La mención pasó casi desapercibida durante un acto en Avellaneda. Allí, el presidente Alberto Fernández, en referencia a los jefes comunales de la provincia de Buenos Ares, aseguró: "Cuando un intendente es (electo) dos o tres veces, es porque los vecinos lo votan y quieren que siga siendo intendente. Y nosotros no podemos ir en contra de la voluntad popular".

No fue una frase azarosa ni impulsiva. Todo lo contrario, se trata de una idea muy bien premeditada que incluye a muchos Municipios de distintos colores políticos que en las próximas elecciones deberán renovar sus autoridades.

Es que el 66% de los intendentes ya han cumplido los dos mandatos permitidos. Es dable rememorar que la provincia de Buenos Aires en el 2016 votó una ley que limita a dos mandatos consecutivos el gobierno de cualquier Intendencia.

Sin embargo, el fantasma de la eterna gobernación siempre está presente, el caso de Mario Ishii en José C. Paz es la muestra férrea  de ello, ya que estuvo al frente de ese Municipio desde 1999 sólo dejándolo temporalmente entre 2011 y 2015 y quedando a cargo a un delfín suyo, Carlos Urquiaga.

El caso de Ishii, particularmente, es el más ejemplificador a la hora de describir los problemas que acarrean tener un mandato vitalicio, un tipo que logró mantenerse en el poder en parte gracias al clientelismo y que incluso, tal cual comentó él mismo, se encarga de proteger a los ambulancieros cuando salen a repartir “falopa”.

Para realizar esta última actividad ilícita, y sobre todo si se hace de forma impune, se precisa tener todo un sistema muy bien aceitado que no se construye de un día para el otro y que lleva varios años de edificación.

El problema sería analizarlo simplemente desde lo municipal y no a nivel provincial o, por qué no, nacional.

El caso de Gildo Insfrán al frente del Ejecutivo de Formosa es el emblema puro de lo que significa permanecer en el poder sin solución de continuidad.

Gobernador desde el 1995 y, por lo menos hasta 2023 (28 años), es quien mejor afiló las herramientas para actuar impunemente, reprimir y ser responsable de la muerte de formoseños sin que nadie se le venga encima.

Es un tipo estrechamente vinculado al narcotráfico, incluso en casos concretos y en general, no es casual que Formosa sea una provincia de arribo de avionetas narco.

Siempre se dijo que un segundo mandato termina siendo peor que el primero, al menos, en lo que a la Argentina refiere. Entonces, por qué se quiere continuar con tres, cuatro, cinco o seis gobiernos cuando ello demostró que no fue para mejor, sino todo lo contrario, sólo acrecentó los niveles de corrupción imperantes en el país.

A nivel nacional es aún más complejo. No hay que ser ingenuos al observar que el gobierno mira hacia Venezuela. Incluso le levanta el pulgar y sólo tiende a echarse atrás cuando las repercusiones políticas y sociales alcanzan niveles que nunca se habían visto en Argentina.

Luego de su reforma en 1961, la Constitución venezolana permitió que haya una segunda reelección tras un mandato de 6 años. Hugo Chávez, entre los años 1999 y 2013, pasó por cuatro mandatos y sólo dejó el sillón que legó Simón Bolivar una vez fallecido.

Nicolás Maduro, el delegado de Chávez, parece seguir el mismo camino. No obedece la democracia del país y sin embargo son dignificados por el kirchnerismo duro, alabados por Cristina Fernández, Graciana Peñafort y un sinfín de legisladores y funcionarios que responden directamente a Cristina.

Lo que pasa en Venezuela ya es harto conocido, crisis de todas las dimensiones que llevaron al estallido social a puntos insospechados, detención, tortura y asesinato de referentes opositores; éxodo masivo de la población, pobreza inusitada, entre muchas violaciones sistemáticas a los derechos humanos.

Ello lleva a pensar en la peor pesadilla ¿Querrá el Gobierno permanecer eternamente en el poder? ¿Será Cristina la impulsora de esa iniciativa? ¿La ampliación de la Corte Suprema tendrá como destino final una medida de tales características?

¿Quién puede aseverar que cuando un intendente es electo sistemáticamente es porque los vecinos lo votan como dice Alberto y no porque hubo fraude?

La Constitución Nacional del 1853 fue sancionada luego de años en los que la monarquía era la única forma de gobierno conocida en Argentina y, si bien fue reformada en 1860, 1866, 1898, 1957 y 1994, nunca se formuló la idea de dar luz verde a los cargos vitalicios del Poder Ejecutivo.

La Carta Magna argentina fue pensada y redactada muy sabiamente comprendiendo, en toda su extensión y su complejidad, problemáticas que fueron apareciendo a lo largo de los últimos 170 años.

Y ya que se ha citado a Bolivar, por qué no hacerlo con una de sus frases: “Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él a mandarlo, de donde se originan la usurpación y la tiranía”.

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