Alguien dijo alguna vez: "Para poder ser dirigente peronista, solo hay que decir que se es peronista. Cualquier cosa que se diga o haga da lo mismo, pero hay que decir soy peronista". Y es verdad. Pero claro, todo eso se justifica con una de las frases peronistas más incoherentes "El paraguas del peronismo es muy amplio, y cobija a todos".
¿Alguien puede negar que Carlos Menem intentó ser liberal? ¿Alguien puede negar que absolutamente todos los que hoy se autodenominan como "peronistas, kirchneristas/progresistas" no fueron menemistas?
Perón decía: "La única verdad, es la realidad", y la realidad dice que el peronismo siempre, desde sus comienzos, fue, es y seguirá siendo una mentira.
Para no ir tan lejos en la historia del peronismo y sus mentiras, analicemos a los que hoy nos gobiernan.
Néstor Kirchner mintió desde sus inicios como intendente de Río Gallegos, cuando decía que solo tenía un terrenito que había comprado con un crédito bancario.
Después vinieron muchísimas más mentiras, tan ridículas como increíbles, como las inversiones chinas o el tren bala, y otras que formaron parte del relato, como por ejemplo: “Pusimos en marcha un modelo de industrialización con exportaciones récord”, “Somos el gobierno del crecimiento récord en la historia”, “Tenemos superávit comercial y superávit fiscal”, “Vamos por el 50% del ingreso nacional para los trabajadores y la mejora continua del salario”, y tantísimas más, pero hay algunas que si bien son de gobiernos anteriores, las volvieron a convertir en actuales, como por ejemplo: “No seguiremos el camino del ajuste de tarifas”, “A los fondos buitres no les vamos a pagar un centavo”, “Hemos resuelto el problema de la deuda externa”.
Hoy, le toca ser el "Presidente de la mentira" a Alberto Fernández, quien en campaña aseguró, entre otras cosas, que iba a poner a la Argentina de pie, iba a llenar las heladeras, no iba a haber ajuste, no iba a haber devaluación, que iba a volver el asado y más, mucho más, pero lo peor de lo peor fue que dijo que iba a aumentar los salarios, especialmente los de los jubilados y docentes.
Fernández es un personaje siniestro, que forjó su carrera como funcionario de manera acomodaticia y especuladora, saltando, como buen peronista, de un lugar al otro según su conveniencia.
Es, sin dudas, el Presidente de la mentira. Basta con ver las decenas de videos que circulan por las redes en los que describe al kirchnerismo en general, y a Cristina en particular, como lo peor de lo peor que les pudo pasar a los argentinos.
Para finalizar, citemos una vieja gran mentira kirchnerista, que como buenos conservadores que son la han vuelto a implementar: “Los que cuestionan las cifras del INDEC son los especuladores financieros”.
El INDEC fue, sin lugar a dudas, la peor y más burda mentira del kirchnerismo. Hoy, el instituto comandado por Marco Lavagna nos dice que la inflación de enero, según ellos, fue de 2,3 por ciento.
El kirchnerismo, durante 12 años nos pretendió tomar, por lo menos a la mitad de los argentinos, por idiotas. Se ve que a pesar de todo, con tantas mentiras tan mal no les fue, ya que no solo volvieron al poder, sino que además volvieron con las mismas estúpidas mentiras.