El ministro de Economía Martín Guzmán admitió de manera elíptica que el acuerdo con los acreedores se ha transformado en una quimera y que si no se logra concretarlo, la Argentina seguirá negociando con el Fondo Monetario Internacional (FMI), por cuerda separada. La maniobra de última hora por parte del ministro es desactivar el frente opositor que han establecido los acreedores que se han agrupado de manera monolítica para presentar la última oferta.
El porcentaje de adhesión a la oferta del Palacio de Hacienda es bajo y está lejos de lo que prometió el propio Guzmán, lo que puede desencadenar un ola de presentaciones judiciales por parte de los acreedores.
Sin embargo, en las últimas horas trascendió que un grupo de acreedores de Argentina se contactó con el Instituto de Finanzas Internacionales y otros organismos mundiales para obtener apoyo para modificar las cláusulas legales en su reestructuración de bonos soberanos, dijo un portavoz de la organización.
La noticia que no pudo ser concertada sostiene que “los tenedores de bonos, incluidos BlackRock, Ashmore y Fidelity Management and Research, también hicieron contacto informal con el Fondo Monetario Internacional, el Tesoro de los Estados Unidos y la Asociación Internacional del Mercado de Capitales”, aunque esta especie no pudo ser confirmada.
Lo cierto es que las posiciones está nuevamente muy enconadas, y se necesita de mucha buena voluntad de ambas partes para alcanzar el acuerdo. Los acreedores buscan abrir también los canales de negociación y que no sea exclusivamente el ministro el único interlocutor.
Lo cierto es que los acreedores consideran que el diálogo con Guzmán está simplemente agotado habida cuenta de los constantes desplantes de la parte negociadora oficial frente a las propuestas de los acreedores.
Hasta aquí, los argumentos oficiales. El trasfondo tiene un marcado condimento geopolítico e indica que el obstáculo pasa por la Casa Blanca que no ve una posición clara del país frente a la crisis venezolana y acompañe a Washington en sus votos contra el régimen de Maduro.
Al mismo tiempo, ve que la Argentina facilita el desembarco de China en Latinoamérica justo en momentos en que la administración Trump mantiene una tensa relación con Beijing. Todo esto pone en serias dificultades al gobierno de los Fernández, ya que la Argentina tiene un acuerdo monetario de SWAP de monedas con el régimen comunista y facilita las operaciones chinas en la región.
Todo esto echa por tierra los intentos de Guzmán por cerrar la operación y deja al descubierto el aislamiento internacional de la Argentina.
Esto demuestra el error del endeudamiento externo a que sometió el pais Macri. Y todavía algunos de Juntos por el no Cambio quieren tener razón.
NO TENES CACUMEN, DESDE RIVADAVIA PEDIMOS PLATA, Y TENIENDO EL DEPOSITO DE LA CASA DE LA MONEDA LINGOTES DE O VINO UN DESQUICIADO Y VACIO EL DEPOSITO, CREO QUE SE LLAMABA PERON.