En la misma semana en la que el Observatorio Social de la UCA advirtió que los planes sociales no alcanzan para reducir la pobreza creciente en Argentina, el presidente de Alberto Fernández anunció un nuevo aumento de $30.000 millones de esa ayuda sin que, paralelamente, se vislumbre algún incentivo para la inversión productiva y el empleo.
¿Es necesaria la ayuda social? La respuesta es obvia ¡Claro que sí! Sin planes sociales, la pobreza habría alcanzado casi al 54% a fines del 2020, y la indigencia, ésta entendida como la gente cuyos ingresos no les alcanza ni siquiera para comer, el 27%, según el mismo estudio de la Universidad Católica Argentina.
Pero también ese trabajo advirtió, al igual que lo hizo el IERAL, que en medio de diez años de estancamiento económico, con caída del PBI en los últimos tres, “el carácter masivo de la asistencia social no resultó suficiente para prevenir que la situación socioeconómica continuara deteriorándose. Esto apunta a las limitaciones que afrontan las políticas sociales en Argentina para revertir de manera duradera el deterioro de las condiciones de vida”.
En otras palabras, si no hay creación de empleo genuino, y en medio de un deterioro de las cuentas públicas, la pobreza continuará en aumento por más ayuda social que haya.
¿Y qué se hace para atraer inversiones privadas? Poco y nada. No estoy hablando de nuevos sectores de punta, estoy refiriéndome a lo ya existente, a reponer el capital invertido y ampliarlo. Vamos a algunos hechos recientes:
1-Ley de Biocombustibles: Alberto Fernández se aseguró la victoria en octubre del 2019. Sabía entonces, y si no lo sabía él lo sabían sus asesores, que en mayo de este año vencía la actual Ley de Promoción de los Biocombustibles. El año pasado el Senado aprobó por unanimidad la prórroga de esa norma, pero la oposición de las provincias petroleras hizo naufragar ese proyecto en Diputados. En medio de este “tire y afloje” el gobierno prorrogó por otros 60 días la norma a la espera de un consenso, generando incertidumbre y un retraso en posibles inversiones.
2-Hidrovía: Un caso similar al anterior. La concesión de la principal vía navegable por donde salen las exportaciones del país venció a fines de abril de este año. Las disputas entre quienes quieren renovar la explotación privada y cierto sector del kirchnerismo, que pugna por su estatización, hizo que se prorrogara por 90 días la concesión, a la espera de una resolución.
3-Plan Gas: A menos de seis meses de que se implemente el programa diseñado para incentivar las inversiones y que aumente la producción, las empresas productoras pidieron explicaciones a la Secretaría de Energía por lo que consideran un cambio en las reglas de juego. A comienzos de mayo, la Secretaría de Energía publicó una resolución que reglamenta otra condición para tener prioridad para exportar. Establece una fórmula que fija que estarán primeras en la fila aquellas firmas que hayan conseguido un precio de venta mayor en el exterior y que hayan ofrecido un volumen mayor en el Plan Gas. De esta forma, se beneficia a YPF, que fue la que más gas había licitado, pero al precio más alto. Es decir, si se mantuviera el criterio original, YPF sería la última en prioridad.
4-WalMart: Francisco de Narváez debió ceder ante la extorsión del gremio de Camioneros para que les pague un adicional a sus afiliados, quienes tenían asegurado la continuidad y las condiciones laborales luego de que el empresario comprara la cadena de supermercados norteamericana, todo esto en medio de la inacción del Ministerio de Trabajo.
Queda para el muestrario de desaciertos el intento de expropiación de la cerealera Vicentín, una empresa que ya estaba concursada judicialmente y cuya intervención y apoderamiento habría terminado, casi de seguro, con los ruinosos resultados obtenidos con Aerolíneas Argentinas e YPF (*), cuyas cotizaciones se derrumbaron, al tiempo que los juicios en contra del Estado argentino continúan en tribunales internacionales.
Habrá que destacar, también, y a favor del Gobierno, que esta semana anunció la rebaja de retenciones para las MiPymes exportadoras, un aliciente en medio del aumento de la carga fiscal que se registró desde diciembre del 2019.
El economista Eduardo Levy Yeyati (foto) destacó recientemente el problema de (todos) los políticos argentinos , a los que el corto plazo no les deja pensar un poco más allá de la coyuntura.
Puso como ejemplo que “si vos le preguntas a un economista, incluso a los buenos, te van a decir que el problema de Argentina es su déficit fiscal, pero es una respuesta epidérmica” porque “ese déficit tiene un origen más profundo”.
Apuntó a que “existe una demanda de la sociedad para repartir recursos que, a veces, no se tienen. Hay una deriva de la sociedad argentina que está muy relacionada a la exclusión laboral que hace que cada vez sean menos los que tengan un empleo formal, que aportan al fisco, al sistema previsional, y cada vez tienen empleos más precarios que no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas; eso requiere de más asistencia del Estado y a su vez genera, mayor déficit fiscal. Es un círculo vicioso que se ha desarrollado en los últimos años”.
“Hay que ver detrás de eso porque sino, no hay ajuste fiscal ni plan monetario que alcance”, advirtió el economista.
De manera más modesta que el análisis de Levy Yeyati, decidí recurrir a la metáfora futbolística ¡No se les cae una idea!, que refiere a cuando un equipo está perdiendo y sus jugadores y cuerpo técnico no saben cómo salir de esa situación adversa.
Pero el estado actual de Argentina también me llevó a otro dicho futbolero, uno que se le atribuye al gran Alfredo Distéfano, quien (dicen) le dijo a un arquero “no te pido que atajes las pelotas que van al ángulo, pero te pido que las que van afuera no las metas adentro”.
(+) Quiero señalar que nunca estuve a favor de estas privatizaciones, como sí lo estuvieron quienes luego las volvieron a estatizar.