El avance del nuevo coronavirus Covid-19 supone un desafío mayúsculo para el gobierno de Alberto Fernández, apenas cinco meses después de que el Frente de Todos ganara las elecciones presidenciales y en momentos de una profunda recesión económica en el país.
Mientras la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner se recluía en Cuba con su hija Florencia, el jefe de Estado junto a su equipo de colaboradores más cercanos se mostró decidido a tomar el toro por las astas y dispuso medidas excepcionales para lidiar con una situación extraordinaria.
A causa de la pandemia, el Gobierno optó por modificar rápidamente la nómina de prioridades que se había establecido para el comienzo de su gestión y se enfocó casi exclusivamente en la emergencia sanitaria por la que transita el país y, en especial, en tratar de preservar la salud de la población.
Por este motivo, se espera que la Casa Rosada extienda el período de cuarentena obligatoria que, en principio, finaliza el próximo 31 de marzo: "Parecería lógico, sería muy lógico", consideró al respecto el ministro de Salud, Ginés González García.
La negociación por la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los demás acreedores extranjeros quedó relegada a un segundo plano, a pesar de que la Casa Rosada considera fundamental llegar a un acuerdo como punto de partida para una eventual reactivación de la matriz productiva doméstica.
En este sentido, Fernández claramente ha priorizado la salud por sobre la economía, a diferencia de otras naciones incluso de la región, como Brasil, sin ir más lejos, en donde su presidente, Jair Bolsonaro, impulsa una campaña en contra de la cuarentena y mantiene un encarnizado enfrentamiento con gobernadores de estados que promueven el aislamiento social para evitar una propagación masiva del coronavirus.
En la Argentina, en cambio, el avance de la pandemia ha generado una suerte de unidad transitoria, de "matrimonio por conveniencia" de la clase política nacional, que en medio de esta compleja realidad mostró síntomas de madurez, al anudar fuerzas para combatir al enemigo invisible que aqueja al país.
Las rencillas en torno de la "grieta" han quedado en pausa, en momentos que crece la incertidumbre con vistas al futuro inmediato del sistema de salud doméstico y la población en su conjunto cruza los dedos por estas horas esperando que la cuarentena obligatoria que dispuso el Gobierno rinda frutos.
A propósito, la pandemia, así como desafía al Gobierno y lo obliga a ir construyendo un "Arca de Noé" con la tormenta ya desatada, en medio de un escenario global completamente novedoso, también interpela a la sociedad argentina, tan solidaria, pero de igual modo caprichosa por momentos.
Para contener la propagación de la enfermedad es fundamental que la ciudadanía cumpla con las medidas de prevención que ordenó la Casa Rosada e incluso Fernández ha tildado de "idiotas" a quienes protagonizaron los casos de incumplimiento de la cuarentena más insólitos e irresponsables.
La opinión de Kicillof
Es posible que sus comentarios en tal sentido puedan sonar desatinados. Lo cierto es que mediciones sobre imagen y ponderación de gestión muestran lo robustecido al jefe de Estado en medio de esta emergencia, mientras aumenta también la cantidad de detenidos por violar el aislamiento obligatorio.
Hasta este viernes por la noche, se registraron más de 8.300 detenciones en todo el territorio nacional, en tanto casi 320 mil personas fueron demoradas y más de 1.000 vehículos, secuestrados en operativos de control para que la cuarentena se cumpla.
En este sentido, causaron ruido esta semana unas declaraciones que formuló el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, en Pilar, donde planteó diferencias con la forma de proceder que dispuso la Casa Rosada, aunque luego fuentes palaciegas de La Plata procuraron bajarle el volumen al asunto.
"No se va a resolver esto persiguiendo a los que no cumplen sino concientizando a los que sí cumplen para que sean cada día más; nos parece que ésa es la solución", expresó Kicillof, en momentos en los que existe la firme posibilidad de que Balcarce 50 disponga un endurecimiento de las medidas de prevención.
Claro que toda crisis supone enfrentar disyuntivas permanentes a la hora de decidir qué rumbo tomar y en este marco, el Gobierno sabe que extender el período de cuarentena puede resultar crucial para enfrentar la pandemia, pero al mismo tiempo significar un golpe letal para diversos actores económicos en crisis.
Se trata de sectores medios que hasta el momento no se han visto alcanzados por las medidas que lanzó el Gobierno a modo de salvavidas financiero y tributario, y que advierten que en solo cuestión de días podría cortarse la cadena de pagos.
Es decir, existe el riesgo de que dejen abonar salarios a causa de la parálisis de la actividad. Por ejemplo, los gastronómicos que mantienen las persianas de sus locales cerradas desde el pasado viernes 20 de marzo.
Sobre llovido, mojado: largamente el contexto para ellos y para tantos otros sectores vinculados con el comercio, los servicios y la matriz productiva nacional ya venía siendo desfavorable, y la pandemia de Covid-19, que se cobró más de 30.000 vidas en el mundo entero -según datos de este sábado-, se apresta a profundizar todavía más la recesión en la Argentina.
En los últimos días se conocieron datos oficiales de 2019 sobre la actividad económica doméstica: cayó 2,2 por ciento durante el último año del gobierno de Mauricio Macri y sumó en diciembre pasado ¡21 meses de retroceso!
Finalmente, para González García, "no hay ninguna razón" para suspender la cuarentena, aunque planteó que "las razones siempre son económicas, del funcionamiento de la economía".
"Después tenemos que luchar por recuperar a la Argentina en términos económicos", enfatizó el ministro. Emiliano Rodríguez