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La desobediencia civil, el temor que llevó a desechar cerrar la noche

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La cuarentena fue muy extensa y severa como para recrearla en cualquier formato
La cuarentena fue muy extensa y severa como para recrearla en cualquier formato

Una de las críticas más enfáticas que se le hacían al gobierno en plena vigencia del ASPO era que “se enamoró de la cuarentena”. Como sea, lo cierto es que en un momento dado concluyeron que era tiempo de dar vuelta la página y comenzar a hablar del “post pandemia”. Algunos de los que sostenían esto son los que le insistían al Presidente para que dejara Olivos y comenzara a mostrarse en actos públicos -no videoconferencias-, y que fuera más seguido a Balcarce 50.

 

Así se llegó al DISPO y para tranquilizar espíritus se puso énfasis en la vacuna. Ese fue otro error del gobierno: alardear demasiado con el tema, que por un lado llevó a la gente a convencerse inconscientemente de que la pandemia era un problema superado, y por otro no asegurarse las dosis prometidas, ni tampoco los proveedores correspondientes. El poco explicado desacuerdo con Pfizer y la casi exclusividad concedida finalmente a la Sputnik V -autorizada por el Ministerio de Salud en lugar de la ANMAT-, contribuyeron a llenar de dudas un espacio donde no debería haberlas.

A propósito, ahora suena fuerte un entendimiento con China para asegurarnos millones de dosis de su vacuna, lo cual lleva a relacionar las “exigencias inaceptables” de laboratorios privados a la disponibilidad del país para hacer efectivos los pagos correspondientes, problema que se soslaya cuando la relación es entre estados.

Así y todo, aun con vacuna el mundo tardará un tiempo prolongado en sacarse de encima esta pandemia, y la vuelta de página ante el problema era más una expresión oficial de deseos que un hecho concreto. El rebrote, ya es una realidad certificada por cuatro días consecutivos con más de 13 mil casos detectados; los muertos rara vez bajan de los 150 diarios y al paso que vamos antes de terminar febrero habremos superado los 50.000. Con suerte.

Ya era una sensación, pero los últimos días quedó claro que el gobierno no tiene un plan B para una pandemia que ni siquiera figura en el Presupuesto 2021. Y eso que tenemos a Europa, que en esta cuestión sigue siendo un espejo que adelanta, pero en el gobierno no quieren saber nada de “segunda ola”. Los países del Primer Mundo, que están en invierno y penando con un virus aun más virulento, vuelven a cuarentenas estrictas, o en casos como Alemania, imponen reclusiones que antes habían evitado. Pero acá ya no hay espacio para una cuarentena como la del año pasado. No hay margen social para acatarla, ni economía que aguante otro encierro. Y menos en un año electoral.

Como sea, la prioridad es salvar las vacaciones. No hay recursos para repartir IFE y ATP en las zonas turísticas de todo el país si la temporada se arruina. Por eso siempre se pensó en el gobierno en marzo como una fecha bisagra: fin de las vacaciones y entrada al otoño. Pero para entonces esperan que la vacuna ya esté haciendo su efecto. No es lo que nos cuenta la experiencia europea.

En este marco los contagios están camino al nivel del pico de casos, y se teme que en los próximos días suban más, producto de las fiestas de fin de año. La propuesta del gobierno de implantar una suerte de toque de queda convencía a las autoridades, aunque no tal terminología. Pero desde que empezó a circular la idea se notaron resistencias, sobre todo del sector gastronómico, que a duras penas sobrevivió a la cuarentena. Los restaurantes no podrían soportar perder la noche, que es lo que representaría cerrar a las 23.

Ya hemos dicho que no hay peor cuarentena que la que no se cumple. Y si lo dijimos es porque se veía venir el conato de desobediencia civil que se plasmó en las horas previas a la difusión del DNU cerrando la noche en todo el país. Algunos mandatarios (CABA, Córdoba y Mendoza) se adelantaron a expresar su rechazo. El gobierno, que ya tiene problemas con lo del poder “bifronte”, no podía darse el lujo de una desobediencia generalizada que lo debilitaría mucho. Además, no sonaba bien cargar las tintas sobre la juventud, mercado electoral que el kirchnerismo considera mayoritariamente afín. Por eso la demora en la difusión del decreto. Iba a anunciarse el jueves y quedó para el día siguiente, con una versión muy lavada y difusa; tan solo sugerencias para que cada gobernador decida. Una forma de compartir responsabilidades y riesgos. Por eso tampoco estuvo el Presidente en los anuncios, contradiciendo la estrategia oficial habitual.

Las vacilaciones también se ven en la postura del gobierno bonaerense, originalmente el más propenso a cerrar.

La Ciudad de Buenos Aires no tuvo nunca dudas respecto de no cerrar la noche, aunque hizo el gesto de disponer el cierre comercial a partir de la 1. En la previa los gastronómicos se habían pintado la cara y desde la sede de Parque Patricios les dieron garantías en sentido contrario. Ya quedó atrás el tiempo de la sintonía porteña con Nación y Provincia. Hoy la guerra es de baja intensidad pero persistente: el jefe de Gobierno desechó la invitación de Nación para sentarse a negociar con los funcionarios nacionales tal cual estableció la ley sancionada por el Congreso, donde a instancias de los diputados cordobeses se introdujo un cambio a la media sanción del Senado para abrir una instancia de negociación de 60 días para avanzar en un convenio que defina el monto de la transferencia anual para solventar el traspaso de la policía a la Capital. Larreta considera que sentarse a negociar conspiraría con la presentación judicial de CABA ante la Corte Suprema.

El rechazo de la Ciudad al “toque de queda” nocturno hubiera marcado una nueva toma de distancia con la Nación, pero obedecía además a la necesidad del distrito: el comercio es una fuente de ingresos clave y se potencia ante la quita de recursos.

A propósito, esta semana se supo que YPF puso en venta su edificio corporativo de Puerto Madero, una icónica obra del arquitecto César Pelli, por la que se promocionó que la empresa estima poder llegar a embolsar unos 400  millones de dólares. La decisión fue enmarcada en la estrategia de la petrolera de concentrar recursos en el núcleo del negocio, la producción de energía, y financiar con los recursos que puedan ingresar de la operación inmobiliaria parte del plan de trabajo. Se habló también de una medida para “engrosar la política de austeridad y gestión eficiente” adoptada para esta etapa. Amén de ello, un legislador porteño recuerda que en el debate en el Senado sobre los fondos de CABA un legislador de La Cámpora se preguntó porqué razón YPF tenía que tributar en la Ciudad, donde “no hay ni un pozo petrolero”. A partir de entonces, no debería sorprender que la compañía traslade su sede por ejemplo a Neuquén, para dejar de garantizarle ingresos a la Ciudad. El kirchnerismo suele mostrar sus cartas antes de jugar.

 

Todo va a parar a la grieta

Hablamos ya del año electoral y eso está patente en cada acción de unos y otros. Desde la oposición adelantando su rotundo rechazo a cerrar la noche aun cuando no se había resuelto nada, a la difusión del descontrol en las playas en municipios gobernados por intendentes de JxC. En cada movimiento, propios y extraños ven y denuncian conspiraciones. Con cruces de acusaciones por vacunas que se echan a perder; e intendentes opositores que cuestionan la distribución de las vacunas a través de hospitales provinciales y su aplicación en colegios, cuando hay centros de atención primaria y vacunatorios municipales más adaptados precisamente para ese fin. Todo vale para ensanchar la grieta.

Quedó claro en el arranque mismo del año con los casos Piparo y Donda. Distintos, pero ideales para reagrupar a los dos bandos. En el primero, se aprovecha la movida para tratar de sacar de circulación a una eventual candidata a intendente en la capital provincial; en el otro, pegarle al gobierno donde puede dolerle. Tuvo que salir el Presidente a pronunciarse y, como no podía ser de otra forma, justificó a su funcionaria y minimizó la gravedad del caso. Tiene sentido: si algo tiene claro el Frente de Todos es la necesidad de mantener la unidad a como dé lugar. No hay oportunidad en que no lo tengan en cuenta y lo repitan. Más allá de las inocultables diferencias, tienen la convicción de que “unidos somos invencibles” y eso es innegociable, en términos electorales.

Puede llegar a entregar Alberto la cabeza de María Eugenia Bielsa, una figura muy ponderada por él como, pero a la sazón una librepensadora sin línea interna. Donda en cambio acaba de integrarse a “En común”, una rama del Frente de Todos con mucho de albertismo en su interior. “Vicky no se va”, confió a este medio una fuente oficial cuando el caso escalaba, y el correr de los días le dio la razón.

 
 

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  1. Cuando se estrenaba este siglo, los jóvenes actuales nacían o eran bebés. Chiquitos, pulgas inmersas en una crisis monumental que englobaba una economía agotada y un agotamiento mayor de la sociedad contra la clase política. Tan grande era ese agotamiento que la inmensa mayoría pedía ``que se vayan todos''. Genuinamente se prefería la anarquía antes de que alguno de los líderes pusiera un dedo sobre algún tipo de decisión, tan imbéciles se los consideraba. Para esa época Alberto Fernández, que desde los años 80 era funcionario público jerárquico, gerenciaba altos cargos ligados a la gestión económica del poderoso dirigente peronista Eduardo Duhalde. Siempre fue parte del elenco decisional y lo era cuando estos jóvenes apenas si tenían responsabilidad de ensuciar sus pañales o incluso algunos eran espermatozoides aún. La crisis con la que Argentina recibió al nuevo siglo fue muy famosa, tristemente, y rompió definitivamente muchas estructuras e instituciones. Rompió vidas de ahorros, rompió empresas, rompió familias quebradas por los exilios y las depresiones e incluso la muerte. También rompió algo que nunca volvió a pegarse: la relación entra la política y su sistema de representados. Para los que vivimos en esta montaña rusa que es Argentina 20 años es un montón. Pero para la historia no es ni un pestañeo y seguimos siendo las hormigas esclavas de un hormiguero pateado en 2001. Ahora bien, para los jóvenes argentinos 20 años es toda su vida. UNA VIDA EN CRISIS Los 20 últimos años argentinos hicieron que estos centennials vivieran toda su existencia, completita, en crisis. Crisis que hizo que el paisaje del cartoneo y la vida marginal sea, para ellos, una cosa normal. Que la pobreza de más de la mitad de su país sea una constante al punto que ni se planteen que la realidad, alguna vez, haya sido otra. No vivieron, no conocieron un país sin piquetes, sin marchas nutridas a base de gente arreada, tracción a plan social o a la violenta presión sindical. Su normalidad son los micros escolares que no transportan escolares sino barrabravas o esclavos planeros instrumentales para mostrar la propiedad de la calle. El poder fáctico mucho más real que cualquier institucionalidad política. ¿Qué responsabilidad les cabe sobre este panorama? Ninguna. Alberto Fernández y su plenipotenciaria vicepresidente más el concierto de gobernadores y políticos profesionales, en cambio, tienen mucha. Cuando los jóvenes de hoy no sabían atarse los cordones, un 20% de los votos consagraba a Néstor Kirchner presidente, tal era el grado de degradación y falta de representatividad de la élite política. No es el propósito de estas líneas entrar en el detalle del contubernio de traiciones, mezquindades y vilezas que reinaban en la política que entronizó al kirchnerismo y que lo convirtió en lo que es actualmente, pero la casta política (que al final no se fue) es culpable de lo que tenemos hoy, los jóvenes no. ¿Qué hacían los jóvenes en ese entonces? Con suerte estaban en la primaria y merendaban viendo Dragón Ball Z. O, sin suerte, vivían en la pobreza de las villas de miseria que crecían como pasto de la mano del narco. Comían gracias a un comedor de algún puntero o a los planes sociales que recibían sus criadores que, con suerte, podían ser sus padres y que, con suerte, trabajaban. ¿Qué responsabilidad tenían de su buena o mala suerte? Nada, cero. Sin embargo, para esa época Alberto Fernández había sido premiado con el cargo de Jefe de Gabinete de Néstor y formaba parte de un proyecto político que consolidada la dependencia social y que arruinaba una oportunidad única de despegue económico licuando la riqueza extraída a los privados en una orgia de gasto y corrupción que hoy se juzga en Comodoro Py. Cuando estos jóvenes nacieron, como castigo por usar sus pulmoncitos por primera vez en estas tierras, debían ya, miles de dólares. En qué los habían gastado, pues ellos, claramente en nada. ¿Quiénes habían sido los inmorales que les había hecho nacer con semejante hipoteca bajo el brazo? Los que llevaban años en el poder gastando a cuenta. DEUDORES ETERNOS Ya antes de la pandemia estos jóvenes debían más del doble de la deuda que tenían al nacer, sin comerla ni beberla. Para la inmensa mayoría es mucho más de la riqueza que podrán generar en su vida. Pocas inmoralidades más perversas que consumir lo que no produce, endeudando a las generaciones futuras. Dejar que paguen los niños lo que los vampiros, de antemano, se repartieron para sí al grito de el último cola de perro, suprime de plano cualquier posibilidad de ahorro. Hablemos de ahorro: cuando los jóvenes actuales eran párvulos mocosos la clase política, literalmente, les robó los ahorros a sus familias. Después les mintió diciendo que los iban a recuperar, después les prohibió ahorrar en algo que no fuera el papel higiénico que se imprimía en el Banco Central. También se robó la plata de las jubilaciones futuras y después se robó las jubilaciones directamente reduciéndolas a mendrugos. Ese robo descarado y delincuente se perpetraba mientras ellos, los jóvenes, aún no se sabían las tablas. En cambio, Alberto Fernández estaba cómodamente instalado en el poder. Los jóvenes crecieron en la naturalización de que sus abuelos son el último orejón del tarro y que es lo mismo aportar o no hacerlo, al final todos cobrarán la misma miseria. ¿Qué responsabilidad tiene ellos de que las jubilaciones sean un ultraje? Ninguna. En cambio, el kirchnerismo que quebró el sistema jubilatorio metiendo tres millones de personas a cobrar de la misma caja a la que no habían aportado un peso, ese kirchnerismo que ahora ajusta las jubilaciones por debajo de todo cálculo racional es el que hace alarde de privilegios feudales permitiendo a la multimillonaria vicepresidente cobrar dos jubilaciones de privilegio exentas del impuesto a las ganancias. Va a cobrar como 130 jubilados juntos más el retroactivo que engordará su hucha.¿Qué responsabilidad tienen los veinteañeros de semejante nivel de impune avaricia y desigualdad? INDICES VERGONZOSOS Para sobrevivir a la carencia de representatividad de los últimos 20 años, la casta política mancomunó su supervivencia al poder sindical. Un poder que tomó el control de la educación lanzándola al barranco. La educación de los jóvenes es la peor de toda la historia argentina con índices vergonzosos en todos los niveles y en los ámbitos públicos y privados. ¿Son responsables los jóvenes de la formación incompetente de sus educadores? ¿Hicieron los jóvenes los planes de estudio? ¿Fueron ellos los responsables de huelgas draconianas? Absolutamente no. No fueron ellos ni los cómplices ni los complacientes de la caída de su competitividad educativa y por ende de su futuro laboral. Cualquier gráfico que analice la capacidad adquisitiva de los argentinos muestra un país que no ha parado de caer incluso más que los países más pobres. En consecuencia, los jóvenes son más pobres que sus antecesores. En la misma escala social, sus padres y abuelos de clase media y media baja e incluso más pobre podían acceder a más bienes antes que ahora. Esto significa que los jóvenes tienen muchísimas menos posibilidades de comprar una casa o alquilar e independizarse. ¿tienen culpa los jóvenes de no tener acceso a la vivienda? No, nula. Las capas de ineficaces políticas que destrozaron toda planificación, que imposibilitaron el crédito, que regularon los alquileres y que castigan el ahorro volvieron el techo un asunto suntuario. Desde que ellos nacieron se sucedieron los quebrantos del mercado inmobiliario. Las políticas de vivienda sociales fueron un homenaje al curro en todas las dimensiones imaginables. El techo y el trabajo son un anclaje al país, sin ellos los estamos expulsando. Hablemos de trabajo, entonces. UN DRAMA ENDEMICO Uno de los dramas endémicos de los argentinos son los ni-ni. Jóvenes que ni estudian ni trabajan. Pero sin embargo, miles y miles de jóvenes, en un país asolado por el desempleo obtuvieron en plena cuarentena, trabajos hasta hace poco casi desconocidos. Muchos trabajan desde sus teléfonos o computadores, remotamente. Algunos venden su trabajo en el exterior. ¿Que hicieron los genios políticos? Les metieron regulaciones que directamente impiden el teletrabajo, redactando la ley más estúpida de la historia de las leyes estúpidas. No sólo pusieron regulaciones imposibles, sino que además, a los que lograran ganar un peso fuera del país les fueron a guadañar sus logros con impuestos abusivos. Y los más pobres, los que recorren medio día en bicicleta o a pie llevando pedidos, los que se desloman para hacer delivery, pronto serán víctimas del aparato fiscal-sindical que les chupará la sangre. Repasando: los niños que estrenaron el siglo, los jóvenes de hoy en día no tienen responsabilidad por la falta de educación, trabajo, salud, techo, seguridad, ahorro, oportunidad, previsibilidad o futuro. Nacieron en crisis y no conocieron otra cosa que la incertidumbre. Parte el corazón pensar que ni siquiera pueden añorar alguna bonanza pasada. No tiene recuerdos de un país luminoso. No vieron los edificios públicos ni las plazas sin rejas. Mucho más de la mitad no vieron a sus padres o a sus abuelos trabajar. Pocas veces se ha visto herencia más envenenada. Pues bien, a esos jóvenes se los encerró en marzo del año pasado, sin plan, sin eficiencia y sin ningún resquicio científico. Se les dieron una serie de excusas que con los meses resultaron contradictorias. Se les quito la educación, la contención sanitaria y la psicológica. La mayor cantidad de dolencias relacionadas con la salud mental, desde leves hasta trágicas, recayó en ellos. Se les impidió todo a quienes todo tenían por delante. El hambre de piel tan latente a su edad pasó a ser delito como el intercambio, la alegría, la confianza en el otro. Un cautiverio único en un mundo, ya de por si cruel y errático en la más ineficaz lucha contra el virus coronado. O sea que a todas las condenas estructurales que tenían desde que nacieron, se les sumó un encierro sin horizonte. CASTA VS. CLANDESTINOS Vieron como los jerarcas se juntaban en manifestaciones, asados y fiestas sin ningún tapujo mientras a ellos les suspendían la existencia. Si la aglomeración favorecía a la casta se permitía, si la fiesta era de ellos se llamaba clandestina. Así que estos jóvenes son ahora los nuevos clandestinos, foco de ira del fracaso del gobierno. Los niños que criamos en este Estado fallido son perseguidos en plena democracia, juzgados por su falta de sumisión, arreados en las playas a punta de escopeta. El gobierno ya había sindicado otros culpables a lo largo de la cuarentena. Pero esta vez se la agarró con las crías. ¿Qué tipo de sociedad no protege a sus crías? Luego de una manifestación multitudinaria y descontrolada, fomentada por el poder y pagada con plata robada a su futuro el 29 de diciembre, el Presidente los estigmatizó así: ``Los que más se descuidan son los jóvenes''. Y los acusó de ``jugar con fuego'', agregando: ``Sé que para muchos ir a bailar es lindo, jugar al fútbol es lindo; todo es lindo, salvo que haya un virus en el medio''. La cara tallada en Carrara hay que tener para tejer semejantes artimañas. Esta vez les tocó a los jóvenes. La gestión incompetente fagocita a sus enemigos. Curiosamente las voces que claman por la responsabilidad sobre qué planeta dejaremos a nuestros jóvenes no censuran la insostenible herencia labrada por excesos, venganzas y prebendas. Quieren jóvenes débiles, vulnerables y temerosos de todos los peligros, que dependan de un Estado que les dé instrucciones para vivir. ¡El mismo Estado que les hará pagar irresponsable y eternamente su despilfarro! Las ideas inmorales, cuando se convierten en política tienen consecuencias pútridas. Robar dinero del futuro, usar las vidas del futuro y para colmo acusar a inocentes de fracasos que les son ajenos es de una inmoralidad extrema. Esa inmoralidad que condena a nuestros jóvenes desde que nacieron.

  2. EN ARGENTINA, MUEREN DIARIAMENTE 1.000 PERSONAS POR CAUSAS DIVERSAS, PERO QUE AHORA PARECE QUE HAN DESAPARECIDO Y SE CUENTAN COMO CATASTRÓFICAS, LAS 100 O 200 DE CORONAVIRUS ¿Y DEL RESTO? AHHHHH, NADIE MORÍA HASTA EL 20 DE MARZO DE 2020.

  3. jajajajaja, que buen chiste!! Cuando son mapuches, obreros sin trabajo, jubilados o pequeños agricultores que venden verdura en Plaza de Mayo, la policía reprime con ferocidad, y nadie teme una rebelión. Cuando son pendejos, y no tan pendejos, estúpidos, y le lanzan piedras a las FFSS, son aires de Libertad y Rebelión? Después preguntan porque los puteo

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