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Suicidios policiales: la realidad de una fuerza “deconstruida”, atravesada por muertes trágicas

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Crónica de otra tragedia evitable
Crónica de otra tragedia evitable

Junio despidió a la familia policial con una noticia amarga aunque no llamativa. En instalaciones de la Unidad Operacional Ezeiza de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, fue hallado un efectivo en una letrina con un impacto de arma de fuego en la cabeza. El oficial principal Juan Manuel Rodríguez, el miércoles 30 realizó su último servicio de guardia en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza.

 

La Puerta 49 es una zona restringida por la cual se accede a diferentes áreas estratégicas del aeropuerto como los túneles de servicios esenciales, la Torre de Control de Tránsito Aéreo, oficinas de la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), y dependencias de la PSA; Recursos Humanos, Contravenciones y Faltas, sala de armas, calabozos, vestuarios y baños.

Juan Manuel estaba destinado en la oficina de Contravenciones y Faltas de la fuerza aeronáutica, pero el 30 de junio, -y tal como hacen muchos policías para llegar a fin de mes-, cubrió un servicio adicional que finalizó a las 20:00 hs.

Al pasar varios minutos de la hora señalada el encargado de la sala de armas observó en planillas que Rodríguez no había entregado la pistola que tenía a su cargo, por lo cual luego de intentar ubicarlo infructíferamente vía telefónica junto a otros camaradas se movilizó para hallarlo.


Antecedentes

Recordemos que a comienzos de 2020 el Ministerio de Seguridad de la Nación Argentina derogó la Resolución Nº 2018-956-APN#MSG dictada por el gobierno de Cambiemos, dejando sin efecto el “Reglamento General para el Empleo de Armas de Fuego por parte de los Miembros de las Fuerzas Federales de Seguridad”, lo cual generó un caluroso debate con posturas enfrentadas. Lo llamativo fue que la prohibición de dotación permanente de armamento, -H24 como se refiere en el ambiente-, sustentada en “supuestas intenciones de cuidar” a los trabajadores de la seguridad y en particular, a los de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, pareciera no haber logrado los resultados deseados.

Con la anulación del reglamento la ministra de seguridad, Sabina Frederic, y el director nacional de la PSA, Alejandro Glinski, lograron desarmar a una Fuerza Federal con presencia en todo el país en medio de una de las peores crisis de inseguridad, -en la cual no faltaron policías asesinados-, y en contra de los ciudadanos que exigían mas protección y límites a la delincuencia.

La medida gubernamental necesitaba justificarse por lo cual Glinski hizo su aparición en diferentes medios; “Mueren más policías fuera de servicio por el uso de armas que en funciones”; “Desde que la administración anterior dispuso la utilización del arma reglamentaria las 24 horas, murieron más policías fuera de servicio que en cumplimiento de él”, fueron unos de sus primeros dichos.

El comisario político de la PSA a la vez aclaró que la decisión fue acordada con su jefa, la ministra Frederic, y que ambos se basaron en los siguientes datos; “Desde marzo de 2019 (momento que se tornó obligatorio la portación de armamento las 24 hs.), tres agentes de la Fuerza se suicidaron con el arma provista por la PSA”; “El hijo de un integrante de la fuerza se suicidó con el arma reglamentaria de su padre”; “Tres agentes fueron detenidos durante la comisión de un delito con el armamento oficial en horas que no cumplían servicio”; “Una persona murió durante una discusión en una autopista por una bala disparada con el arma reglamentaria por otro policía integrante de esa Fuerza de Seguridad Federal”; “Otros siete efectivos han denunciado la pérdida del arma estando fuera del horario de servicio”.

Y concluyó; “La PSA no es una fuerza de seguridad urbana que patrulla las calles y los barrios, como sí lo hacen las policías locales como por ejemplo la bonaerense, además de Gendarmería Nacional y Prefectura”; “La seriedad indica que hay que realizar estudios profundos sobre la actuación policial fuera del horario de servicio, hay instancias anteriores a desenfundar un arma y disparar”, destacando que “El arma es de la institución, no del policía. Si el policía, en este caso de la PSA quiere estar armado, puede hacerlo con un arma de su propiedad. Como ocurría hasta el cambio de protocolo decidido por la anterior ministra. Nadie se lo prohíbe y si la utiliza deberá responder por eso, como cualquier persona”.

Las declaraciones a primera vista no dejarían lugar a dudas; el gobierno se encontraba firmemente comprometido con el bienestar de la ciudadanía y los policías, y al eximir a los uniformados de portar y tener bajo su responsabilidad un arma de fuego, evitaría no sólo la muerte de ciudadanos de bien “en manos de policías corruptos o enajenados”, sino que también impediría que sus propios subordinados se suiciden, “o al menos que lo hagan con un arma provista por el Estado argentino”.


Desenlace del caso Rodríguez

Retornando al caso de Juan Manuel Rodríguez, y habiendo pasado un tiempo considerable desde la finalización del servicio adicional y sin noticias de Él, la incertidumbre y preocupación aumentaron; “no era normal que un efectivo que termina su jornada laboral demore para entregar el armamento, y retirarse de franco”.

El encargado de la sala de armas buscó a Rodríguez en su oficina (Contravenciones y Faltas) pero no lo halló, por lo cual con otros funcionarios se dirigieron a inspeccionar las instalaciones aledañas. Desde uno de los compartimientos de los baños se escuchó el ringtone de la llamada de un teléfono, y al revisar su interior Juan Manuel fue hallado sentado en un inodoro, con el rostro cubierto de sangre pero aún con vida.

El oficial herido fue trasladado en brazos por sus compañeros desde el subsuelo de la Puerta 49 a la calle de la ex-terminal “B”, y desde allí en ambulancia con escolta policial hasta el Hospital Zonal Ezeiza “Alberto Antranik Eurnekian”. Juan Manuel falleció en el shock room del hospital a las 21:48 hs.


¿Pudo evitarse la muerte del policía?

Pasó muy poco tiempo para que las manifestaciones de Frederic y Glinski quedaran desvirtuadas, pues con la declaración de la pandemia de COVID-19 la Policía de Seguridad Aeroportuaria no solo ocupó un papel preponderante en la batalla contra el virus, -ya que los aeropuertos fueron la puerta de ingreso del SARS-CoV-2-, sino también porque la Fuerza Federal fue recargada y desplegada a otras jurisdicciones para efectuar controles poblacionales, por lo cual la presencia de esta Policía fue y sigue siendo común en rutas nacionales y provinciales, como así también en localidades bonaerenses y del interior del país.

Por otra parte es un “Secreto a Voces”; el malestar en el organismo es evidente y el agobio de los funcionarios superó cualquier parámetro tolerable. La ineficacia del Servicio Médico Laboral de la institución es únicamente equiparable con la burocracia y las evasivas de la Obra Social y la Aseguradora de Riesgos de Trabajo, que sin distinciones demostraron incapacidad para brindar atención integral acorde a las circunstancias, y como corolario, las prácticas de violencia institucional son una constante que provocan deserciones y licencias psiquiátricas de los subalternos que rara vez llegan a buen término.


Muertes trágicas registradas en la Policía Aeronáutica Nacional (PAN) / Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), desde el año 1975 hasta la actualidad

-Cabo Post Mortem Neri Argentino Alegre. Policía de la Provincia de Formosa en funciones Aeronáuticas de Seguridad-Protección y Facilitación AVSEC & FAL. 05-OCT-1975. HOMICIDIO.

-Cabo Primero PAN Osvaldo Ángel Simonetta. Fuerza Aérea Argentina, Policía Aeronáutica Nacional, Escuadrón Ezeiza. 17-JUL-1989. SUICIDIO.

-Agente Oscar Raúl Drozeski. Fuerza Aérea Argentina, Policía Aeronáutica Nacional (PAN), Escuadrón Iguazú. ABR-1992. Caratulado como SUICIDIO. No obstante familiares del efectivo han sostenido que existen elementos para considerar que se trató de un HOMICIDIO.

-Agente Enrique Ramírez. Fuerza Aérea Argentina, Policía Aeronáutica Nacional (PAN), Escuadrón Mendoza. Mata a un oficial jefe de Fuerza Aérea Argentina por móviles presuntamente pasionales. Año 1998. HOMICIDIO.

-Agente Gustavo Alberto. Fuerza Aérea Argentina, Policía Aeronáutica Nacional (PAN), Dirección Nacional. Año 1999. HOMICIDIO.

-Agente Gustavo Martín Ávila. Fuerza Aérea Argentina, Policía Aeronáutica Nacional (PAN), Escuadrón Aeroparque. Año 2000. SUICIDIO.

-Agente Marcos Luis Monserrat. Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Unidad Operacional Don Torcuato. 19-SET-2005. HOMICIDIO.

-Agente Carlos Gabriel Heredia. Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Instituto Superior de Seguridad Aeroportuaria (ISSA). Año 2007. SUICIDIO.

-Agente Marcelo Gazola. Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Unidad Operacional Santa Rosa de Conlara. 04-AGO-2008. SUICIDIO.

-Agente Cecilia Amorena. Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Unidad Operacional Mar del Plata. MAY-2009. SUICIDIO.

-Suboficial Auxiliar (R) Gustavo Fabián Quiroga. Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Unidad Operacional Ezeiza. 13-AGO-2013. HOMICIDIO.

-Oficial Ayudante (R) Alejandra Neme. Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Unidad Operacional Aeroparque. 22-NOV-2016. SUICIDIO.

-Oficial Principal Maximiliano Sequilán. Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Unidad Operacional Ezeiza. 03-DIC-2017. SUICIDIO.

-Subinspector Mariano Casemajor. Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Instituto Superior de Seguridad Aeroportuaria (ISSA). 13-SET-2018. SUICIDIO.

-Agente Jorge Rolando Vargas. Fuerza Aérea Argentina, Policía Aeronáutica Nacional (PAN), Escuadrón Aeroparque. 28-JUN-1994. Caratulado como  ACCIDENTE FERROVIARIO FATAL. No obstante familiares del efectivo han sostenido que existen elementos para considerar que se trató de un HOMICIDIO.

-Personal Civil Nancy Aramburu. Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Unidad Operacional San Luis. Año 2018. SUICIDIO.

-Oficial Ayudante Brian Añasco. Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Unidad Operacional Ezeiza. ASESINADO por un efectivo de la misma PSA, Oficial Ayudante Federico Julián Moyano, por móviles presuntamente pasionales. 23-FEB-2019.

-Oficial Ayudante Jael Abigaíl Bazán. Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Unidad Operacional Puerto Madryn. 25-MAY-2019. SUICIDIO.

-Oficial Ayudante Velazquez Victoria Mercedes. Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Unidad Operacional Ezeiza. 19-SET-2019. SUICIDIO.

-Oficial Ayudante Alberto Jesús María Neato. Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Unidad Operacional Salta. 15-NOV-2019. SUICIDIO.

-Oficial Principal Juan Rodríguez. Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Unidad Operacional Ezeiza. 30-JUN-2021. Causa “Averiguación Causales de Muerte”.

-Oficial Principal Juan Manuel Rodríguez. Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Unidad Operacional Ezeiza. 30-JUN-2021. Causa “Averiguación Causales de Muerte”.


La palabra de un especialista

Consultado al respecto el Dr. Eduardo Sandoval Obando, -especialista en psicología en emergencias, desastres, y neurociencias cognitivas, entre otras acreditaciones-, manifestó:

La evidencia científica internacional es contundente al señalar que el personal de las Fuerzas Armadas, de Seguridad, y organismos de emergencia de otra índole, pertenecen a un sector históricamente invisibilizado por las políticas socio-sanitarias de los países de la región, puesto que muchas veces al tratarse de ámbitos de primera respuesta los trabajadores o funcionarios se ven forzados a cumplir con su tarea aún a costa de su propia vida personal, familiar, social y económica.

Precisamente por ello y sin mencionar las particularidades políticas y socioculturales que caracterizan a Argentina y otros países, se debe destacar que existen factores de riesgo directamente relacionados con la función que cumplen los integrantes de las Fuerzas de Seguridad, que de una u otra forma inciden en el deterioro progresivo (a mediano y largo plazo) de la salud física y mental de los mismos tales como: sobreexigencia de roles, funciones y tareas; políticas institucionales deficientes y/o laxas en materia de protección de la salud mental que carecen de mecanismos multidisciplinarios de apoyo integral, acompañamiento socio-sanitario, aplicación oportuna de protocolos de desactivación de conflictos; inexistencia de sistemas eficientes de evaluación psicológica del personal acorde a la función, sistemas de monitoreo permanente de grupos de riesgo, alta prevalencia de trastornos vinculados con la depresión, ansiedad y estrés, -no tratados adecuadamente en vista que las lógicas biomédicas que rigen en estas instituciones tienden a ‘cuestionar’ arbitrariamente la condición de salud mental que manifiesta el personal-; desvinculación familiar progresiva como consecuencia de la función que cumplen; sistemas de mando y liderazgo obsoletos para responder ante las complejidades sociales actuales y las problemáticas en las que intervienen, entre otros.

En definitiva, y más allá de las precarias condiciones socio-laborales, sanitarias y organizacionales que enfrentan las Fuerzas de Seguridad, es necesario instalar condiciones éticas mínimas que aseguren la implementación de políticas socio-sanitarias específicas, oportunas y dinámicas, de protección integral de la salud mental de sus funcionarios, además de la modernización estratégica de las capacidades logísticas, técnicas y tácticas operativas, que velen por el resguardo integral de su más valioso activo: los Servidores Públicos.”


Conclusión

En la Policía de Seguridad Aeroportuaria como en tantas otras Fuerzas de Seguridad Nacionales y Provinciales, NO existen protocolos y procedimientos definidos para detectar oportunamente ideaciones suicidas basados en la ponderación de factores de riesgo desde el punto de vista individual, social, familiar, económico y educacional, que hacen que algunas personas presenten mayor propensión a estas conductas.

Quienes desempeñan funciones en instituciones armadas desarrollan actividades especiales que los expone a mayores condiciones de stress de tipo crónico, que los torna proclives a altas prevalencias de depresión, ansiedad y stress (sobre todo a reacciones a stress agudo, trastornos de adaptación y trastornos de stress postraumático), por lo cual efectivamente hay mecanismos y protocolos que permiten identificar a tiempo a individuos con tendencias a desarrollar ideaciones suicidas, que es la fase previa al “intento de suicidio”.

El problema principal radicaría en que si bien se conocen estas condiciones de riesgo, las mismas no se valoran ni atienden oportunamente ya que existe un “estigma” respecto quienes muestran sintomatologías relacionadas con trastornos de salud mental, por lo cual se incurre en un “dejar ser”, que hace que los trabajadores que tienen acceso a diferentes tipos de armamento, -de manera temporal o permanente-, sean mas proclives a atentar contras sus propias vidas por las condiciones laborales en las que se hallan comprendidos.

La Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) continúa siendo utilizada con “fines experimentales” y sus miembros como “conejillos de india. Las prioridades de los funcionarios jerárquicos de la institución giran en torno a políticas divorciadas de las necesidades y reclamos de los Trabajadores de la Seguridad, que de manera silenciosa solicitan ayuda y reclaman por cambios urgentes que prioricen su salud y bienestar.

Es fundamental que se apliquen cambios de fondo y que las autoridades reconozcan su responsabilidad, ya que las fallas del Sistema Sanitario están a la vista. Solamente dejando de lado posturas negacionistas podremos desactivar, la cuenta regresiva que nos conduce a una nueva muerte en la Policía de Seguridad Aeroportuaria.


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6 comentarios Dejá tu comentario

  1. Coincido con Síndico. Lo que hay que evaluar no es si se suicidan con un arma provista por el Estado, sino si las condiciones laborales promueven de alguna manera la conducta suicida. Si fuera así, aunque lo obliguen a ir armado solamente con un palo de escoba, se va a suicidar de alguna otra manera.

  2. Esta nota apunta a DESARAMAR a los policías fuera del horario de servicio para evitar que se suiciden?... (?) Si tendríamos facilidad para tenencia y portación de armas, no seria tanto problema, pero, entre la larga lista de dificulades que el estado y los gobiernos nos generan a la ciudadanía, y el desarme que pretenden de la policía fuera de los horarios de servicio, LOS UNICOS ARMADOS EN LA CALLE TERMINARIAN SIENDO LOS DELINCUENTES, QUE COMPRAN LAS ARMAS EN UN KIOSKO... tan ciego es este nuevo y decadente periodismo?...

  3. Ya publique hace muchos años en el libro " De gris oscuro a azul intenso Ideas para una Policía Mejor" algunas cuestiones para evitar este tipo de situaciones. Muchos uniformados deciden quitarse la vida en el ámbito donde trabajan, con el último acto enuncian y denuncian una situación que no pueden sobrellevar y una miopía de sus compañeros y sobre todo superiores que ignoran las vicisitudes de su personal. De no modificar el plan de capacitaciones tal como lo propuse en aquel texto lamentablemente estas situaciones se repetirán. Saludos

  4. Coincido con el Dr. Sandoval, qué las exigencias que pesan sobre los policías son muy grandes e injustas. La injusticia consiste en qué no hay ninguna relación entre exigencias y salarios. Por tanto, para mejorar las condiciones de los policías, y exigirles más todavía, hay que empezar por mejorar su régimen salarial. Es un hecho de que el gobierno no dispone de fondos para eso. Pero, habría una manera de conseguirlos, consistiría en eliminar totalmente la Gendarmería Nacional. Los gendarmes son muchos, son sólo matones, ganan mucho y, en realidad, no sirven para nada. Una prueba de ello: hace unos dos años, la policía federal o provincial, no recuerdo, atrapó a una camioneta, que venía de Bolivia, con tres,3, toneladas de cocaína. Cómo atravesó la frontera, llena de gendarmes? Volando?

  5. Es una vergüenza la PSA. En Ezeiza están todo el tiempo molestando a la gente que trabaja. Cansan. Cansan en serio. Ya no tienen mas el numero de denuncias de abusos en sus móviles. Se ve que ya es la norma.

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