Que el hombre es él y sus circunstancias lo muestra el abrupto cambio que se produjo en la conducta de Patricio Santos Fontanet en pocos años. A comienzos del 2001 cuando después de un casting incorporó al entonces quinceañero guitarrista Elio Delgado a los “Callejeros”, el Pato Fontanet llamó la atención de los suyos asumiendo una conducta algo insólita, bien paternalista, y nada común en el universo del rock. Ni bien comenzaron las clases en marzo de ese año, Fontanet le dijo al padre del guitarrista: “No te preocupes Aldo por el colegio, los días de ensayo lo voy a buscar al pibe a la salida de la escuela, lo llevo a la sala y después lo dejo en tu casa. Si lo querès traer vos no hay problemas, pero te digo que no vas a poder estar en los ensayos, no quiero que haya nadie salvo los músicos”.
Así se lo veía aquellos años en Villa Celina (después la familia Delgado se mudó a Parque de los Patricios), al cantante y líder de una banda que prometía, llevando a un gurrumín con una guitarra en la mano y una mochila con los útiles escolares en la otra.
Sin embargo, después de la masacre de “República Cromagnon” las actitudes de Fontanet confundieron el liderazgo grupal con una suerte de autoritarismo que generó disputas dentro de la banda y estuvieron a punto de hacerla disolver. Quizás la inseguridad procesal los mantuvo unidos cuando a los demás integrantes del grupo les costaba ver la imagen de su líder algo desdibujada y muy individualista, producto seguro de las secuelas psicológicas provocadas por aquel 30 de diciembre fatal.
Fontanet le prohibió –literalmente utilizó ese término- a Elio Delgado tener encuentros de música experimental con miembros de otras bandas. El guitarrista de Viejas Locas -la banda liderada por Pitty Alvarez- tuvo que distanciarse y dejar de concurrir a la casa de Delgado por imposición de Fontanet. Se dice en ámbitos conocedores de estas internas que a Pitty Alvarez le seducía la voluptuosidad interpretativa del joven arreglador de Callejeros, pero la intolerancia y quizás celos profesionales de Fontanet fueron demasiado cargosos para un jóven que –como Elio Delgado- había aprendido a tocar en muy poco tiempo el instrumento, sin ninguna formación musical y a puro instinto.
En aquellos tiempos turbulentos del 2001 Fontanet había decidido que un amigo del barrio sin la menor experiencia en organización de espectáculos, Diego Argañaraz, se convirtiera en manager de la banda. Las decisiones no se tomaban en conjunto ni se podían discutir. Así Argañaraz se convirtió de buenas a primeras en el gerenciador de una banda que en realidad hacía y decía solo que dictaba Fontanet.
Todos los músicos de Callejeros eran pibes de barrio, pertenecientes a familias humildes, trabajadoras, que de pronto comenzaban a ver como los recitales de sus hijos pasaban de salas pequeñas a locales de grandes dimensiones, y de vender algunos pocos CD`S de producción independiente en ventas masivas.
Hasta los padres de los demás músicos tuvieron que soportar algunas situaciones que no les gustaban demasiado cuando Susana de Fontanet, la madre del cantante y líder de Callejeros, hasta quiso asumir el liderazgo de una especie de hinchada que formaban los familiares de los músicos.
Extremadamente fogosa, agresiva por doquier con quienes no pensaran como ella, Susana de Fontanet se sumaba al grupo de colaboradores directos de los Callejeros y hasta fue señalada en el proceso judicial por ser la presunta responsable de hacer ingresar las bengalas a República Cromagnon la noche de la tragedia.
La mujer aún después de lo ocurrido aquel 30 de diciembre del 2004 no se llamó a moderación y tuvo actitudes agresivas hacia algunos periodistas que se acercaron a entrevistarla en un negocio de Villa Celina que atiende junto a su marido.
En diciembre del 2005, el periodista de “Todo Noticias” Nelson Castro tuvo una original iniciativa: Invitar a su espacio televisivo a los padres de la banda Callejeros para mostrar otra faceta de la realidad.
Unas horas antes de concurrir al estudio televisivo, se juntaron en la casa de Parque Patricios de la familia Delgado los padres que irían a dar su testimonio televisivo.
Casi todos los padres coincidieron en que debían dar una imagen sobria, nada agresiva pese a las imputaciones de complicidad recibidas por los integrantes del grupo, y sobre todo declarar televisivamente que ellos también habían sido tocados por la desgracia, por la cantidad de familiares y novias de los músicos que habían muerto en el palco VIP de Cromagnon.
Justamente dos semanas antes del trágico festival, Callejeros había llenado el estadio de Excursionistas, en el Bajo Belgrano, donde se labraron ocho actas por contravenciones por utilizar pirotecnia. Aldo Delgado le pidió a Susana de Fontanet que no fuera agresiva en el programa de Nelson Castro y ello armó una discusión fuerte entre los padres y familiares de los músicos.
Al término de ese encuentro en Parque de los Patricios el padre del manager Diego Argañaraz relató una anécdota conmocionante a un pequeño grupo de familiares de los músicos. Pero se cuidó de esperar que Susana de Fontanet se retirara del lugar “Estamos aquí por su culpa”, balbuceó el padre del manager… La matrona de Callejeros no despertaba simpatías en el resto de los familiares….
Miserias humanas
Sea el destino, el karma o como se lo quiera llamar, pero la historia que relató en aquella reunión de familiares de los Callejeros el padre del manager Diego Argañaraz conmocionó a los oyentes. Contó el hombre que su hijo había estado en un incendio del aula de su colegio en la escuela secundaria, de donde había rescatado compañeros y hasta recibido un reconocimiento de las autoridades educativas por la heroicidad de su conducta solidaria. Pocos años después, en un incendio producido en una farmacia aledaña a donde trabajaba Argañaraz, una mujer había quedado atrapada y fue el muchacho quien ingresó en su ayuda, provocándole quemaduras en el cuerpo y aspiración de humo que lo llevaron a estar internado algunos días. Pero en la tragedia de Cromagnon –si bien Diego Argañaraz socorrió a varias víctimas- no pudo hacer nada para salvar la vida de su esposa Romina Branzini.
Un primer estudio de abogados que les llevó la causa prácticamente les cobró esa cifra y de buenas a primeras los músicos se encontraron en apremios económicos. Aunque no todos. Alguno de ellos se paseaba en un auto cero kilómetros, algo que ninguno del resto se daba el lujo de tener.
Fontanet le había ordenado al resto de los músicos que se apartaran de cualquier periodista, pero él tuvo un encuentro a solas con Luis Majul de la cual se refirió el periodista en su blog, lo que no causó demasiado agrado en el resto de los músicos. Después hubo una producción de mil remeras en calidad de merchandaising, pero Fontanet no le anuncio a toda la banda esta nueva producción.
Algunos músicos decidieron a fines del 2005, cuando el juez Luccini cambió la imputación a los músicos de la banda por “estrago doloso seguido de muerte”, cambiar la estrategia judicial pues le cabían penas de hasta 20 años de cárcel.
Cuando el magistrado los citó a fines de diciembre de ese año para comunicarles el cambio de carátula, Diego Argañaraz les habló a sus compañeros diciéndoles que prefería suicidarse antes de volver a ser detenido.
Aldo Delgado junto con su hijo Elio y otros dos músicos decidió consultar al penalista Roberto Damboriana, a quienes pensaban contratar como nuevo letrado de la banda hasta que Patricio Santos Fontanet dijo lo contrario.
Consultado Damboriana por Tribuna de Periodistas, relató lo siguiente: “Es cierto que tuve algunas reuniones con los chicos de Callejeros y con sus familiares también. Ellos me contaron que en realidad las decisiones no las tomaban entre todos como declararon ante la Justicia, sino que todo lo relacionado a la actividad del grupo lo decidía Fontanet y eventualmente Diego Argañaraz. Yo les dije- continúa Damboriana- que hacerse todos los músicos responsables era una actitud de gran nobleza en el plano de la solidaridad grupal, pero a los efectos de una estrategia judicial lo que yo necesitaba es que contaran la verdad. Si eventualmente uno de ellos quedaba detenido y el resto en libertad, me era más útil en la defensa pero siempre que dijesen la verdad…”, finalizó el abogado que fuera el letrado de la familia del bailantero Rodrigo Bueno.
Padre de la artista gráfica encargada de las ilustraciones de tapa e interiores de los CD`S de Callejeros, Mangone se había encargado de cubrir los gastos de sepelio de muchos chicos de Villa Celina muertos en Cromagnon. Después se fue acercando al Pato Fontanet hasta influenciarlo en las decisiones que tomara la banda.
De la mano de Oscar Mangone, los músicos decidieron desoír la estrategia judicial de Roberto Damboriana y dejar todo en manos del estudio de un ex funcionario Municipal, Eduardo Guarna.
- Padre, ¿nos podemos refugiar en la Catedral si nos quieren meter preso?, le dijo uno de los músicos en ese cónclave secreto.
- Sí hijo –respondió la máxima autoridad católica-, la Iglesia está para eso… , aclaró así Bergoglio poniendo mas dramatismo a una situación que no daba para jocosidades.
Patricio Fontanet acrecentó con el transcurrir del tiempo ese liderazgo sobre el resto de los músicos, sintiéndose fortalecido por la presencia política de Oscar Mangone y hasta por un par de conversaciones telefónicas mantenidas con el Ministro de Interior, Aníbal Fernández.
Lo que Mangone no pudo saber aún y mas le preocupa a los músicos es la fecha en que se llevará a cabo el juicio oral, aunque todos los pronósticos estiman recièn después del primer trimestre del 2008.
A los Callejeros parece seguir uniéndolos –hoy por hoy- mas el espanto que el amor.
Daniel Orejano