En Argentina todos los días se repite un milagro. El mismo partido de gobierno puede estar a favor y en contra de las Taser, de la vuelta de las clases, de la suelta de presos, del cepo al dólar, de las retenciones al agro. Un funcionario te dice una cosa en una esquina y otro te dice la contraria en la otra esquina.
No sorprende, porque esto viene de bien arriba. Para Alberto Fernández Cristina Fernández había encubierto el atentado a la AMIA. Hasta que ella lo designó candidato y entonces pasó a ser una perseguida política.
Hoy estamos al mango con este doble discurso que crece con la ambigüedad presidencial. Como se sabe, Argentina al final apoyó el duro informe de la ONU sobre violaciones de los derechos humanos en Venezuela. Fue decisión de Alberto. Pero eso enfureció a los progres K que aman la autocracia de Nicolás Maduro. Por ejemplo, la embajadora designada en Rusia, Alicia Castro, renunció con despecho.
Entonces, para calmar la cosa, en la Casa Rosada se les cruzó la idea de llamar a Maduro para darle explicaciones. O sea, sería como si Churchill hubiera condenado a Mussolini en público pero luego le pidiera disculpas en privado. Por suerte, parece que pararon el papelón a tiempo y no habrá llamada a Maduro.
Pero esto no asombra. Fernández viene diciéndoles cosas a los empresarios argentinos que luego calla en público.
Robin Hood Heller
No es el único caso. La corporación política, no sólo la kirchnerista sino también parte de la de Cambiemos, reaccionó llamando “golpistas y antidemocráticas” a las entidades del campo que convocan a los productores a cerrar sus cuentas en el Banco Credicoop.
Es porque el presidente del Credicoop es Carlos Heller, el diputado K que impulsó el impuesto a la riqueza, por el que muchos productores del agro, sobre todo de Córdoba y Buenos Aires, van a tener incluso que vender propiedades bienes para poder pagar este impuesto extra, dado que ya ceden gran parte de su facturación y sus ganancias, cuando la tienen, al Estado, al que ya le pagan impuestos extra que nadie más paga.
Es insólita la acusación. ¿Heller puede dañar a los chacareros para quedar bien con leyes demagógicas pero las entidades del campo no pueden sugerirles los chacareros que cierren cuentas del Credicoop para quedar bien con sus bases?
Encima, acá el doble discurso es múltiple. ¿No se puede criticar al banco de un diputado oficialista pero se puede discriminar a las empresas aéreas, hasta lograr que se vayan, para restituir el monopolio de los sindicatos aéreos?
Y hay más: el banco de Heller es el único que no paga Impuesto a las Ganancias en el país por un privilegio. Simplemente porque está anotado como cooperativo. Gracias a ese rótulo, el Credicoop de “Robin Hood Heller” no paga Ganancias, aunque el año pasado ganó 37 mil millones, según el Banco Central. El Macro, que ganó lo mismo haciendo lo mismo, sí pagó Ganancias.
Es una lástima que el doble discurso no se exporte. El día en que eso suceda, vamos a ser todos multimillonarios en dólares.