A un año del establecimiento de la cuarentena en la Argentina, la campaña de vacunación contra el coronavirus no deja de sumar tropiezos, incongruencias, y serias sospechas de corrupción. “Hasta hoy llegaron al país 4 millones de dosis, un 6% de las que hemos contratado”, reconoció el propio Presidente Alberto Fernández el pasado jueves 18 de marzo durante un inesperado e inocuo discurso emitido por cadena nacional, donde también aseguró que su Gobierno firmó contratos para adquirir más de 65 millones de vacunas.
Los números hablan por sí solos: desde el 29 de diciembre, se inocularon poco más de 3.100.000 personas, lo que arroja un promedio diario de aproximadamente menos de 39.000 por día. De aquel total, solo 606.300 han sido vacunados con ambas dosis. Además de ser uno de los países que menos vacunas ha aplicado en el mundo, inclusive en la región, se debe sumar la revelación del vacunatorio vip, y una absoluta incoherencia en el orden de prioridades. Y una variable no menos importante: la falta de información respecto a las dosis enviadas a los Municipios.
En el Monitor Público de Vacunación dependiente del Ministerio de Salud de la Nación, armado de apuro luego de la controvertida salida de Ginés González García, figuran las cantidades enviadas desde Nación hacia las provincias, pero no así a cada comuna. Tal vez sea responsabilidad de cada jurisdicción transparentarlo, pero mientras no se haga, las suspicacias estarán a la orden del día.
Algunos datos del conurbano bonaerense: Morón vacunó al 8,1%, La Plata y Avellaneda, el 6,8%, Tres de Febrero, el 4,7%, La Matanza y Tigre, el 3,4%, San Isidro, el 3,8%. En verdad, los porcentajes son menores, porque se toma sobre los datos de población arrojados por el Censo 2010.
En General Pueyrredón, por ejemplo, cuya cabecera es Mar del Plata, la sexta ciudad más grande del país y que el kirchnerismo anhela conquistar, seguir el rastro de la cantidad de vacunas arribadas es una tarea muy compleja. Al no existir un registro público, es necesario recurrir a información periodística. Y de allí surge que entre el 30 de diciembre de 2020, y el 3 de marzo de este año, llegaron unas 18.000 dosis: 9600 de la sinopharm, 5400 de la sputnik, y 3000 de la covishield. Sin embargo, de acuerdo a información pública brindada por la Sala de Situación del Ministerio de Salud bonaerense, hay en la ciudad al 21 de marzo 43730 personas vacunadas. Algo no cierra.
Así mismo, según se desprende de un listado oficial al que accedió este medio, compuesto de 3998 personas vacunadas con la Sputnik entre el 1 y el 21 de febrero, 3171 tienen menos de 60, lo que representa el 79%, de los cuales 1509, es decir casi el 38%, son sub-40. Más aún: del total, 923 personas fueron inoculadas en el Hospital Bernardo Houssay, dependiente del PAMI. De aquellos 923, 324 personas tienen menos de 40 años y 363, menos de 60. O sea, que solo 236 tienen más de 60 años. Vale remarcar que el 85% de las muertes por coronavirus se da en dicha franja etaria.
De acuerdo a un informe realizad por la profesora Sharon Peackock, consejera científica del primer ministro británico Boris Johnson, titulado “Mutaciones del COVID-19, pasado, presente y futuro”, que publicó Infobae en las últimas horas, “el virus se multiplica más fácilmente en los adultos mayores por tener éstos un sistema inmune debilitado. De esto se desprende que es ésta población la que debe privilegiarse con la vacuna (además del personal de salud de 1ra línea)”.
El último miércoles 10 de marzo, la diputada nacional de Juntos por el Cambio, Graciela Ocaña, denunció a través de un tweet que “el Hospital Bernardo Houssay de Mar del Plata, que administra el Pami, en lugar de vacunar a médicos y adultos mayores, lo hicieron a jóvenes de La Cámpora”. En el distrito, se calcula que la población objetivo es de 300.000, en una ciudad donde el 24% del total poblacional corresponde a personas de más de 65 años. Al igual que lo que ocurre en el resto del país, en Mar del Plata hay apenas 6088 vacunados con ambas dosis. En las últimas semanas, se inoculó a una enorme cantidad de docentes de alrededor de 40 años.
Quizá esto se explique porque las últimas dosis recibidas corresponden a la vacuna Sinopharm, que, de acuerdo al Manual del Vacunador del Ministerio de Salud de la Nación, “el 21 de febrero de 2021 fue publicada la Resolución Ministerial 688/2021 del Ministerio de Salud de la Nación, donde consta que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT) ha intervenido en el marco de sus competencias y ha recomendando la autorización de la vacuna SINOPHARM, vacuna SARSCoV- 2 (células vero) inactivada, para su uso en situaciones de emergencia en mayores de 18 años y hasta 59 años (inclusive)”. No es excusa: en tal caso, pone de relieve que el problema radica en la carencia en la diversidad de vacunas adquiridas por el país.
Tal como consignó este medio, el manejo de la distribución de la vacuna en Mar del Plata se desliza por un terreno farragoso y demasiado hermético. Desde el Ministerio de Salud bonaerense, las dosis llegan al PAMI, a la sede de IOMA, a los hospitales provinciales Interzonal y Materno Infantil. De allí, a su vez, se distribuyen a los diferentes centros de vacunación, entre ellos algunos muy llamativos: el Museo de Arte Contemporáneo (MAR), la Facultad de Arquitectura del complejo de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP), la sede del Ministerio de Trabajo del Consorcio Portuario, como así también sedes gremiales: el centro de salud del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba), la seccional local de Suteba, y la sede del Sindicato Argentino de Docentes Privados (Sadop).
Los 33 Centros de Atención Primaria de la Salud municipales no fueron tenidos en cuenta, lo que incrementa las sospechas del uso político que se le pretende dar a la vacunación de la población. Tanto el IOMA como el PAMI, que son manejados a nivel nacional por Homero Giles y Luana Volnovich, respectivamente, ambos pertenecientes a “La Cámpora”, prácticamente monopolizan la campaña de vacunación en el distrito. El “puenteo” al gobierno local de Guillermo Montenegro, de Juantos Por el Cambio, es evidente.
Bahía Blanca
Algo similar ocurre en Bahia Blanca, la segunda ciudad más grande del interior bonaerense. Allí hay siete vacunatorios: cinco a cargo de Región Sanitaria I y dos más de IOMA, destinados a docentes y policías. En el distrito gobernado por Carlos Gay, quien fuera reelecto en 2019 por Juntos Por el Cambio, el oficialismo solicitó en los últimos días una serie de informes a la Provincia y a Nación por presuntas “irregularidades y sospecha de acomodos (SIC) a la hora de aplicar vacunas”. Para ello, reclamaron datos a las autoridades locales de Región Sanitaria y PAMI, en relación a cantidad de funcionarios públicos inoculados contra el coronavirus, y de jubilados qua recibieron alguna de las dos dosis.
Esto ocurre luego que trascendiera que la ex titular del PAMI local, Paola Buedo, de 35 años, habría sido vacunada entre el 8 y 9 de marzo, el mismo día de su renuncia al cargo, de acuerdo a lo que denunciara la delegada gremial de ATE en el Instituto, Stella Maris Navarrete, haciendo alusión a su relación sentimental con el Dr. Pedro Silberman, Director Nacional de Capital Humano del Ministerio de Salud de la Nación. Navarrete, a su vez, manifestó también sus serias dudas sobre la transparencia en el padrón de vacunados y en la gran cantidad de afiliados que aún no recibieron su vacuna. Al 21 de marzo, en Bahía hay 21222 personas vacunadas, lo que representa menos de un 5% de su población.
Según el pedido de informes de los ediles de Juntos Por el Cambio, “sólo hubo una presentación informal de declaraciones juradas donde surge que la titular del PAMI de 35 años fue vacunada en un distrito vecino, lo que es más llamativo, que renunció a su cargo por obtener una beca doctoral en Polonia y se inscribe para vacunarse el día que se entera que obtuvo la beca, por lo cual se vacuna sabiendo que no iba a seguir en el cargo. Por eso no resulta contundente la explicación que se vacuna porque está al frente del PAMI”.
“Les quiero contar que ayer presenté la renuncia a mi cargo en PAMI, porque voy a empezar otro proyecto profesional: he sido convocada para realizar un Doctorado en Bioética, en el marco de una investigación de la UE, el cual inicia el 01/04/21 y tiene una duración de 3 años”, publicó en redes sociales Paola Buedo el pasado 9 de marzo.
Vale recordar, que también en Mar del Plata sucedió algo similar, de acuerdo a lo que revelara este medio el pasado 2 de marzo, donde se vacunaron, todos inscriptos como Personal de Salud:
Fernando Mogni, Director del PAMI local, 39 años, inoculado con la primera dosis en la sede de la institución el 2 de febrero.
Santiago González, Licenciado en Psicología y Director Regional de IOMA, hombre del riñón de Raverta, vacunado en el Hospital Interzonal (HIGA) con ambas dosis, el 18 de enero y el 13 de febrero. 53 años.
Guillermo Nicora, Fiscal de la Justicia Ordinaria, integrante de Justicia Legítima, inoculado con las dos dosis en el Interzonal el 26 de enero y el 20 de febrero.
Facundo “Apache” Villalba, Secretario Gremial CTA Mar del Plata, 32 años, recibió las dosis en el HIGA el 14 de enero y el 5 de febrero. El gremialista adujo que le correspondía la inoculación porque trabaja en el Hospital Interzonal, pero lo cierto es que lo hace en la administración del nosocomio, en el area de facturación.
Diego Lencinas, también de la CTA, 44 años, vacunado en el Interzonal el 18 de enero y el 12 de febrero
Tobías Balcedo, de apenas 19 años y jugador de rugby, vacunado en el Hospital Houssay el 19 de enero y el 11 de febrero.
Milagros Bensa, de 18 años, inoculada el 8 de febrero en el Interzonal como Personal de Salud, militante de Fernanda Raverta.
También en el vecino Partido de Mar Chiquita, donde ya se quedaron sin vacunas, hubo polémica: La Municipalidad confirmó que el Jefe Comunal se inoculó el 22 de enero en el Hospital Municipal “Eustaquio Aristizábal” de Coronel Vidal con la vacuna Sputnik V. Ello ocurrió apenas un día después que la ANMAT recomendara su uso para mayores de 60 años. Paredi, quien cumplirá 70 el próximo 24 de marzo, recibió la segunda dosis el 19 de febrero.
También aquel 22 de enero no sólo se vacunó el Intendente. También lo hicieron su esposa, María Cristina De Dios, y casi una decena de funcionarios y familiares, con el lote 486081120R. Y el Arquitecto Walter Wischnivetzky, Secretario General de Gobierno, DNI 23.124.784, su esposa, María Jesús Adrogué, DNI 25.257.741; el Delegado Municipal de Santa Clara, Antonio Contardo, DNI 12.743.480, y su cónyuge, Noemi Frecina, DNI 13.313.392; el Secretario de Economía de la comuna, Luis Aceituno, como así también la Jefa Distrital de Educación Verónica Serantes, DNI 22.313.163, el Director de Prensa del Municipio, Marcos Raimundi, DNI 35.141.136 y una funcionaria del área, Melany Ibañez Morán, DNI 40.721.578. Dichas personas fueron inmunizadas cuando se había establecido que la prioridad debía ser el personal de salud.
En el “Plan Estratégico contra la COVID-19 en la República Argentina”, diseñado por el Ministerio de Salud por entonces a cargo de Ginés González García a través de la Resolución 2883, se determina que “la población priorizada” será “adultos mayores de 60 años, personal de salud, personal estratégico y grupos de riesgo”.
En la Argentina actual, lo que se hace no es precisamente lo que se promete.