Al llegar a la Casa Rosada, el presidente electo Alberto Fernández deberá hacer frente a la crisis heredada de la administración de Mauricio Macri y se verá obligado a revertir algunas de las variables negativas de manera inmediata, para tratar de poner en funcionamiento la actividad económica.
Inflación, reservas internacionales, cepo cambiario, pobreza, y la deuda son algunos de los puntos más urgentes a resolver por el equipo económico del Frente de Todos.
Será luego de que la gestión de Cambiemos no lograra avances económicos en el balance de los cuatro años -tres de los cuales fueron recesivos-, sino que por el contrario profundizó la mayoría de los resultados negativos, según estadísticas oficiales.
De acuerdo con los últimos datos dados a conocer por el INDEC, el Indice de Precios al Consumidor (IPC) creció en octubre 3,3% y acumuló en los últimos doce meses un alza del 50,5%.
Las consultoras privadas estiman que la inflación de este año se ubicará en torno al 55%, la más alta desde 1991.
Marco Lavagna, quien asumirá al frente del INDEC, había calculado que el mandato del presidente Macri iba a terminar con una suba acumulada de "más del 220 por ciento".
El plano cambiario también va a constituir un tema de imperiosa resolución dado que el mercado se encuentra planchado desde la puesta en marcha de la profundización del cepo, a fines de octubre último.
Por el momento, sólo se pueden comprar 200 dólares por persona en forma mensual para operaciones vía homebanking, mientras que para las compras en efectivo el límite es de 100.
El presidente del Banco Central, Guido Sandleris, aseguró que buscaba "preservar las reservas", luego de una fuerte caída que se acentuó tras las PASO.
Si bien la autoridad monetaria logró un fortalecimiento de los fondos atesorados por el esquema de control en los últimos meses, Macri terminará su gestión con una cifra muy por debajo del récord alcanzado en enero último, cuando llegaron a US$ 63.902 millones.
Por la deuda, las reservas habían logrado un fuerte crecimiento, pero ante el retiro de depósitos y las intervenciones en plena corrida cambiaria, en la actualidad apenas superan los 43.000 millones.
El presidente del Banco Central, Guido Sandleris, evitó en su última conferencia de prensa dar precisiones sobre el nivel neto, pero destacó que la cifra está "sustancialmente por encima del que había hace unos años".
Por efecto de la devaluación y la inflación, el poder adquisitivo de asalariados y jubilados quedó pulverizado, y ello se reflejó en el incremento de la pobreza.
El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) pronosticó que la administración de Cambiemos terminará por encima del 40%, lo cual representaría un aumento de más de diez puntos con relación a diciembre de 2015, cuando Macri asumió la Presidencia.
El INDEC, por su parte, calculó que la pobreza afectó en el primer semestre al 35,4% de la población, el dato más alto de la gestión del macrismo.
Se espera que el indicador arroje resultados más graves de cara a fin de año, dado que las últimas estadísticas no llegaron a tomar en cuenta la última devaluación de agosto.
"Por la meta que quiero que se me juzgue es si pude o no reducir la pobreza", indicó Macri, quien prometió en campaña que se iba a bajar a "cero", pero deja el mandato con un nivel cercano al 40 por ciento.
En tanto, la deuda con el Fondo Monetario Internacional deberá posicionarse como prioridad, dado que el país se encuentra en una virtual cesación de pagos.
La Argentina tomó el préstamo más grande de la historia del FMI, equivalente a US$ 56.000 millones, y en ese escenario, el presidente electo anticipó que no tiene la intención de pedirle el desembolso pendiente al organismo multilateral, sino que quiere negociar el pago de lo que ya se cobró. Belén Escobar