El Comité de Política Monetaria (COPOM) del Banco Central decidirá en las próximas horas un nuevo mínimo garantizado de la tasa de las letras de liquidez que regirán a partir de este viernes 1° de noviembre, que permitiría perforar el hasta ahora inexpugnable piso del 68% que hace dos semanas impide más bajas en los intereses.
La decisión del Comité integrado por el “núcleo duro” del BCRA no puede ser analizada fuera del actual contexto cambiario y monetario vigente desde la misma noche del domingo 27 de octubre, una vez conocido el resultado de las elecciones.
La restricción extrema del mercado cambiario, en el que el máximo permitido de compras mensuales a las personas humanas bajó de US$ 10.000 a US$ 200, tornó innecesarias las altas tasas de interés de las leliq, en tanto dejó de ser necesario contener la tenencia de pesos para una adquisición de moneda extranjera imposible de concretar.
Fue por esa razón que el Central completó el círculo el lunes con la publicación de la Comunicación “A” 6817, por la que se dispuso que a partir de noviembre las entidades financieras no podrán integrar sus encajes con leliq. Esa medida implica que los encajes dejarán de ser remunerados.
Las dos decisiones derivarán en una baja de las tasas de las leliq, algo que en las últimas semanas no pudo concretarse tanto por la necesidad de restingir el circulante de pesos como por el compromiso expreso del Banco Central de respetar el piso del 68% establecido hasta el último día de octubre.
Fue así que desde el 12 de septiembre, cuando se alcanzó el máximo histórico de 85,911%, la tasa experimentó un recorrido que en 22 días completó un descenso de 17,908 puntos porcentuales, hasta tocar un nivel de 68,003%.
Las tres milésimas de punto porcentual a mitad de mes representaron un límite infranqueable, al punto que desde entonces van diez jornadas consecutivas con variaciones de apenas 0,001 punto.
De la inminente decisión del COPOM dependerá si se establecerá un nuevo piso y, en tal caso, cuál será el porcentaje consensuado por sus integrantes.
Pero, como admitió el propio Guido Sandleris, estas decisiones no son gratuitas. La baja de la tasa de interés difícilmente se traduzca en un mayor acceso al crédito que favorezca una reactivación de la economía, en la medida que no será la consecuencia de una mejora de la situación financiera sino de un endurecimiento de las restricciones cambiarias. En definitiva, lo que se gana por un lado se pierde por el otro.