El Gobierno de forma constante y sin solución de continuidad, se encuentra llevando a cabo medidas simplistas y erróneas que dan cuenta la poca –o nula- idea que se hacen quienes lo integran de la gravedad de los problemas que hoy subyacen en la Argentina.
No hay que negar que medidas como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción fueron medidas necesarias y tomadas a tiempo que ayudaron a miles de familias y empresas a salir del apuro.
Pero, ahora que faltan recursos y que la macroeconomía pende de una cuerda floja, es hora de pensar cómo hacer para salir del atolladero político-económico-social.
En ese sentido, el oficialismo toma medidas que luego son patrocinadas como la salvación cuando en realidad no ayudan a mejorar las heterogéneas problemáticas que dejaron en knockout a la Argentina.
Una de las últimas “soluciones” que tomó el gobierno refiere a los haberes jubilatorios, que vienen perdiendo poder adquisitivo a niveles descomunales.
El lunes pasado, el ex secretario de Comercio Interior y peronista de la primera hora, Guillermo Moreno, dijo que Alberto “no tiene perdón de dios”. Sus palabras hacían referencia a que en diciembre del año pasado un jubilado cobró 19 mil pesos y este año iban a cobrar lo mismo.
Dos días después, el gobierno oficializó un irrisorio aumento del 5%. Es decir, la inflación de todo un mes fue el aumento decretado para todo un año.
Fue en ese sentido que, además, el director de Tribuna de Periodistas, Christian Sanz, publicó un twit señalando que con este decreto se está admitiendo tácitamente que a los adultos mayores los “engramparon” con la nueva fórmula previsional.
Me pregunto: el hecho de que @alferdez anuncie una "corrección" en las jubilaciones para "ganarle a la inflación", ¿no es una aceptación tácita de que la fórmula nueva los perjudica?
— Christian Sanz (@CeSanz1) November 18, 2020
Pero no es la única medida desacertada, el Gobierno nacional impuso la “doble indemnización” para aquellas personas que quieran echar a un empleado e impuso un decreto que prohíbe los despidos.
La primera de las medidas aquí mencionadas resulta ser bastante imperita teniendo en cuenta que nadie quiere despedir a un empleado de “buen comportamiento” salvo que no tenga otra opción porque los gastos lo superan.
En optras palabras, si un empresario o emprendedor tiene un empleado formal, debe pagarle dos veces para despedirlo, perjudicándose groseramente. En este contexto hay que tener en cuenta que en promedio el 70% del empleo privado es dado por las PyMEs y no por la multinacionales que tanto odia la centroizquierda que gobierna el país.
Por otro lado, un decreto que impida los despidos no deja de ser un gesto político, ya que el resultado que puede tener, es el mismo que ostentaría una resolución que prohibiera el ingreso del coronavirus al país. Nada más superfluo que eso.
Estas medidas tienen dos grandes problemas, el primero es que generan mayor conflicto con el sector privado que es quien sostiene al faraónico Estado a través de más de un centenar de impuestos.
El segundo es que nadie va a querer blanquear empleados si se sigue golpeando a quien está bajo regla y se fomentará de esta manera el empleo informal.
Pero como si ello fuera poco, se manda al Congreso un proyecto de ley para que aporten las “grandes fortunas” que, quienes saben de finanzas, aseguran que es confiscatorio, y es una segunda forma de pagar el impuesto a las ganancias.
Otra vez, una medida superflua que no corrige los problemas macro que ostenta la economía Argentina ¿En cuánto puede ayudar ese aporte “solidario”? En el modo practico, el auxilio será mínimo y nuevamente se pone del otro lado del ring al sector empresario.
Al margen de que solidario no es ya que obligan a que sea abonado, hay quienes justifican la iniciativa mencionando que hay personajes de la dirigencia política que tendrán que pagarlo.
Uno de ellos es el propio Máximo Kirchner, quien ostenta un patrimonio de casi 300 millones de pesos y es uno de los ideadores de esta medida. Sin embargo, la solución no viene por ahí.
El país lleva décadas de déficit, ese problema fue agravado por la cuarentena eterna impuesta como medida para contener los contagios del coronavirus. Claramente una medida muy mal administrada que llevó los alicaídos números de la pobreza, desempleo, subocupación, entre otros; a profundizarse con una aceleración inusitada.
En ese sentido, un guiño del Gobierno, una baja en los sueldos por ejemplo, que tampoco hubiese ayudado demasiado a recuperar la economía pero que hubiese sido con buenos ojos por la sociedad toda, hubiese sido mucho más eficiente que esta “ayuda social” a la que se ven obligados unos pocos a aportar.
No es llamativo ya que aquel que tuvo una buena idea, la supo implementar de manera correcta y gracias a ello superó los 200 millones de pesos de patrimonio no lo hizo por mérito, porque para el oficialismo la meritocracia no existe.
Por el contrario son engendros capitalistas en desmedro de la sociedad que pasa hambre mientras ellos “la levantan en pala”, así lo definieron puntuales referentes del Frente de Todos.
Para colmo, la inutilidad e incapacidad del Gobierno llegó a niveles insospechados, es que habían hecho un cálculo en el que aseguraban que este aporte deberían pagarlo unas 9300 personas.
Pero les faltó un pequeño detalle, las declaraciones juradas fueron tomadas con un tipo de cambio de 59,90 pesos, el nivel al que estaba a fines del 2019. El mismo, al momento de aprobarse la Ley en el Senado, podría estar un 35% más alto, es decir por encima de los 80 pesos.
A esto se le suma la impresentable carta que senadores del Frente de Todos le enviaron al Fondo Monetario Internacional en la cual responsabilizan de todos los males de la Argentina a ese organismo, incluyendo la exclusión y la pobreza.
Siempre es sencillo echarle la culpa a otro, y más si viene de afuera. La militancia lo festeja y todos felices.
Sin embargo, no parece ser un momento adecuado para oponerse al FMI ni buscar discutir con quienes lo integran, mucho menos con Kristalina Georgieva, a quien principalmente va dirigida la misiva, ya que las negociaciones entre ésta y el ministro de Economía Martín Guzmán están en pleno proceso.
Punto aparte: ¿Querrá Cristina, la cabeza del FTD, que Guzmán fracase para poner a uno de los suyos en una Cartera tan rimbombante?
En fin, parece que lejos quedó la apreciación de que este es un Gobierno de científicos. Por el contrario, todo indica que se trata de un Gobierno de… ¡inútiles!
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