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El caso que desnuda el mal manejo del coronavirus entre las fuerzas de seguridad

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El caso Alejandro Marcelo Pfleger
El caso Alejandro Marcelo Pfleger

Alejandro Marcelo Pfleger es oficial de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y desde el viernes 3 de julio se encuentra aislado preventivamente en un hotel de CABA, luego que OSDE Binario, a la cual se encuentra adherido por su cónyuge, también uniformada, determinara la ejecución del protocolo sanitario por COVID-19 dado los síntomas manifestados cuando se hallaba de servicio en un control poblacional en el Partido de Morón.

 

La tos incesante, y los fuertes dolores de cabeza, garganta, espalda y pecho lo llevarían a presumir lo peor, y el informe del hisopado nasofaríngeo emitido por el Sistema Integrado de Información Sanitaria (SISA) del Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires corroboraría toda sospecha; el oficial Pfleger resultó Génoma viral sars-cov-2 “positivo”.

Hasta ese momento el efectivo pasaría solamente a engrosar estadísticas institucionales y las listas “secretas” o al menos ocultas de los casos registrados en las Fuerzas de Seguridad y Policiales de todo el país, ya que las instituciones y los entes gubernamentales se esfuerzan por mantener las numéricas ocultas con un recelo tal, que harían presumir dos posibles escenarios.

El primero podría indicar que los contagios de Coronavirus en el ámbito policial son mínimos e insignificantes, por lo cual no merecerían mayor atención o trascendencia; el segundo, por el contrario, dejaría en evidencia un incremento desmesurado de casos por descontroles en el manejo de la pandemia en el ámbito estatal, donde los recursos y protocolos deberían permitir que el virus se mantenga “dentro de ciertos parámetros normales”.

El domingo 5 de julio luego de recibir los resultados, el oficial Pfleger decidió no solo hacer pública,

su enfermedad y aislamiento, sino que desde la habitación 610 del Hotel Conquistador, -en cuyo edificio se encontrarían aislados otros efectivos de la provincia de Buenos Aires y de la Ciudad Autónoma-, hizo un llamado de atención que a las claras deja entrever “irregularidades y abandono por parte de la Fuerza y sus Responsables”, situaciones que no solo confirmó, sino que amplió con lujo de detalle en la siguiente entrevista.

-Hace diez días que te encontrás aislado y ocho que obtuviste el resultado de COVID-19 positivo. ¿Como te sentís física y anímicamente?

-En este momento me siento mejor desde el punto de vista físico, pero aún tengo síntomas similares a una gripe fuerte; mucho dolor de cabeza, fatiga y decaimiento. Pero por suerte desde que me aislaron me encuentro bien atendido, aunque manteniendo distancia, con comunicación directa con médicos que se encuentran a cargo de todos los aislados alojados en el hotel.

Anímicamente bastante angustiado ya que estoy solo, y porque la evolución y las secuelas del virus son inciertos.

Por otra parte también pienso en cómo continuará mi vida y la de mi familia luego de esto, y la verdad no se que va a pasar.

-¿En que momento comenzaste con síntomas y cuáles fueron? ¿A quiénes comunicaste la novedad y que asistencia te brindaron?

-Comencé con síntomas el viernes 03 de julio alrededor de las ocho de la mañana, luego de que se me asignara a un operativo de Control Poblacional y Vehicular a las alturas del cementerio de Morón.

En ese momento presentaba dolor de cabeza, pecho, espalda y temblores en las piernas, por lo cual tuve que dar la novedad a la oficial de servicio Liliana Virag, quien me aseguró que apenas pudiera me enviaría un relevo.

-Nunca son inmediatos estos tipos de cambio o relevos ya que se sabe que los efectivos no abundan y los objetivos no pueden ser abandonados, pero, ¿cómo se dio curso a la solicitud cuando estamos rodeados de información que haría suponer que podrías incubar el virus?

-Luego de cuatro horas de espera sin soluciones y sintiéndome peor reiteré mi solicitud al jefe de operativo, un Comisario que en ese momento se encontraba a cargo. Fue entonces que luego de su requerimiento, el Comando de Patrullas de Morón dispuso un móvil que me recogió en el punto de control y me trasladó a las dependencias donde me entrevistaría en persona la oficial Virag.

-¿Desde que solicitaste un relevo hasta que llegaste al Comando de Patrullas, cuánto transcurrió aproximadamente y con qué situación o planteos te hallaste?

-En la base me presenté con la oficial Virag quien comenzó a indagarme respecto los síntomas, lo cual llamó mi atención dado que hasta donde sabía no era médica o profesional de la salud. Incluso en cierto momento deslizó “que quizás había chupado frío” por lo cual me propuso, a pesar de los síntomas manifestados, que finalizara mi servicio patrullando un móvil.

Finalmente dado que insistí por mi estado y la posibilidad de contagiar a otros compañeros o ciudadanos, dejó a mi criterio la decisión de retirarme. Fue así que por medios propios regresé a mi domicilio desde donde me comuniqué con la obra social que mi esposa, también efectivo de la Policía de la Ciudad, es titular. Inmediatamente el servicio médico se puso a disposición, me realizaron un hisopado y me trasladaron en ambulancia al hotel en el cual hoy me encuentro.

-Resulta llamativo cuando mencionás que acudiste a la obra social de tu esposa cuando por tu trabajo debes tener la propia ¿Por qué solicitaste asistencia a una prestadora diferente a la que te corresponde por pertenecer a la Policía de la Provincia de Buenos Aires?

-Por parte de mi Fuerza me corresponde el Instituto de Obra Médico Asistencial (IOMA), pero es de público conocimiento, o al menos lo es en mi institución, que la obra social se encuentra prácticamente en quiebra y que no brinda una buena asistencia a la familia policial. Son burocráticos, exigen copagos, y no facilitan las cosas al momento de requerir sus servicios. Nunca me sentí cuidado con IOMA.

-Autoridades gubernamentales e incluso medios periodísticos se refieren constantemente a las políticas desplegadas en materia de control poblacional, restricciones de circulación, y protocolos de actuación sanitarios relacionados con el Coronavirus. ¿Tenés conocimiento de la existencia de directivas o circulares administrativas dirigidas al personal policial, que establezcan protocolos de actuación, o procedimientos sanitarios y de seguridad en el contexto de la Pandemia de COVID-19?

-Nunca supe de la existencia ni me fue comunicado ningún tipo de directiva o protocolo sanitario ni de seguridad relacionado con el Coronavirus. Lo único que sé al respecto surge de los diferentes medios de comunicación a los cuales tiene acceso cualquier ciudadano, y esta información mucha veces es vaga o confusa.

-Desde que se declaró formalmente la pandemia de Coronavirus y se establecieron restricciones y medidas de aislamiento social obligatorio ¿Que equipamiento o insumos les ha provisto el Estado para protegerse y prevenir contagios?

-Nunca se nos proveyó barbijos, guantes, mascarillas, lentes de protección, ni alcohol en gel. Desde que comenzó la pandemia he debido comprar todos estos elementos con dinero de mi propio bolsillo.

De la misma manera jamás se previó la adecuación de las instalaciones para que nos podamos higienizar, y ni hablar si el trabajo lo realizábamos en la calle.

Incluso los móviles policiales con los cuales se traslada a los uniformados o a los mismos detenidos no son desinfectados, o al menos jamás ví que eso ocurriera.

-Teniendo en cuenta que a partir de la manifestación de sintomatología sería posible el contagio hasta dos días antes. ¿Con cuántas personas crees que podrías haber mantenido contacto estrecho, que no utilizó barbijo, que no mantuvo la distancia minima de seguridad, o que estuviste en el mismo ambiente por un tiempo de más de 15 minutos?

-Tuve contacto con mucha gente. Antes de la guardia que aparecieron los síntomas estuve de servicio en una terminal de transporte junto a otros efectivos de la Comisaría de Morón 1º y choferes de la línea, y estuvimos mucho tiempo juntos en el mismo espacio. Mis camaradas en general mantenían los cuidados, pero algunos choferes, quizás por descuido, a veces no.

-¿Qué sabes sobre la vigencia de Directivas de la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires, por las cuales se advierte a los miembros del Ministerio de Seguridad, y por ende al personal policial, sobre prohibiciones para difundir contenidos, imágenes o videos sobre la instituciones, las políticas implementadas, o las actividades que en las mismas se desarrollan?

-Sí, es un tema de público conocimiento muy controvertido en nuestro trabajo, ya que las medidas implementadas claramente apuntan a perseguir y silenciar a los policías, pero no por temor a que estos mancillen la imagen, el honor o el prestigio institucional, sino para evitar que denuncien ante la Sociedad las graves irregularidades que vivimos en la Fuerza, que no solo perjudican nuestras carreras y vidas personales, sino que incluso afectan la prestación de un servicio esencial como es la Seguridad Pública.

Toda esta situación se ve agravada por la inexistencia de organismos gubernamentales y no gubernamentales que defiendan al trabajador y a su familia, por lo cual impidiendo que nos manifestarnos, coartándonos la libertad de expresión, se aseguran que no trasciendan estas internas y la impunidad de muchos inescrupulosos.

-¿Sentís temor de posibles represalias por parte de las Autoridades Policiales y Políticas en razón de tus manifestaciones públicas, ya que aluden directamente a irregularidades que se viven dentro la Fuerza y su conducción?

-Siempre existe temor a represalias, y más aun cuando sabemos que estamos solos sin nadie que nos respalde, pero es más la frustración, la indignación y la incertidumbre que se siente cuando vemos como nos manosean y nos exponen a situaciones de riesgo y abandono, que también afectan directa o indirectamente a nuestras familias.

Siento temor porque no tenemos certezas de cómo cumplir la función, ni de cuales son los protocolos de seguridad o sanitarios a seguir, y porque evidentemente no hay quien nos cuide o vele por nuestro bienestar.

Para la institución somos un número, y mis compañeros tienen temor de ser perseguidos, sancionados o trasladados injustamente, por eso no quieren hablar.

No tenemos las herramientas necesarias para estar en la calle y esto la Sociedad no lo sabe, o prefiere mirar para otro lado.

© Tribuna de Periodistas, todos los derechos reservados

 

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  1. Te felicito por dar la cara y decir los que muchos vallan y me incluyo en los que guardamos silencio. Soy de Ramallo, no soy parte de las filas de la policía pero soy Numerario del SPB y mi pareja es Policía y se que desde que comenzó todo el tema del covid-19 jamás recibió los elementos de cuidado, sea tapa boca, alcohol en gel o mascarilla, mucho menos lugar donde poder higienisarse o al menos hacer un cambio de ropa y o uniforme ya que las 24hs están con la misma ropa, tampoco tienen un lugar físico dónde pueden tener el distanciamiento social, laa denuncia o reclamos de los civiles los toman cara a cara. Lo móviles solo son desinfectados cuando ocurre algún hecho sospechoso de covid-19. Si te sentis mal no podés sacar carpeta ni manifestar nada hasta no tener los síntomas y que a ellos se les de por dejarte ir por cuidado propio o por tu cuidado.

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