El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, confirmó que Cuba ofreció médicos para prestar servicios y colaborar con la contención del coronavirus en la Argentina.
Sin embargo, en las "Misiones Médicas" cubanas, con más de 30.000 médicos cubanos activos actualmente en 67 países, muchos en América Latina, África y también en naciones europeas como Portugal e Italia, las autoridades de Cuba tienen reglas estrictas para intentar evitar que los ciudadanos deserten una vez en el extranjero, lo que esconde las verdaderas intenciones de esta supuesta solidaridad del gobierno de la isla, que se traduce en -ni más ni menos- esclavitud y tráfico de personas, además de propaganda política e ingresos de divisas.
Tribuna de Periodistas entrevistó a uno de esos médicos, que estuvo en Misión Médica en Venezuela durante 8 años, para luego emigrar a nuestro país.
Por razones de seguridad, el entrevistado no quiso dar a conocer su nombre por temor a que el régimen cubano tome represalias con su familia que aún se encuentra en la isla.
-¿Cómo definiría usted a las "Misiones Médicas Cubanas"?
-Las misiones médicas han sido, y lo siguen siendo, un negocio del gobierno cubano para obtener dos beneficios; prestigio y apoyo político internacional por un lado y para la obtención de divisas, por otro. Además de generar propaganda política, por supuesto.
-¿Cuáles son los requisitos que debe tener un médico cubano para formar parte de una de estas misiones?
-En primer lugar, un currículum intachable. Para ser escogido tiene que tener cierto trabajo que califique como para poder salir del país, tanto en el área de salud en la que se desempeña como en la disciplina y, por supuesto, el consentimiento del colectivo; no solo del colectivo médico, también de la comunidad, porque el Ministerio del Interior hace una investigación exhaustiva de sus características personales y su comportamiento en la comunidad. Cualquier detalle, por más chico que sea, que pueda afectarlo negativamente puede no calificarlo para la salida del país.
-¿Qué hace que la inmensa mayoría de los profesionales de la salud quieran conformar estas misiones médicas?
-Es fácil... calcule que una misión de dos años en cualquier país equivale como mínimo a 20 años de trabajo en Cuba en cuanto a ingresos económicos. Esto hace que entre médicos se genere una competencia fenomenal.
-¿Cuál es el salario, aproximado, de un médico en una de estas misiones?
-El sistema funciona de la siguiente manera. El gobierno de Cuba firma un convenio con el país receptor. Luego, ese país le paga al al gobierno cubano una cifra determinada en dólares, por supuesto, y al médico se le paga en la moneda local un pequeño porcentaje de esa cifra. Yo le puedo hablar de la misión en la que participé, que fue en Venezuela, donde sé que se pagaban un promedio de 8.000 dólares mensuales al estado cubano por cada uno de nosotros.
En mi caso, cobraba 400.000 bolívares al mes, que en esa época eran unos 200 dólares. Pero además, mi familia en Cuba recibía a través de una targeta magnética el equivalente a unos 100 dólares mensuales. Ganar esa cifra en la isla es imposible.
-Los médicos de la misión, ¿estaban controlados de alguna manera o podían disponer de que hacer y dónde ir en su tiempo libre?
-En cada misión, junto con el personal médico viajan otras personas... una especie de "personal jurídico", que atienden las cuestiones legales, y a su vez existe un reglamento con el objetivo de, supuestamente, cuidarnos y garantizar el trabajo, pero la realidad es que nos vigilaban por temor a que desertemos. Por ejemplo, nuestros teléfonos estaban intervenidos, y recibíamos llamadas constantes; tampoco se puede estar fuera del área de donde uno trabaja fuera del horario de trabajo. Incluso, a todo el personal se le retira el pasaporte.
-¿En qué consiste el control del trabajo del personal?
-Ese es uno de los puntos más diabólicos del plan... consiste en confeccionar planillas en las que se vuelcan la cantidad de pacientes atendidos, los diagnósticos, el tipo de enfermedades que se atienden, etcétera. Eso en la teoría, pero en la realidad lo que debíamos hacer era, lisa y llanamente, alterar las estadísticas, algo que todos debemos aprender, ya que antes fuimos entrenados por nuestros directivos.
-¿Por qué los obligaban a hacer eso?
-Es muy fácil... debíamos cumplir ciertas metas y lograr obtener un resultado. Todo esto sentado sobre la noble causa de resolver los problemas de salud, ¿y quién va a negar que, por ejemplo, en esa misión se le devolvió la visión a cierta cantidad de pacientes con operaciones oftalmológicas?
Todo eso luego se traduce en propaganda, prestigio, y por supuesto es la mejor manera de justificar el cobro de cada misión.
-¿Cómo llega usted a la Argentina?
-Honestamente, en un principio quise quedarme en Venezuela, pero no pude, nunca me dieron un documento, entonces opté por venir a Argentina, hace ya 10 años.
Por suerte, pude tramitar el pasaporte en la embajada de Cuba en Venezuela y poder emigrar para acá. Obviamente para el gobierno cubano soy emigrante ilegal, que según el código penal cubano tiene una sanción de dos años de privación de la libertad.
-Se supo, oficialmente, que el gobierno cubano ofreció una Misión Médica a nuestro país para colaborar con esta tragedia que vive el mundo por el coronavirus. ¿Cree usted que esto sería beneficioso?
-El problema no son los médicos que puedan venir a realizar una labor médica; el problema es que con esos médicos vendrán asesores, políticos, servicios de inteligencia para infiltrar políticas castristas... y ya vimos los resultados cuando eso ocurre. Ocurrió en Brasil durante el gobierno de Dilma Rousseff con el programa "Mais Médicos", ocurrió lo mismo con el gobierno de Evo Morales, y el ejemplo más claro y contundente es el de Venezuela.
Pero además, Argentina no necesita de esos médicos. De hecho, no fue ni el gobierno nacional ni el de la Provincia de Buenos Aires quien lo haya solicitado, sino que fue un ofrecimiento del gobierno de Cuba. Créame que es un experimento muy peligroso... y da mucho miedo pensar en que en este país se pueda implementar un régimen como el de Venezuela.