El gobierno nacional trabaja activamente en la preparación de un plan económico para el día después de la pandemia, un escenario que no se sabe cuando va a ocurrir. Es curioso pero si se desconoce el momento, ¿cómo se va a elaborar un plan sin saber cuál será la situación, al momento de que finalice la pandemia?
Y en todo caso, ¿finalizará la pandemia o habrá que convivir con ella durante muchos años?
Seamos optimistas, al menos para hacer un ejercicio intelectual. Imaginemos que la pandemia terminó, se acabaron los confinamientos y que todo debe volver a sus carriles normales. Imaginemos que la deuda se resolvió.
La administración con todas sus limitaciones vuelve a su labor, el sistema judicial, la industria, el comercio, el agro, las exportaciones y todos los sectores económicos. ¿Quién va a aportar el capital para que la rueda económica gire? ¿Dónde está el combustible que necesita la economía para arrancar, si el Estado no tiene recursos?
“Rezo para lo mejor y me preparo para lo peor”, dijo la directora del FMI, Kristalina Georgieva, a modo de advertencia encubierta. Con la deuda privada renegociada, todavía queda pendiente la renegociación de la deuda con el FMI al que se le debe 44.000 millones de dólares, y con quien habrá que sentarse a pactar un nuevo acuerdo.
El organismo ya anticipó que no podrá hacer nuevos desembolsos para la Argentina si es que no se cierra un nuevo acuerdo financiero, lo cual conlleva que el país deberá presentar, un programa económico en el cual se comprometa a tener un superávit fiscal, para poder cancelar no sólo la deuda con el FMI sino también con el resto de los acreedores.
Esto lleva a pensar que el superávit fiscal primario de los futuros ejercicios deberá alcanzar por lo menos 5% del PBI, de los cuales 3% iría a cancelar deuda con acreedores privados y el resto para atender los servicios e intereses con los organismos financieros multilaterales.
En el mejor de los casos, al cierre de 2020, el gobierno cerrará el ejercicio fiscal con un déficit primario de un 6% del PBI.
En la continuidad de nuestro ejercicio intelectual, la administración de los Fernández debe pasar de un déficit de 6 puntos a un superávit de 5 puntos, al menos por los próximos diez años. Esto equivale a efectuar reformas que impliquen realizar un ahorro fiscal de unos 45.000 millones de dólares por año, durante una década, lo cual equivale a duplicar el PBI para pagar las deudas.
Les dejo unas preguntas para continuar con nuestro ejercicio: ¿Dónde se van a hacer los ahorros para poder alcanzar ese monto de recursos? ¿Cuál es el plan económico de los Fernández para dar viabilidad a la economía, en momentos de una pérdida total de confianza y sin ingreso de divisas, en momentos en que el mundo está desbordado de dinero?