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La solidaridad, una efectiva respuesta ante el riesgo de estallidos en las villas

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El Estado ayuda, pero no alcanza
El Estado ayuda, pero no alcanza

La palabra solidaridad parece tener un halo romántico que remite al campo de las buenas intenciones, algo así como una acción complementaria ante una sociedad que no siempre contempla, en los hechos, la dimensión comunitaria, particularmente la situación de los menos favorecidos.

 

Pero en el actual contexto de la incipiente propagación del coronavirus en las villas de la región metropolitana y los rigores de la cuarentena está jugando un papel clave para paliar el hambre y contener eventuales desbordes sociales.

El "Estado presente" que proclama el Gobierno apenas puede atender una parte de la demanda, sea porque esta es enorme, sea por su acotada eficiencia. Muchas organizaciones, mucha gente mejor ubicada en la pirámide social, se percató de entrada que las iglesias, las ONGs, las asociaciones empresariales y sindicales, los movimientos sociales y, en fin, las empresas particulares, debían asumir un papel relevante porque la situación era -y lo es cada vez más- realmente muy delicada.

Una de las primeras voces que se escuchó con fuerza y que tocó conciencias fue la del sacerdote jesuita Rodrigo Zarazaga, quien ya en marzo les dijo, palabras más, palabras menos, a empresarios de primerísima línea que si no se encaraba una acción solidaria enérgica en las villas el hambre podría llevar a comportamientos desesperados. Así surgió Seamos Uno, una campaña para armar y distribuir un millón de cajas con alimentos y productos de limpieza en los asentamientos.

A más dos meses de iniciada la campaña ya se distribuyeron 300 mil cajas en barrios populares de la zona metropolitana. Cajas que se armaron con el aporte de empresas y donaciones de particulares a través de Internet y la asistencia en el acopio y distribución de firmas de primera línea dedicadas a logística. Y que llegaron sin ningún tipo de discriminación a los beneficiarios a través de integrantes de organizaciones solidarias reconocidas, con trabajo en el territorio.

Pero la campaña Seamos Uno, si bien de envergadura, es una de las incontables acciones solidarias, muchas veces surgidas del aporte espontáneo de gente que decide en sus casas cocinar y llevarla al comedor comunitario de su barrio. No se trata, por cierto, de casos aislados, puntuales, sino extendidos, particularmente en el Gran Buenos Aires. Acaso el partido de San Isidro constituya una óptima muestra de esas solidaridad que surge en los hogares.

No debe pasarse por alto el papel de muchos de los propios vecinos de las villas que cocinan o distribuyen las viandas. Hay que destacar, incluso, la disposición a compartir la comida para que nadie quede excluido. La hermana Cecilia Lee, que trabaja en el barrio Itatí, una de las villas más grandes de América Latina, lindante con la hoy cercada Villa Azul, afirma que la multiplicación de los peces y los panes que narran los evangelios se replica allí.

No solo eso. Hay vecinos que guían a los agentes sanitarios del plan Detectar por los angostos pasillos para que lleguen a todos los recovecos de la villa y puedan testear a la mayor cantidad posible de habitantes. De hecho, el haber agrandado el universo permitió en Itatí establecer 20 casos positivos más a los siete anteriores y, por consiguiente, proceder al aislamiento y atención de los enfermos, y evitar en lo posible más contagios.

Muchos curas villeros, aunque no niegan el aporte de las municipalidades, no ignoran que los bolsones que reparte el Estado no llegan a todos los que deberían llegar; que los subsidios de emergencia, tampoco; que si bien se avanzó en la respuesta, la provisión de agua en las villas no es completa. Y, en fin, que el cercar villas es una decisión muy controvertida. Pero creen que no es momento para criticar, sino para poner el hombro.

Eso sí, hay una coincidencia generalizada entre los líderes religiosos en que la enorme corriente solidaria está conteniendo eventuales desbordes sociales. Además, afirman que los habitantes de las villas tienen tanto temor al contagio como el resto de los ciudadanos. Además, no quieren los desmanes. Pero no pueden asegurar que la paz social se sostenga con la prolongación de la cuarentena.

Por eso, más que nunca los que, mucho o poco, algo tienen no deben bajar los brazos.

 

4 comentarios Dejá tu comentario

  1. La Sociedad no solo ha contemplado la situación social ,sino que hace años viene denunciando y no hace diferencia de villas, son los pobres de la Provincia de Buenos Aires donde se ve MUCHO HAMBRE Y PÉSIMAS CONDICIONES . El Estado no está presente y solamente los usa cuando deben colocarle un voto. Y en eso mucha culpa tiene la Iglesia., que no se enfrenta por ejemplo a los caciques que gobiernan a esta gente. Ahora el sacerdote jesuita Rodrigo Zarazaga no comprende que si siguen oprimiendo a los privados, a los empresarios nunca más van a recibir de parte de ellos una NADA, o es que aún no lo vieron. Francisco debe estar muy feliz, porque permanentemente está conectado con la conviviente , tan en así que la mandó a las Catarátas a lucir sus modelitos en plena Cuarentena. Que la gente ponga el hombro para que no se produzcan desbordes sociales?????? No me diga que vamos a resolverle los problemas a los que no saben gobernar y tomar decisiones.No le parece muy simple y fácil su propuesta.

  2. Resulta que AHORA las Villas dejaron de llamarse tal para ser nombradas como "BARRIOS POPULARES". Eso demuestra CINISMO o CULPA DE CONCIENCIAS SOCIALES SUCIAS, pues una VILLA MISERIA sigue siendo VILLA MISERIA, El barrio es otra dimensión de habitabilidad minima. Puede ser un barrio pobre, pero con acceso minimo de supervivencia como agua potable corriente, instalaciones sanitarias, luz, asfalto, pero la VILLA DEBE SER VILLA y para calmar la conciencia de los que no quieren aceptar ESA REALIDAD, pues....¡QUE LA TRANSFORMEN Y LA CONVIERTAN EN BARRIO! Vivir en la miseria es VIVIR MISERABLEMENTE por mas que se diga : "personas que viven sin acceso a bienes de sustención u acceso a los bienes de confort medio". Con el verso de no estigmatizar, se disfraza la VERDAD con denominaciones que no condicen con el sentimiento real de los habitantes. No hay que tener verguenza de lo que la POLITIQUERIA DE ESTOS ULTIMOS 40 AÑOS HA HECHO CRECER EXITOSAMENTE EN TODO EL PAIS, desde el norte hasta el sur extremo HAY VILLAS. Se dice que para CAMBIAR ALGO, hay que ACEPTAR LO QUE ESTA MAL y CONVENCERSE DEL CAMBIO PROFUNDO y no para que todo siga igual. Ese es del desafío hacia el futuro el de SACAR DE LA MISERIA A LOS MISERABLES QUE VIVEN EN VILLAS, para ello hay que RECONOCERLOS COMO SERES HUMANOS y generar acciones transformadores que NO SON LAS CLIENTELISTAS POLITIQUERAS, preicamente. ¿Acaso no fueron los del actual gobierno, precisamente los de La Cámpora, los que promovieron para los 7 de Octubre EL DIA DE LA IDENTIDAD VILLERA? https://www.lacampora.org/2016/10/07/7-de-octubre-dia-nacional-de-la-identidad-villera/

  3. MUY LOABLE LO QUE DICE EL ARTICULISTA (CONOCIDO POR SU ESTRECHA AMISTAD CON EL PAPA FRANCISCO),PERO COMO BIEN DICE CLAUDIA, A LA VEZ DE PALIAR LA SITUACIÓN ACTUAL EN LAS "VILLAS MISERIA"( QUE ESE SU VERDADERO NOMBRE), SE DEBEN BUSCAR SOLUCIONES DE FONDO AL PROBLEMA DEL CONURBANO BONAERENSE, QUE COMO BIEN DIJO HERNÁN LACUNZA EN UNA ENTREVISTA A PRINCIPIOS DEL AÑO PASADO " CON EL CONURBANO ACTUAL,LA ARGENTINA ES Y SERÁ INVIABLE". ESTA SOLUCIÓN, QUE PUEDE DURAR DÉCADAS, PUEDE LOGRARSE CON UNA REDISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DE LOS HABITANTES DE ESAS VILLAS MISERIAS, QUE SON MILLONES,EN EL RESTO DEL PAÍS , QUE EN MUCHAS ZONAS TIENE UNA ESCASA DEMOGRAFÍA, SERÍA COMO UNA NUEVA CONQUISTA DEL DESIERTO O DEL OESTE( EN USA). EL AREA DEL AMBA TIENE MÁS PROPORCIÓN DE HABITANTES QUE EL GRAN SAN PABLO EN BRASIL O MÉXICO DF... SOMOS UN MONSTRUO DE PIERNITAS CORTAS Y UNA CABEZA ENORME E ILITERATA...........

  4. Se ve que la Iglesia y los cultos evangélicos hoy no pueden hacer demasiado en las villas, asentamientos y Tomás, aunque están allí desde siempre. Y Zarazaga hace buenos libros financiados por privados, pero no así logra algo...salvo que los docentes e intelectuales nos enteremos de las carencias infinitas del conurbano infinito. Vaya novedad...están allí desde siempre y solo "mitigaron" sufrimientos. Rubin, sos un personero de Clarin. Ambos dos no sirven para nada.

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