barrio porteño de Balvanera, Gabriela Michetti aventuraba sobre su futuro político ante los periodistas que la consultaban por el hecho de no haberse presentado con ninguna precandidatura.
Horas después, las dudas sobre el futuro político no se limitan a la vicepresidente y abarcan mucho más que a un listado de nombres. El mal desempeño de Juntos por el Cambio en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias del domingo deja abierto el interrogante sobre la continuidad o no de la alianza actualmente oficialista después del 11 de diciembre, si es que no consigue revertir el resultado de ayer en las elecciones generales del 27 de octubre.
Por lo general, la perdurabilidad de las alianzas políticas está supeditada a la suerte que hayan tenido en las elecciones. La historia argentina tiene antecedentes de sobra de coaliciones electorales que se pulverizaron luego de una derrota en los comicios. Y los integrantes de Juntos por el Cambio pueden dar fe de ello por haber sido protagonistas de varias de esas rupturas. El FREPASO, la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación, UDESO y UNEN son ejemplos de ello en apenas dos décadas.
Por eso, hoy Michetti no está sola a la hora de pensar en su destino político en 2020. Si en octubre se confirman los resultados de las primarias, Mauricio Macri, María Eugenia Vidal, Miguel Pichetto, Federico Pinedo, Marcos Peña, Emilio Monzó, Rogelio Frigerio y Patricia Bullrich serán algunos de los principales dirigentes de Juntos por el Cambio que se quedarán sin un cargo que ocupar.
En las segundas y terceras líneas ocurrirá algo similar a lo que pasó en 2015 con las decenas de dirigentes y militantes del FPV que ya se probaban los trajes de ministros, secretarios, subsecretarios y asesores varios de Daniel Scioli en la Presidencia y Aníbal Fernández en la Gobernación. Algunos pudieron instalarse en municipios del conurbano, como La Matanza y Avellaneda.
Ahora, todas las miradas apuntan a los despachos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, donde Horacio Rodríguez Larreta, a los problemas propios de tener que desempeñarse “rodeado” de Alberto Fernández y Axel Kicillof, tendrá que sumar la atención de una legión de funcionarios de la Nación y la provincia de Buenos Aires que miran los despachos porteños con especial atención.
Pero esas disputas que podrían ser consideradas de segundo orden quedan opacadas ante la preocupación principal: ¿seguirá Juntos por el Cambio tal como está en la actualidad después de 11 de diciembre? Con una representación menguada en el Congreso, sin la Gobernación de Buenos Aires y el riesgo de perder también la de Mendoza en las elecciones del 29 de septiembre y los antecedentes de rupturas ya mencionados, la pregunta no es ociosa.
Como tampoco lo es la incertidumbre sobre los movimientos internos en los partidos que integran la coalición. En especial, la Unión Cívica Radical, que puede dar cátedra sobre pases de factura internos a lo largo de su historia, con personalistas y antipersonalistas, unionistas e intransigentes, Línea Nacional y Renovación y Cambio, y hasta rupturas como la protagonizada por Arturo Frondizi y Ricardo Balbín. Después de todo, no solo son los peronistas los que están en todos lados, si se tiene en cuenta que más de un radical apoyó a Alberto Fernández o Roberto Lavagna. La Convención Nacional de la UCR en Parque Norte, más allá del resultado en favor de continuar con la alianza aún oficialista, dejó en evidencia la existencia de sectores partidarios que buscan otro camino.
Con una historia mucho más modesta, el PRO también tendrá que prepararse para un debate interno. Rodríguez Larreta se erige ahora como el principal dirigente y el único que podrá seguir en la gestión de gobierno, si es que los resultados de las PASO se ratifican en octubre. ¿Macri y Vidal aceptarán un nuevo liderazgo? O peor aún: ¿Seguirán en la actividad política?
Asimismo, el propósito de sumar a una “pata peronista” con la incorporación de un Pichetto sin cargo a partir del 10 de diciembre fue la principal frustración de los intentos de ampliar la coalición. Una legión de peronistas no kircheristas quedó a la deriva en busca de un nuevo liderazgo. Y ahora es Alberto Fernández el mejor indicado para ocupar ese lugar. Marcelo Batiz
De todos los que están. Axel tenía que ser
Futuro de Ezeiza le veo a la gavilla gobernante. Eso sí, con jueces imparciales, con sorteos legales y con todas las garantías constitucionales.-
Alberto Fernández, no desperdiciará a Pichetto y en "nombre de la unidad del PJ" seguramente lo podría llegar a incorporar. Pues hasta Cristina Fernández está en deuda con Pichetto, pues si no hubiese sido "por su doctrina" de no atender el pedido de la Justicia para sacarle fueros a Cristina F., quizás hubiese tenido que pasar algún tiempito en prisión y eso no es poco. Además si Alberto necesita cubrirse de la guerra interna que se le viene es mejor sumar aliados como lo hizo con Massa y eventualmente con Pichetto y quizás hasta Lavagna, para rearmar DESDE EL PODER la "amplia vereda del medio". No será fácil la pelea por "el botin", lo mas probable es que "negocien" que Alberto no se inmiscuya en la Pcia de Buenos Aires, ámbito que manejará Cristina y los suyos, mas cuando se sabe que el "chiquito" Kicciloff es su dependiente politico y que Máximo con sus amigos de La Cámpora se encargarán de manejar EL TERRITORIO Pcial, sobre todo el conurbano fuente de todo tipo de business y trampolin para eventualmente defenestrar a Alberto con fecha de vencimiento para 2023, salvo que se retobe junto con sus aliados.(si es que para entonces le queda alguno)