La Economía que se estudia en las universidades está asentada sobre tres "falsas verdades", o de forma más suave, tres “verdades a medias”. Sus modelos suponen seres humanos egoístas, con voluntad ilimitada y con racionalidad ilimitada. Ninguna de dichos tres parámetros son reales, estando bastante alejados del hombre real de carne y hueso.
Las bases iniciales del egoísmo en la economía vienen principalmente de las ideas utilitaristas de J.S.Mill, si bien el mismo autor reconoce en sus escritos que existe una parte de la conducta humana donde la obtención de riqueza no es el principal objetivo.
La cuestión es que, si bien el egoísmo ha sido clave para el capitalismo, la propiedad privada y la productividad, el ser humano tiene un importante sentido del altruismo, la empatía, la confianza y la cooperación, que hace que los modernos enfoques del Nuevo Capitalismo del Siglo XXI los contemplen, el llamado capitalismo colaborativo.
Ser altruista, empático y colaborativo, es lo contrario a ser egoísta. La Neurociencia Social muestra hoy que el altruismo es abundante en el comportamiento humano, estando asociado con patrones específicos de actividad cerebral. Hoy, con los avances de las neuroimágenes, se miden en tiempo real las áreas cerebrales vinculadas a conductas altruistas y empáticas, tanto en regiones límbicas/emocionales, como en regiones corticales.
Empatía y Capitalismo Colaborativo
Hoy la Neurobiología otorga un respaldo rotundo a la importancia de la empatía en el desarrollo humano, sobre todo a partir del descubrimiento de las llamadas neuronas espejo, que se activan en el proceso de observación atenta de otros seres, con la particularidad de que lo hacen en la misma cantidad y región cerebral que las que se activan en el sujeto observado, y permiten a los humanos y a otras especies de animales captar la mente de otros como si la conducta y los pensamientos de esos otros fuesen suyos. Pero esta identificación, y ésto es lo notable, no se produce mediante el razonamiento intelectual, sino por medio de la simulación directa, es decir sintiendo, no pensando. O sea que eso significaría que estamos cableados para sentir empatía, es parte de nuestra naturaleza y es la base material que nos permite ser seres sociales. ¿Habrá algún olvido en la economía tradicional sobre los links entre empatía, capitalismo y negocios? Muy Probablemente.
No estamos diciendo que la Economía no deba postular el uso racional de los recursos escasos ante necesidades infinitas, persiguiendo la productividad y evitando el derroche y malgaste de los gobiernos populistas, pero lo que sin dudas se debe revisar son los postulados sobre la naturaleza de las transacciones en los mercados, y de las relaciones entre oferentes y demandantes, y entre empresarios y trabajadores. Ya la moderna obra de Nash sobre juegos cooperativos y no cooperativos es un gran avance en teoría económica, haciendo hincapié en el beneficio económico de colaborar.
Tampoco estamos diciendo que el capitalismo sea malo (al contrario), y que con estas nociones y vínculos entre economía y empatía haya sustento intelectual para un renacimiento del comunismo/colectivismo económico, en absoluto lo hay. Sin embargo, lo que se necesita es aggiornar el capitalismo, actualizando el mainstream teórico, a los fines de modelizar cuestiones más cercanas a la realidad de los mercados, y no ficciones inalcanzables, sustentadas en postulados sobre seres humanos que no existen.
Aprovechando la actual Tercera Revolución Industrial, que las nuevas tecnologías vienen provocando desde hace aproximadamente 20-25 años, se estaría configurando un nuevo modelo económico: “el capitalismo distributivo/empático”, distributivo en el sentido de colaborativo-empresarial, y no en el sentido colectivista de distribución igualitaria de la renta.
Aunque de manera aún minoritaria, cada vez son más los proyectos empresariales basados en compartir la información útil, base fundamental para un trabajo en equipo cada vez más extenso y participativo. El ejemplo del sistema operativo Linux ha inspirado a empresas de variados sectores a publicar sus propios descubrimientos a través de licencias abiertas. Adicionalmente, empresas como Cisco, Procter&Gamble, Boeing, etc. han decidido abrir, a empresas conexas, sus conocimientos relevantes y “producir en equipo” (peering).
El potencial de colaboración humana, conectado a través de la “informática distributiva”, podría llevar a la economía a nuevos territorios donde lo normal sea la honestidad, la interconexión, la participación, y la actuación global. La idea clásica de que la ganancia ajena se produce a expensas de las pérdidas propias se ve sustituida por la idea de que una mejora en el bienestar de los demás amplifica el bienestar propio.
En síntesis, la economía no solo necesita el lado egoísta de la mano invisible de A.Smith, sino también el lado empático, a partir del cual se está empezando a gestar el nuevo capitalismo del siglo xxi, el capitalismo empático-colaborativo.