Los críticos más duros de todos fueron Elisa Carrió y Juan José Campanella. La diputada que renunció y en marzo se va del Congreso, dijo que “esta ley, es de puño y letra de Carlos Zannini y autoriza a la dictadura por seis meses”.
El genial cineasta y ganador del Oscar planteó con su pasión tuitera que se perpetró “el robo más grande de la década a los jubilados”. Mario Negri, el jefe del interbloque no se quedó atrás: “Dijo que le robaban a los jubilados por seis meses. Y que los K padecen el pecado de gula, no aceptan los controles”.
Néstor Pitrola parafraseó el panfleto del ministro Tristán y dijo que lo que se aprobó era “tierra arrasada para los jubilados”. Milagros de las transas, sus viejos compañeros de protesta callejera, los piqueteros del Papa y de Cristina, celebraban en la puerta.
Es cierto que este impuestazo a las clases medias les mete la mano en el bolsillo a los esforzados e innovadores productores agropecuarios, a los jubilados y a los pequeños ahorristas de los centros urbanos. Esos sectores en su mayoría votaron en contra del regreso de Cristina. Y ahora están padeciendo el primero de los muchos castigos que van a recibir.
Pero lo más grave es la demostración de que si Cristina tiene semejante apoyo de los legisladores, en la próxima ley van a tratar de ir por todo. Esta vez les dio vergüenza y tuvieron que retirar el artículo 85 que le daba casi la suma del poder público a Alberto.
“Se delegan facultades del Parlamento al presidente como si fuera un emperador” dijo el diputado Waldo Wolff. Estas votaciones demostraron un gran poder legislativo que les da una especie de cheque en blanco para que hagan lo que quieran.
La fortaleza fue construida por Cristina y su gente, con la ayuda de Sergio Massa, Roberto Lavagna, todos los gobernadores peronistas y tres diputados traidores que entraron por Cambiemos al recinto y antes de sentarse ya se habían dado vuelta como panqueques en el aire.
La movilización de un sector no muy masivo pero potencialmente inmenso, de la sociedad los obligó a sepultar el artículo más descarado que prácticamente clausuraba el poder legislativo. Lo hicieron en paz, sin tirar piedras y agredir a policías ni gendarmes.
Pero los cristinistas van a insistir, no tenga dudas. Van a tratar de ir por todo. Está en su ADN, en su ideología política y en la necesidad que tiene Alberto de garantizar el cumplimiento del pacto original con Cristina que es la libertad de todos los ladrones de estado y la impunidad absoluta para ella y su familia.
Lo que se votó es muy malo e implica más del uno y medio por ciento del producto bruto. Todo fue a pedido del Fondo Monetario Internacional para poder afrontar la monumental deuda. Pero lo que se puede votar más adelante es todavía más inquietante. Reducir el Poder Judicial a un servicio de justicia que esté al servicio de los jueces con la camiseta de Cristina, por ejemplo.
De todos modos, creo que el mejor discurso, el que fue más a fondo, fue el del diputado Waldo Wolff. Reconoció que es necesario un esfuerzo para estos momentos tan complicados y planteó que ya que congelan los haberes jubilatorios por 180 días pidió que todos los sueldos de la política también se congelen pero por todo el 2020. ¿Se entiende?
Que el ajuste también lo hagan los ministros, secretarios, legisladores, gobernadores, intendentes. Que todos ellos, también hagan un esfuerzo y que el ajuste no lo haga solo lo actividad privada. Dijo Wolff que los mismos que incitaban a que les tiraran 15 toneladas de piedras hace apenas 762 días, ahora están reclamando el poder absoluto y le quitan ingresos y certezas a los jubilados que decían defender.
Wolff le dijo al presidente que le pida a la Corte Suprema que los jueces, de una vez por todas, también paguen ganancias. Y como si esto fuera poco, agregó que habiendo tantos artículos en esta mega ley, se podría incorporar el proyecto de la extinción de dominio para que todos los ladrones de estado devuelvan lo que robaron.
Fue muy atinado la exigencia porque en forma insólita, en las últimas horas, la justicia frenó el proceso que estaba decomisando las propiedades y mansiones millonarias que Daniel Muñoz, el secretario personal de Néstor había comprado con el dinero de todos los argentinos.
Le recuerdo que la cantidad de departamentos y casas es monumental y que uno de ellos está ubicado en el Plaza Hotel de Nueva York donde solo viven magnates y celebridades del mundo del espectáculo y el deporte.
Por eso yo le agregaría a la excelente propuesta del diputado Wolff la posibilidad de agregar a este paquete la ley de Ficha Limpia para que los condenados por corrupción no puedan ser candidatos. Si el gobierno pide esfuerzo y sacrificios, también debe dar el ejemplo. Debe dar señales de austeridad republicana y de ética pública. Hay muchos proyectos de ley presentados que van en ese sentido.
La política tiene deudas de todo tipo con los ciudadanos. Uno tiene que ver con la credibilidad y la honestidad que en muchos casos fueron vaciadas. Una manera de cerrar la grieta que existe entre el ciudadano de a pié y los funcionarios tiene que ver con demostrar más transparencia, manos limpias, uñas cortas y una fuerte decisión de castigar a los corruptos.
Muy por el contrario, Alberto Fernández cedió rápidamente a las exigencias de su jefa Cristina y colocó en puestos claves para construir impunidad a Carlos Zannini y Felix Crous y ahora se vienen Daniel Rafecas como jefe de todos los fiscales y Cristina Camaño como jefa de todos los espías.
Vuelven los mismos y vuelven peores. No hay renovación de nombres ni de metodología. Todos reivindican a libro cerrado todo lo que hizo Cristina y están dispuestos a hacer cualquier cosa para limpiar los prontuarios aún de los delincuentes más groseros y evidentes como Ricardo Jaime y Amado Boudou o el fallecido Daniel Muñoz.
Nunca es buena la mayor concentración de poder en pocas manos. Nunca es buena la designación de funcionarios que hay están procesados por corrupción. Nunca es buena la prepotencia del número y de llevarse todo por delante.
Nunca es buena la trampa y el ocultamiento. Hoy fue escandaloso lo que hicieron para disimular que el congelamiento a los jubilados no era para los funcionarios del poder político. Ni ministros ni ex presidentes, ni jueces van a ver congelados sus sueldos. Es insólito. Se trata de jubilaciones de privilegio cuyo promedio es de 210 mil pesos. ¿Se entiende?
No solamente perjudican a los jubilados comunes, también benefician al poder político. No tuvieron vergüenza. Y por eso no llamaron a las cosas por su nombre. Y por eso citaron leyes y números en el texto pero no dijeron con todas las letras que los ministros, por ejemplo, van a seguir cobrando la jubilación como siempre.
Encima no está claro, están investigando si esas excepciones entraron por la ventana de madrugada y las colocaron en el texto a último momento y sin avisar a nadie. Si se comprueba sería uno de los mayores escándalos legislativos en mucho tiempo y los autores intelectuales y materiales deberían pagar con su renuncia.
En el 2002 los Kirchner pidieron la emergencia y la delegación de facultades y era lo correcto por la hecatombe económica, política y social de la Argentina. Pero esa emergencia la mantuvieron durante 16 años pese a que hubo años de crecimiento a tasas chinas.
No lo necesitaban para gobernar. Solo para sojuzgar que es algo bien distinto. El gobierno de Macri, dejó caer esa situación arbitraria y excepcional y ahora, el kirchnerismo renacido vuelve a colocar esa anomalía institucional.
Siempre es buena la honradez, la inteligencia y el diálogo y la reconstrucción de una política que deje afuera a los corruptos, los mafiosos y los golpistas. ¿Podrá hacerlo, Alberto? ¿Querrá hacerlo, Alberto? Y en ese caso, ¿Cristina se lo va a permitir? Preguntas como estiletes que van a fondo. Preguntas que todos nos hacemos y que todavía no tienen respuestas.