Como es público conocimiento, Viviana Canosa fue imputada por “ejercicio ilegal de la medicina” tras promover el uso de dióxido de cloro para tratar el coronavirus. Más tarde se murieron dos personas, entre ellas un nene de cinco años.
A casi dos meses de la tragedia, la diputada nacional Mónica Frade solicitó que se habilite el uso de la sustancia (ver video al pie).
“Escuché que la única solución es la vacuna. Acá hay muchos colegas que miran países latinoamericanos como Bolivia. Yo los exhorto a que se contacten con el alcalde de San José de Chiquitos, en Santa Cruz de la Sierra, que ha utilizado métodos alternativos y que hoy no tiene en su ciudad ni un caso de Covid“, comenzó la abogada y allegada a Lilita Carrió.
Y luego, sentenció la polémica sugerencia: “Tendríamos que mirar otros ejemplos de países que tienen autorizado el uso de dióxido de cloro“. De esta manera, sus palabras la colocaron en el ojo de la tormenta. A través de las redes sociales, Frade recibió una ola de críticas. Entre ellas, la del conductor Jorge Rial.
Oportunamente, Tribuna de Periodistas publicó el testimonio de Ernesto Resnik, biólogo molecular y biotecnólogo argentino que reside en Minnesota, Estados Unidos, donde trabaja en el desarrollo de anticuerpos monoclonales contra la COVID-19 en una empresa de biotecnológica, quien señaló que la idea de que el dióxido de cloro cura el coronavirus “es una locura” y la catalogó como “pseudociencia”. “En general, lo que venden es tan diluido que casi no hace nada, pero aun así puede ser peligroso, dependiendo de las cantidades que se use”, indicó. Omar Sued, presidente de la Sociedad Argentina de Infectología y director de Investigaciones Clínicas de Fundación Huésped, aseguró por su parte que el dióxido de cloro no cura ninguna enfermedad y lo único que puede causar es diarrea, gastritis y hasta problemas renales en algunas personas.