Con amabilidad, sin crispación, el presidente Alberto Fernández acaba de aludir a quienes le remarcan la falta de un plan, de un set de criterios y principios generales sobre el rumbo general de su gobierno.
Por ejemplo, ¿se respetará el derecho de propiedad? ¿se respetarán los contratos entre privados? ¿los impuestos nacionales, provinciales y municipales bajarán o seguirán ahogando toda actividad? ¿vamos a ir dejando de emitir después de la pandemia o habrá que seguir temiendo un estallido inflacionario? para dejar de emitir y para bajar impuestos ¿cómo se va a racionalizar el gasto público?
Bueno, el presidente no respondió a esas y otras tantas preguntas. Más bien intentó relativizar la idea de los que, dijo, “andan por ahí renegando que no tenemos un plan”.
Para ellos dio un ejemplo con el propio ATP, el esquema prorrogado para seguir subsidiando los sueldos privados. “Planificamos esta medida desde el primer día de la pandemia”. Y dijo que, así como en ese caso, hay más de 60 medidas específicas en estudio que se van a ir anunciando.
Es decir: aparentemente el gobierno no va a expresar nunca cuál es el rumbo general que quiere para la Argentina. Lo tendremos que deducir a partir de las medidas específicas que vayan largando.
Tal vez, para adivinar para dónde irá el gobierno, convenga tener en cuenta también, no sólo las medidas, sino los furcios del presidente. En el acto que acaba de terminar fue notorio el protagonismo que Fernández concedió al jefe sindical de la CTA Hugo Yasky, diputado híper K. Al cristinismo le había molestado particularmente que Yasky no hubiera sido invitado al acto del 9 de julio en el que Alberto se reunió con la CGT y empresarios y que Cristina fulminó con un tuit.
Ahora, fue evidente el intento del Presidente por aplacar a la vicepresidenta. Yasky no sólo habló. Fue aludido por los funcionarios que hablaron y fue uno de los dos participantes mencionados por Alberto Fernández.
A él lo nombró dos veces, pero con tanta mala suerte que le erró al nombre. Las dos veces le dijo "Héctor", en lugar de "Hugo".
Fue un exquisito signos superficial de la razón de fondo por la que el Presidente no puede contar su plan. Y es que, como todavía no se sabe bien quién manda, es difícil definir si el plan que se va a aplicar es el de él, el de Cristina o un promedio de ambos.
Medio OBSE éste Periodista Cordobés.UNA NADA.
Muy probablemente sea lo que dice la nota. También es posible que vaya apagando incendios a manotazos. Lo que sí se está notando es que la arpía ahora que está dedicada a la reforma judicial, está cambiando de actitudes. Parecería ser que ahora las críticas a AF son más crudas y visibles, ergo, si la reformajudicial se encamina, ya no lo necesita.