El fallo de la Corte donde se definirá la presencialidad o no de las clases en CABA se puede comparar con esas partidas de ajedrez nerviosas, donde las piezas pueden moverse hacia cualquier dirección y nada es predecible, al menos en los movimientos.
En el mundo de los trebejos, una de las jugadas más evocadas y premiada como la mejor de la historia fue la de Veselin Topalov contra Alexei Shirov en un torneo en España en 1998. Sin entrar en detalle, la jugada de Topalov fue magistral porque ni las computadoras pudieron predecir el resultado entre las alternativas estudiadas.
El fallo de la Corte provoca algo similar: incertidumbre y perplejidad frente a los argumentos que puedan esgrimir los cuatro jueces. Highton de Nolasco, la dama de la Corte, no votará porque rechazó la competencia originaria de la Corte Suprema. Dicho en criollo, considera que no es materia de análisis del Tribunal Supremo.
La diferencia entre aquella jugada magistral del ajedrecista noruego y el fallo de la corte es que en este último caso los pasillos fueron más veloces que los teclados. Ya trascendió que el fallo sería unánime y a favor de la Ciudad de Buenos Aires.
Un voto único con tres argumentos diferentes
Por un lado, estará el voto en conjunto de Horacio Rosatti y Juan Carlos Maqueda, que se inclinarían por defender la presencialidad de las clases sosteniendo la autonomía de la Ciudad. Dirán que existe un régimen de gobierno autónomo legitimado por el articulo 129 de la Constitución Nacional que ellos mismos reformaron como convencionales constituyentes en el año 1994.
Por otro lado, estará el voto del presidente de la Corte, el hermético Carlos Rosenkrantz, que también emitiría un fallo apoyando a Rodríguez Larreta en la presencialidad de las clases y también basándose en la autonomía de la ciudad pero aún no se sabe de qué manera esbozaría sus argumentos legales. Es decir, se ignoran por completo los fundamentos de su voto. Algunos dicen que utilizará la propia jurisprudencia de la Corte pero en concreto nadie de su entorno dio detalles.
Por ultimo, está Ricardo Lorenzetti, el jugador de toda la cancha, el más político de los jueces de la Corte, el que más ama las partidas de ajedrez. Anoche, se supo: Lorenzetti apoyará la presencialidad escolar pero irá por otra vía. Su argumennto no estará en la autonomía de la ciudad tal como esgrimirían sus colegas sino que haría mas hincapié en el derecho constitucional a la educación.
Pero nada es tan contundente en el cuarto piso de Talcahuano 550. La Corte nunca fue fácil y menos a la hora de decir “blanco“ o “negro”. Las verónicas de la tauromaquia son su especialidad. Siempre una de cal y una de arena. Los fallos del Supremo Tribunal se caracterizan por contemplar minuciosamente los argumentos de las partes en litigio.
Es por esto que el documento de hoy también vendría con una fuerte advertencia a la Ciudad de Buenos Aires respecto al cumplimiento de los protocolos, los controles y las medidas que deberán contemplarse día a día en un contexto de pandemia donde tampoco se podrá desatender un derecho fundamental tan básico como el del acceso a la salud de la población.
Como las partidas de ajedrez, el desenlace y las consecuencias de este fallo también serán impredecibles. Y la máquina, otra vez, no podrá adivinar la jugada hasta no leer la letra chica de los cortesanos.
Lorena tendría un ELO entre 600 y 750, y sabe más de ajedrez que de periodismo. De leyes ni hablar.
G_ Y VOS SABES ALGO CABEZA DE PULPO???
Los Periodistas están más locos que algunos ESQUIZOFRÉNICOS GOBERNANTES. Pero parece que en Buenos Aires la locura es contagiosa. Para que cosa el DELIRANTE PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA dice, no te gusta recurrí a la JUSTICIA, si cuando saca un fallo se vuelve loco y los Periodistas también. ESTÁN TODOS DE ATAR A LLÁ EN BUENOS AIRES.