Trascendió hace unos 15 días, que el Ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, tuvo que bajar de prepo a una reunión con referentes de organizaciones sociales de la zona oeste, a dar explicaciones sobre la falta de los fondos en cientos de miles de cuentas de personas que se acercaban a los bancos a cobrar el subsidio del mes de enero de 2021.
Arroyo no tuvo más remedio que ponerle el pecho a la situación y dejó trascender que el gobierno nacional había liberado una partida presupuestaria para trescientos cincuenta mil compañeros (350.000), pero, que Emilio Pérsico; Secretario de Economía Social a cargo de la operatoria, había desviado los fondos para el seno de su propia organización (Movimiento Evita).
Pérsico, junto a otros miembros de su esquema, habían quedado a cargo de la distribución de las tarjetas pertinentes para los cobros y se había habilitado una aplicación para solicitar que la misma fuera entregada por correo. De esta manera, interferían la llegada de la misma a ciertos grupos no afines a ellos.
La promesa del ministro estableció que, a partir del 5 de febrero, comenzarían a cobrar el mes atrasado, mientras que los líderes de las organizaciones piqueteras acordaron una reunión general con representantes de todos los distritos el próximo sábado 24 de enero en la ciudad de Morón.
Asimismo, se acordó con Arroyo volver al sistema anterior, por el cual el Banco Nación se constituía en tenedor de las tarjetas de débito y el interesado debía concurrir a la sucursal bancaria a retirarla.
La extorsión del Movimiento Evita había logrado sobrevivir a los cuatro años de Mauricio Macri y parecía encarrilarse en el actual, al ser nombrados importantes dirigentes dentro del Ministerio de Desarrollo Social. De esta manera pasaron a controlar unos setecientos mil planes sociales y unos cuarenta seis mil millones de pesos durante 2020.
Se estima que en los próximos días estalle el escándalo y Emilio Pérsico termine eyectado como funcionario del gobierno nacional. La estrategia del Presidente Alberto Fernández de rejuntar a todos los posibles enemigos de la Senadora Fernández y la agrupación La Campora para contrapesar el poder, parece haber fracasado, resultado más que obvio cuando se pone a alguien a atender el boliche de los dos lados del mostrador.
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