La respuesta del gobierno frente a la crisis económica se sintetiza en una sola: emisión de dinero. Y la respuesta frente a la pandemia se puede sintetizar en otra: cuarentena a full.
Hoy, entre 215 países, Argentina tiene la sexta cuarentena más rigurosa según la medición de Oxford analizada por el economista Luciano Kohan. Y desde que saltó la peste sólo tres países han estado con una cuarentena tan dura (arriba del 80% de rigurosidad) durante más de 130 días.
O sea: la cuarentena Argentina es la más larga y rigurosa del mundo. Sólo la empardan Irak y Honduras.
Tanto cierre dio resultados. Sólo 81 muertos por millón de habitantes, contra un promedio mundial de 89.
Pero ese buen resultado puede estar entrando en terreno incierto. Porque los casos, que Argentina también había logrado contener, se están disparando. Hoy la Argentina ya tiene 4.464 casos por millón de habitantes, más que Italia, uno de los países más golpeados, que tiene 4.103. Y Argentina tiene el doble de casos que el promedio mundial.
¿Por qué esa cantidad de casos no se traduce en muertes? Es difícil saberlo. Tal vez sea porque la cuarentena tan larga y estricta permitió efectivamente que no colapsara el sistema de salud y atender mejor a los enfermos. O tal vez porque falta ver el desarrollo de esta película.
O tal vez porque hay un delay entre la fecha de las muertes y su reflejo estadístico, algo que está en incipiente discusión desde hace unos días.
Lo cierto es que en algunas partes del mundo la actividad económica empieza a recuperarse, no sin marchas atrás y rebrotes en algunos casos, después de cuarentenas menos duras que la Argentina.
Argentina por su lado afronta una grave depresión económica con una emisión histórica de dinero que no sabemos de qué forma va a explotar y la respuesta del gobierno vuelve a ser endurecer y extender la cuarentena.