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Alberto Fernández tiene el poder y la estructura para gobernar sin ir hacia la izquierda

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Todo depende de él
Todo depende de él

Suele decirme un amigo peronista ducho en “roscas” políticas que en ese espacio “el que agarra la lapicera, manda”.

 

Y me lo ejemplifica con lo ocurrido con dirigentes nacionales y provinciales que cuando accedieron al cargo aplicaron “sus propias recetas” por convicción o por necesidad, pero sin escuchar a los que hasta ayer lo vivaban.

El resultado de las elecciones del 27 de octubre, confirmaron dos (2) conclusiones que desarrollé en mis notas anteriores: que lo acontecido en las PASO no se debía exclusivamente a la situación económico-social como lo dejaron trascender numerosos dirigentes y distintos medios periodísticos; y que el Congreso Nacional se iba a conformar equilibradamente hasta el año 2021 en el que se van a realizar nuevas elecciones legislativas.

En un caso, simplemente los guarismos obtenidos dieron por cierta mi apreciación.

En el otro, la llamativa desaparición de conceptos como “hambre” y “desesperación” para instalar que en la argentina pululaban millones de “famélicos” quedó al descubierto como una falacia que se convirtió en post-verdad ante las manifestaciones de políticos, sindicalistas y dirigentes sociales que postergaron sus reclamos y reivindicaciones convirtiéndolas en infundadas.

Parafraseando a Alfredo Casero, sólo querían “flan”.

Ahora bien, todo esto no quita que Argentina padezca graves problemas estructurales que si no se atacan de raíz la pobreza seguirá en aumento y el país continuará cayendo en picada.

La experiencia nos demuestra que desde el regreso de la democracia, que no es el mejor de lo sistemas políticos por lo que explicaré en una futura nota, solamente el PJ está preparado y habilitado para hacer grandes reformas (privatizar y volver a estatizar, por ejemplo) sin que nadie –propios y/o ajenos- digan absolutamente nada, ni se alcen contra el gobierno que toma esas decisiones.

El enorme gasto público obligará a Alberto Fernández a hacer modificaciones sustanciales.

El futuro presidente conoce muy bien que resulta imposible seguir sosteniendo: desmesurados presupuestos del sector político, cantidad desmedida de subsidios por planes sociales, excesiva planta de empleados públicos y un sistema previsional quebrado, simplemente porque no existe la forma de financiar semejante disparate.

Para reactivar la economía se necesitan inversiones, nacionales y extranjeras, que impulsen el círculo virtuoso del consumo productivo.

Los argentinos tienen en su poder más de 400.000 millones de dólares, lo que muestra claramente que solamente confían en esa moneda.

Las declaraciones anacrónicas de una ex -funcionaria proponiendo “desdolarizar” la economía son expresiones, como la de Grabois, que pretenden influir en las decisiones de próximo mandatario.

El apoyo de los Gobernadores, de miembros del PJ tradicional y del sindicalismo dialoguista (José Luis Lingeri, Andrés Rodriguez, etc) que se puso de manifiesto en la asunción de Juan Manzur como Gobernador de Tucumán, muestran la columna vertebral donde Fernández deberá sostenerse.

Si a esos factores de poder se le suman los votos que Cambiemos puede aportar en ambas cámaras, tendrá un importante consenso para llevar adelante una política de shock que ningún otro gobierno podría implementar.

Los consabidos contactos de Alberto Fernández con Cavallo y muchos tantos dirigentes que hicieron una profunda transformación política en los 90 (el mejor período que vivió la argentina desde 1983 a la actualidad) bien le pueden iluminar el camino a seguir y copiar lo hecho por Correa en Ecuador: dolarizar la economía haciendo de aquel la moneda de curso legal, terminar con el encaje fraccionario, finalizar con la tarea del prestamista de última instancia (BCRA) y crear una banca totalmente off-shore.

Muchos economistas (Milei, Giacomini, entre otros) aconsejan medidas parecidas (que la población elija la moneda para hacer sus transacciones) con la convicción que el dólar terminará imponiéndose entre las favoritas.

Además, no hay que pasar por alto que existe un rezago en el valor de la divisa que no siguió el porcentaje acumulativo de inflación, y siendo que el valor de la moneda es un precio más de la economía convendría ajustarlo para colocarlos entre 70 y 80 pesos y luego sí disponer una dolarización, ya que se van a necesitar menos dólares (unos 50 mil millones) para cubrir la totalidad de la masa monetaria corriente en pesos. El déficit cuasi-fiscal que se encuentra encajado en pesos se la debe intercambiar por bonos dolarizados con vencimiento a 5 años para que mantengan su poder adquisitivo.

Rigiendo el dólar como moneda de curso legal, la inflación frena su escalada y los dólares en poder de privados nacionales vuelven al mercado naturalmente expandiendo la base monetaria y hasta posibilitando créditos a plazos largos y a tasas muy accesibles.

Ello impulsaría el consumo virtuosamente, contrariamente al vicio típico del Estado interviniendo para colocar dinero en el bolsillo de la sociedad a través de una emisión descontrolada que nos colocaría al borde de una hiper de dimensiones inimaginables e impulsando protestas espontáneas que podrían derivar en una guerra civil de baja intensidad, como la que vivimos en los años 70 por otros motivos.

Las recetas distribucionistas son inviables porque hoy no existe producción genuina y ésta solamente es posible con un mayor caudal de inversiones.

El pretendido “estado de bienestar” (que ya falló en innumerables países) es una utopía inaplicable ya que es imposible seguir apelando a la suba indiscriminada de impuestos y retenciones sin asfixiar a los comerciantes y pymes y a los únicos que generan dólares genuinos en el país: el sector agrícola-ganadero.

Habrá que esperar que se den a conocer los ministros que Alberto Fernández designará en los lugares claves y que ello vaya en consonancia con generar un verdadero proceso “revolucionario” a favor de la República.

No tiene mucho por elegir, o es el cielo o el infierno.

Héctor J. Cámpora duro tan solo 49 días en el gobierno, ya que Perón lo tuvo que eyectar de la presidencia con los epítetos más fuertes que solía proferir el General cuando se enojaba por los desastres que cometían en la función gubernamental.

Si el grupo que enarbola su nombre, para identificarse, revisara la historia podrían rever su decisión si advirtiesen qué para Perón, Cámpora, era un personaje “pusilánime” que no sólo le trajo más problemas que soluciones, sino que hasta terminó expulsado del peronismo.

Alberto Fernández, muchos gobernadores y el PJ tradicional conocen de memoria esta historia. Hoy no es tiempo de ir hacia la izquierda.

Y los fracasos no se reinventan.

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Armin Vans

 
 

39 comentarios Dejá tu comentario

  1. Sigo discrepando. Las "inversiones" de los que tomaron las privatizaciones no fueron tales. El sólo valor de los inmuebles de entel privatizado a valor cero superaba cualquier inversión imaginable. Lo que se dió con las privatizaciones es similar a lo que sigue ocurriendo con los barrios cerrados: Hay un aspecto de valorización del suelo, pero es ficticia, porque se basa en apropiación de la quita forzosa del valor que venía padeciendo el dueño por atraso en el planeamiento del uso del suelo. Tanto un barrio cerrado hecho sobre terreno rural, como esas privatizaciones, en realidad fueron apropiación de un valor que estaba pisado por decisiones estatales y que fue liberado repentinamente junto con el "negociado" también por decisión estatal. Nunca le vi la parte "liberal" a todo eso. Por eso lo pudo hacer Menem como parte del "peronismo", y no se lo dejaron hacer a Alfonsín.

  2. PD. La gente "elige" comprar dólares o hacer turismo internacional con dinero de juguete. ¿Qué puede salir mal? En algún momento llega la cuenta, como en 2001. ¿O ahora vamos anegar que Menem "reperfiló" el default para 2001? ¿O te parece que si hubiera quedado algo que repartir que no fuera un default habrían perdido contra Chupete?

  3. G_, el tema estimado es que no hubo privatizaciones, solamente concesiones. Trate de asimilarlo a la venta de un fondo de comercio y no de la propiedad. Cuando se termina la concesión, todo volvería a manos del Estado. Por eso el ejemplo del barrio cerrado no es atingente. Menem utilizó herramientas liberales, pero no fue un liberalismo su gobierno, en el concepto clásico. Obviamente dejé claro en mi nota que todas esas reformas la pueden hacer solamente los gobiernos peronistas. Respecto del Gobierno de Menem insisto en que el error sustancial fue dejar vivo el peso como moneda de curso legal y obviamente las necesidades para una re re implicaban el apoyo de los gobernadores a los cuales se les giraba parte de la emisión por sobre las reglas de la convertibilidad. Menem no podía ser electo en 1999 (así que no perdió contra él) y Duhalde abogaba por salir de la convertibilidad y la sociedad, que tenía estabilidad de precios y una situación inmejorable en cuanto a pobreza e indigencia, votó a De la Rúa al cual le dieron un golpe de Estado apoyado por un discurso temerario de CFK (aprovecho para señalarlo porque ahora los escucho defender a Evo). Cavallo en su momento dolarizó la economía (se podían retirar hasta 250 dólares por semana o sea unos $15.000 actuales sin inflación) pero la sociedad manipulada por el incendiario que quería llegar al poder, no supo o no quiso esperar 90 día para que le devuelvan sus dóalres contra los encajes en préstamos que habían otorgado los bancos. El sector industrial también bregaba por una devaluación para limpiar sus pasivos. Es un debate interesante y se va acrecentando cuando le vamos agregando elementos. Gracias nuevamente.

  4. En cuanto al título de la nota, acá no se trata de las calificaciones que le hagan a los candidatos o la identidad que digan tener. El país ya está en la izquierda hace mucho y no sale de la izquierda; y ni Macri cambió nada de eso sino que apenas lo quiso maquillar un poco para atraer inversiones y no resultó. De modo que a la izquierda de donde estamos lo único que falta es una tiranía. Veamos el detalle: Tenemos un sistema educativo y un sistema de salud públicos y gratuitos, los más de izquierda de latinoamérica. Pero no solo eso, los contenidos que se enseñan en todos los niveles son de izquierda, los autores recomendados por la fuerza son de izquierda, las perspectivas de género y toda es abasura de los grupos operimidos y opresores es de izqueirda y se enseña en escuelas y colegios de gestión pública y privada. Tenemos un sistema judicial y carcelario de izquierda, un Código Penal de izquierda. Tenemos artistas e intelectuales de izquierda. Tenemos sindicatos docentes de izquierda. Y principalmente tenemos un periodismo que cree y repite que porque la oposición dice que Macri es de derecha, estamos sujetos a un modelo y a un gobierno de centro derecha. ·enemos un discurso público con una noción de realidad totalmente sesgada a la izquierda. Acá no hay siquiera un partido de centro, si hasta Biondini hace campaña con la justicia social. En realidad lo que estamos viendo acelerarse hace doce años empezó mucho antes. El fracaso en la economía no es el fracaso de ningún modelo neoliberal sino que es el fracaso de una estructura social y una cultura que hace mucho son de izqueirda y eso es lo que ha llevado cíclicamente a los déficits, al control de cambio y al control de flujo de capitales, a la inflación, a la presión impositiva a nivel de saqueo y al endeudamiento y al default. Es delirante pensar que puede haber una solución a todo esto en políticas de izquierda porque esto que tenemos ahora es el resultado de las politicas y de los discursos de izquierda. Ene stas condiciones lo único que puede resultar de un giro a la izqueirda son usurpaciones y expropiaciones masivas, reforma agraria, intervención y apropiación de todas las cajas y fuentes de producción por la oligarquía de izquierda. Eso sería un giro a la izquierda y si, el periodismo es parte del problema.

  5. G_, la parte final de su comentario explica claramente que todavía falta un trecho largo para llegar a la izquierda. Existe al menos un 41% de la sociedad y una parte que se fue con el 35% de CFK que piensa como la derecha. Tal vez el problema esté en el alto nivel de populismo que existe en la sociedad y ese grupo clientelar puede ser manipulado por el socialismo o por la derecha conservadora. Pero además las estructuras del socialismo en europa no son ni por asomo las que existen acá. Hable con un suizo y no entenderá a la izquierda de argentina o a la gran parte de la izquierda latinoamericana. Y también hay develar cuál es la extensión de termino izquierda. En EEUU para un Republicano un demócrata es de izquierda es socialista,y sin embargo para usted o al menos para mí son dos partidos de derecha. Hagamos un ejercicio imaginario: si hacemos una encuesta en nuestro país preguntándole a los ciudadanos ¿usted es de izquirda? ¿Cuánto SI imagina que obtendrá? Yo creo que le costaría llegar a un 10%. Ahora bien, es muy posible que en ese conglomerado haya muchos que pidan controles de precios, que el Estado intervenga esto y regule lo otro, etc , etc, etc. El problema está en que esos individuos no entienden que sus reclamos sean de un zurdo, sino de alguien que se siente desprotegido y pretende que el Papá Estado lo defienda. Es un debate que deja tela para cortar a la Ciencia Política. Usted recuerde que Perón empoderó a muchos y todo sabemos que no era de izquierda, Los militares desde 1976 hacia adelante hicieron populismo y no eran de izquierda. Alfonsín era un pro-guerrillero, socialdemócrata que también ganó con un discurso populista y el tarifazo y la revolución productiva de Menem eran slogans populistas y no de izquierda. Hasta le diría que Néstor era menos zurdo que CFK y mucho menos que Kici. Macri no supo, no quiso o no pudo desarmar la madeja y su gradualismo lo llevó a mantener lo mismo sin corrupción y manejando un poco mejor la institucionalidad. Se apoyó en las entidades bancarias y financieras, que es un movimiento de derecha, pero en otros aspectos acentuó los sesgos de una cultura de izquierda. Igualmente Macri es menos nocivo que CFK. Uno nunca iría por todo, la otra sí. Gracias mi estimado G_ por subir el nivel de Tribuna de Periodistas con cada uno de sus aportes.

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