Cada persona tiene necesidades específicas y los tratamientos deben ser individualizados. En ese afán, hay alternativas que venden más ilusiones que resultados. Incluso pueden poner en riesgo la salud de las personas.
El doctor Rubén Mühlberger se presentaba como especialista en medicina ortomolecular y fue detenido después de una inspección del Ministerio de Salud de la Nación. Las autoridades detectaron que no contaba con la habilitación necesaria para trabajar.
"Dentro de la medicina, está lo convencional, lo que tiene avales y el apoyo de las sociedades médicas que usan fármacos aprobados, si lo precisa", señala el doctor Mario Fuks (M.N. 69.704), experto en medicina estética y dermatólogo. "Hay que ser estricto y manejarse dentro de lo científico, con tratamientos reales y precisos", insiste.
Las terapias denominadas “alternativas” tienen cada vez más adeptos que buscan una opción distinta a la medicina occidental tradicional. Aunque algunas pueden ser útiles para aliviar algunos síntomas leves, hay que tener en cuenta que no demostraron ser eficaces ni para rejuvenecer ni, mucho menos, tratar el COVID-19. Para la estética, los más difundidos además del ortomolecular, son los tratamientos celulares y los autólogos, que usan plasma rico en plaquetas y células madre.
Todos los tratamientos, incluso los convencionales, pueden tener riesgos. Sin embargo, cuando se trata de terapias sin ninguna prueba científica de su eficacia, como en el caso de las terapias complementarias o alternativas, el peligro aumenta de manera exponencial.
"Las medicinas que se ofrecen y que no tienen ningún tipo de control pueden traer consecuencias. Lo mejor sería que fueran inocuas, que sean placebos, pero al ofrecer cápsulas, por ejemplo, no se sabe qué es lo que proponen a ciencia cierta", manifiesta Fuks.
Qué dice la OMS
La Organización Mundial de la Salud (OMS) apoya el uso de las medicinas tradicionales y alternativas cuando éstas demostraron su utilidad para el paciente y representan un riesgo mínimo. "Pero a medida que aumenta el número de personas que utiliza esas medicinas, los gobiernos deben contar con instrumentos para garantizar que todos los interesados dispongan de la mejor información sobre sus beneficios y riesgos", concluye la entidad en un comunicado.
Fuente: TN.com.ar