Si la reforma judicial se aprueba y se incrementa el número de integrantes de la Corte Suprema, la Cámara alta puede ser la clave del futuro de Alberto, Cristina, el cristinismo y la oposición. Para eso tenemos que volver a hablar de elecciones, guste o no.
Hoy el oficialismo no tiene los dos tercios para poder nombrar nuevos jueces en el máximo tribunal. Le faltan 4, lo cual es mucho para un bloque opositor abroquelado. Prueba de que no los tiene es que el Gobierno da por caída la nominación del juez Rafecas como procurador nacional.
El año que viene hay elecciones para senadores nacionales en ocho provincias, a saber: Catamarca, Chubut, Corrientes, La Pampa, Mendoza, Santa Fe, Córdoba y Tucumán. Nada más, ni nada menos que en 3 de los 5 distritos más importantes del país. Si se le agregase provincia de Buenos Aires y CABA harían un simulacro de elección nacional. Veamos lo que podría pasar en esos distritos en función de la sociología electoral y luego identifiquemos los factores específicos.
Catamarca, La Pampa, Chubut y Tucumán no deberían tener misterio: son distritos en donde los Fernández ganaron con comodidad, y en la legislativa de 2017 se impuso el peronismo (aunque en La Pampa y Chubut debieron transpirar la camiseta frente a la ola cambiemita). Mendoza viene con un registro parejo, ya sea nacional o provincial, a favor de Cambiemos. Por lo tanto, ahí tampoco deberían esperarse novedades.
Corrientes es particular (como lo ha sido siempre a lo largo de su historia): el gobierno provincial es de radical en Cambiemos (con una alianza multicolor “atrapa todo”), pero en las presidenciales gana el peronismo, que arrastra a sus listas legislativas. Sin embargo, cuando no hay efecto arrastre de lo nacional, se da vuelta la tortilla y se impone el oficialismo provincial: así sucedió en 2013 y 2017. Solo que esta vez al estar en juego los senadores podría ser que el peronismo pierda un senador que lo gane Cambiemos.
Por lo tanto, las dos estrellas serán Santa Fe y Córdoba (podríamos decir que esta va a ser una elección “SanCor”).
Córdoba es el mejor distrito para Cambiemos a nivel nacional, mejor incluso que la CABA. Como se sabe la gobierna un peronismo con la bandera del cordobecismo que, desde el triunfo de De la Sota de 1998 para acá, ha sabido leer con inteligencia sociológica qué tipo de oferta electoral es la que mejor se adecua a la matriz cultural. El punto es que todas las elecciones nacionales desde 2015 las ganó la coalición cambiemita. Sin duda que Schiaretti va a hacer todas las maniobras consabidas para ganar, pero perder por un punto es mantener el status quo: dos senadores para Cambiemos y uno para el peronismo cordobés.
Por último, Santa Fe (last, but not least). Aquí hay varias cuestiones para señalar. En primer lugar, luego de 3 mandatos ya no está en el poder provincial el Frente Progresista (FP), con lo cual irá a esta elección desarmado de ese aparato estatal. En segundo lugar, si bien es una provincia que ganó Macri en 2015 y 2019, fueron resultados bastante parejos. En tercer término, en las últimas dos legislativas se impuso Cambiemos. En cuarto lugar, el FP tiene fuertes divisiones internas entre un ala filo albertista (Bonfatti) y una moderada (Lifschitz); hay elección interna en el socialismo en noviembre, fuera del poder después de mucho tiempo. Dicho todo esto, se podría proyectar que: 1) la elección se va a polarizar como en 2017 y 2019, mucho más con el FP con menos “fierros” (ahora en manos del peronismo); 2) está para cualquiera de los dos grandes dadas las características sociológicas de la provincia. Ultimo comentario: el caso Vicentín le hace campaña a favor de Cambiemos. Ni hablar si además el electorado percibe que un senador menos para el oficialismo nacional garantiza que la Corte siga siendo “suprema” (¿cuántas veces en la historia la Suprema tuvo dos santafesinos?).
Repasando entonces:
Escenario 1: se mantiene el status quo actual. Bastante probable.
Escenario 2: el oficialismo pierde 1 ó 2 senadores, con cual entierra cualquier maniobra que requiera dos tercios. Medianamente probable.
Escenario 3: el oficialismo gana senadores. Poco probable.
Si finalmente el Senado es una traba para el oficialismo, ¿en qué otros campos dará la batalla?