“Traigan la Pfizer, quiero la Pfizer, dame la Pfizer…”, canturrea la macabra burla musical del cantor militante Ignacio Copani. Buscaba descalificar a los argentinos que claman por más y mejores vacunas para no contagiarse o morir de COVID. La melodía es especialmente dolorosa para padres de adolescentes con enfermedades crónicas para los que todavía no existe otra vacuna que la de Pfizer para proteger a sus hijos en esta pandemia.
Finalmente, el presidente Alberto Fernández decidió que era hora de hacerle caso a Copani: firmó un decreto para traer la Pfizer.
Después de medio año de empecinamiento, publicó el DNU, aunque los propios diputados oficialistas seguían empecinados en negarse a enmendar la ley que condiciona el ingreso de vacunas fabricadas en Estados Unidos. Se negaban a cambiar una cláusula sobre “negligencia”. La palabra maldita la introdujo el oficialismo en el Congreso en noviembre antes de votar la ley, evidentemente a pedido de Cristina Kirchner.
Todo indica que la vicepresidenta estaba cumpliendo con una condición especial del mandamás ruso Vladimir Putin de rechazar la vacuna de Pfizer a cambio de venderle a la Argentina la Sputnik V: una suerte de “remake” de la guerra fría, cuando el satélite soviético Sputnik I primereaba a los estadounidenses en la carrera espacial a mediados del siglo pasado.
Sin eliminar la famosa cláusula de negligencia solicitada por la vicepresidenta, La Argentina ni siquiera podía recibir las vacunas que en estos momentos está donando el gobierno del presidente Biden a los países en desarrollo.
Qué pasó para firmar semejante rendición
Alberto Fernández, admitiendo el ingreso de la vacuna de Pfizer y otros inmunizantes norteamericanos -algunos todavía esperan aprobación del organismo de medicamentos ANMAT-, estaba entregando una de las “banderas” ideológicas más preciadas de los halcones del Instituto Patria.
Al Presidente, no lo conmovieron tanto los argentinos que reclamaban más vacunas -de los que se burlaba Copani en su estribillo. Ni siquiera los fuertes reclamos en las redes sociales de grupos de padres de niños discapacitados fueron determinantes. Lo que llevó a este giro de 180 grados del gobierno en el tema de las vacunas norteamericanas fue el efecto que estaba teniendo sobre la opinión pública la deficiente campaña de vacunación que se empezaba a reflejar en las primeras encuestas de cara a las primarias de septiembre y las legislativas nacionales de noviembre.
La firma del DNU que habilita vacunas como la de Pfizer fue solo una parte de la reacción de Fernández. En ese marco, hay que entender el homenaje a las víctimas del COVID en el CCK: una forma de adelantarse a una cifra que preocupa a la Casa Rosada. En cuestión de días, la Argentina llegará al terrible hito simbólico de los cien mil muertos, y los medios de comunicación y la oposición están virtualmente “obligados” a evocarlo.
Ya por estos días, aparecen los primeros cálculos de cuántas vidas de esos cien mil se podrían haber salvado de haber aceptado la oferta de Pfizer a la Argentina. En el país, se llevó a cabo el mayor ensayo de esa vacuna de todo el mundo, con la participación de 6.000 ciudadanos. En agradecimiento, la Argentina podría haber tenido entre 8 y 13 millones de dosis ya desde enero. Unos 60 mil muertos de esos hoy ya casi 100 mil fallecieron a partir de enero, y los cálculos dan que más de 11.000 se podrían haber salvado con la vacuna Pfizer. Ese número equivale a más de 200 veces la Tragedia de Once.
Delta, otra mala noticia que preocupa en la Casa Rosada
En cualquier momento, empieza a circular en el país la temida “variante Delta”, y los propios infectólogos que asesoran al gobierno ya están advirtiendo que esa mutación atraviesa el escudo de inmunidad que genera la vacunación con una sola dosis.
El gobierno había apostado a ese esquema de “vacunación a medias” con el cálculo de que las pocas dosis previstas alcanzaban para inocular a casi todo el padrón electoral antes de los comicios pero si en la mayoría de los casos se aplicaba una sola inyección. La teoría del gobierno es que los vacunados, finalmente agradecidos al gobierno, estarían más predispuestos a perdonarle los errores en la gestión de la pandemia y el desastre al que llevó al país la política económica: un pinchazo es casi un voto, suponían los estrategos oficialistas.
Más de 11.000 personas se podrían haber salvado con la vacuna Pfizer. Ese número equivale a más de 200 veces la Tragedia de Once.
Para agravar las cosas, Moscú ya había avisado a principios de mayo que no estaba en condiciones de proveer con fluidez el segundo componente de la Sputnik, la apuesta fuerte del gobierno.
Es más, después de orquestar campañas de fake news en las redes sociales contra la de Pfizer, el Kremlin tuvo que rebautizar oficialmente la vacuna que mandaba a los satélites del tercer mundo como “Sputnik light”: un eufemismo para no admitir que los países pobres se debían contentar con una sola dosis. La industria rusa al final no estaba a la altura de la norteamericana en esta insólita “guerra fría de las vacunas” que había planteado Putin a fin de año.
Pero el gobierno recién ahora entendió el significado de la “renuncia” de Moscú a proveer la vacunación completa: cuando los infectólogos en todo el mundo empezaron a advertir que lo de la vacunación con dos dosis no era un capricho, sino la única forma de asegurar inmunidad completa contra las nuevas mutaciones.
A esto, se suma el temor a que, cuando circule la variante Delta en el país, fallezcan adolescentes con enfermedades crónicas por la apuesta errada del gobierno en esa absurda “guerra fría”. ¿Cómo lo tomaría la opinión pública?
¿Qué explicación podría dar el gobierno?
Pero el mayor de los temores que llevaron al Presidente a “hacerle caso a Copani” y contrariar a sus propios legisladores para habilitar la llegada de la vacuna de Pfizer partió de las encuestas que empezaron a augurar dificultades electorales en un grupo para el que la de Pfizer es la vacuna clave.
Una de las mayores preocupaciones son justamente los más jóvenes: los millennials (de 22 a 36) y la Generación Z (los sub 21), incluso los menores que ahora pueden votar: los chicos de 16 y 17. Esos preadolescentes son una parte del padrón que el propio kirchnerismo habilitó a votar en 2013 porque detectaba que en esas aguas conseguía abundante pesca. Ellos solo pueden ser inoculados con la vacuna de Pfizer.
Se filtró una encuesta realizada por la consultora de comunicación y asuntos públicos Fixer para sus propios clientes que revela que, desde abril hasta ahora, la imagen del gobierno y sus líderes políticos se desplomó entre esos votantes.
Según ese sondeo de la agencia liderada por Patricio Lessa, la imagen del Presidente cayó desde abril de 41 a 24 por ciento en imagen positiva, y la negativa en ese grupo etáreo creció de 37 a 51 por ciento. La imagen negativa de la vicepresidenta subió en esas camadas jóvenes que eran el fuerte electoral del kirchnerismo de 43 a 59 por ciento.
Desde abril hasta ahora, la imagen del gobierno y sus líderes políticos se desplomó entre los votantes millennials, de la Generación Z y adolescentes de 16 y 17 años.
Dentro de los más jóvenes, los adolescentes de 16 y 17 años son un padrón de 1,5 millones de votantes, equivalentes al partido de La Matanza. Y aunque venía votando menos del 30 por ciento de esos chicos, porque su voto no es obligatorio, los que sufragaban de esos primerizos lo hacían masivamente por el kirchnerismo.
¿Cómo votarían esos chicos cuando la oposición les explique que no pueden salir y disfrutar como sus hermanos mayores o como sus padres, porque el gobierno les niega la vacuna de Pfizer sin explicar por qué? En esa clientela, el gobierno podría perder medio millón de votos: la diferencia por la que Mauricio Macri le ganó a Daniel Scioli en 2015.
Se puede explicar la decepción de los más jóvenes con el gobierno también con su batalla -también perdida por la Casa Rosada- por eliminar la presencialidad en la educación a toda costa: esos chicos creían en el verano en 2021 que este año iban a poder volver a estudiar, a salir, a jugar, a encontrarse con sus amigos a hacer deportes, ir a fiestas. Están transitando una adolescencia muy compleja en una pandemia muy mal gestionada.
Otro dato que inquietaba al gobierno y lo llevó a dar marcha atrás fue que no podía aceptar las donaciones de vacunas de Estados Unidos, mientras casi todos los vecinos de la región las están aceptando encantados, excepto Venezuela. Ya Nicolás Maduro había rechazado ayuda humanitaria internacional cuando estalló hace casi una década la crisis humanitaria que generaron sus políticas y quedó ante la opinión pública mundial como un régimen inhumano.
Empujó a millones de venezolanos a buscar refugio en el exterior. Miles escaparon a la Argentina y aquí son testimonio diario y omnipresente de esa desgracia humanitaria: una cosa es que la oposición diga que la Argentina se está convirtiendo en una nueva Venezuela, y otra cosa es que el propio gobierno lo confirme.
La última encuesta de la consultora Taquión trae en ese sentido otra mala noticia sobre este grupo etario clave para el oficialismo: el 82 por ciento de los más jóvenes manifiestan que, si pudieran, se irían a vivir a otro país. En el caso de los millenials, ese porcentaje llega al 72 por ciento. Cualquier parecido con Venezuela no es tanta casualidad
Una lección para la oposición
Es difícil imaginar que esos jóvenes volverán a votar masivamente por el kirchnerismo por el que solían votar. Pero la capitulación del gobierno ante el tema Pfizer también trae una lección para la oposición. Con las vacunas norteamericanas, los opositores ganaron el segundo gran debate de la segunda ola de la pandemia, después de la presencialidad en las escuelas: el gobierno abandonó silbando bajito su empecinamiento de prohibir la presencialidad por culparla de los contagios.
La lección es que los debates, cuando se tienen argumentos obvios y sólidos, se ganan, si se dan: la oposición quedó ganadora con el tema educación presencial y las vacunas estadounidenses. ¿Quién estaría gobernando hoy la Argentina si el anterior gobierno de Mauricio Macri hubiese instalado los debates y los hubiese dado de manera contundente en lugar de silenciarlos?
El empecinamiento de los políticos cambia cuando cambian las encuestas.
Los giros abruptos del gobierno del presidente Fernández en estos dos temas muestran que las reformas que ni quiso empezar a debatir el anterior gobierno se podrían haber ganado ampliamente en la opinión pública, como la historia de las vacunas y la presencialidad. Recordemos cómo los sindicatos docentes rechazaban cualquier sugerencia de presencialidad, y veamos cómo se callaron ante la presión de la opinión pública.
El empecinamiento de los políticos cambia cuando cambian las encuestas. Una lección para el gobierno, pero también para la oposición: para que cambien las encuestas, hay que debatir.
Tristísimo pero real. El presidente dijo que prefería quebrar la economía con tal de no tener 100.000 muertos. Hoy logramos tener las dos cosas. En aquél momento le importó mas el discurso que la realidad. Hoy salen a inventar la carta trucha de Macri enviando "material de guerra" (balas de goma) a Bolivia. Entonces sale a "salvarnos" pidiendo disculpas avergonzado por la gestión de otro. Nuevamente le importa más la campaña electoral que la realidad; y éso que ni siquiera es candidato. Y lo mismo con casi todo: Se llenan la boca con los DDHH, hasta que les toca la realidad y "se olvidan" de condenar violaciones a los DDHH en países "amigos". Se llenan la boca con la inclusión, pero el INADI (intervenido, como no puede ser de otra manera) dice que decir lo de "vienen de la selva" es perfectamente inclusivo. Decía Duhalde que "no hay nada mas mentiroso que un político en campaña", pero se les está yendo la mano.
100.000 en un año y cuatro meses, pero de los 270.000 de las otras patologías nadie habla. En el mundo han muerto unos 100 millones de HAMBRE POR CULPA DEL ENCIERRO y la demolición de las economías, esto no se cuenta. La Tasa de Suicidios entre jóvenes y mayores esta subiendo exponencialmente, pero de esto NADIE HABLA. Se va confirmando por más universidades y científicos la teoría del grafeno en vacunas 9 julio, 2021 ¡Primero Pfizer, ahora AstraZeneca! Se ha confirmado que la sustancia tóxica (veneno) que los investigadores españoles encontraron en los viales de Pfizer también es el ingrediente principal de la vacuna AstraZeneca, según otro grupo de investigación científica. La Dra. Jane Ruby se unió a Stew Peters para romper el terrible descubrimiento. www.StewPeters.com | www.DrJaneRuby.com Esto ya es más que una teoría, se va confirmando por más estudios, científicos y universidades la teoría del grafeno en las vacunas contra el covid. Ante la duda hay que pedir ya que se pare todo el proceso de vacunación hasta que no se despejen todas las dudas al respecto.
" ¿Quién estaría gobernando hoy la Argentina si el anterior gobierno de Mauricio Macri hubiese instalado los debates y los hubiese dado de manera contundente en lugar de silenciarlos?" Qué carajo está diciendo? Para muestra dos botones. La reforma previsional de MM le costó CATORCE TONELADAS DE PIEDRA y la mala prensa que vino prendida, y el debate por el aborto, qué fue eso una propuesta de debate, donde cada uno de los propios fue libre de decidir, y perdió la moción. MM dio el debate de manera contundente y sin ocultar nada, ¿y? Por los mismos motivos por los que un acuerdo como el de la Moncloa no es posible en Argentina. El peronismo SIEMPRE bloqueó y bloquea lo que a sus popes no les aporta poder. Y las encuestas............ con un electorado super volátil........... por favor. Veremos en septiembre si el oficialismo no gana. Recuerdo como una foto. En el 2017 las paso en San Luis, le fue muy mal a los Sáa, INMEDIATAMENTE llenaron un inmenso galpón de electrodomésticos. A la semana empezaron a repartir............. a ver, ¿cuál fue el resultado? Adivinó. El pueblo es tan corrupto como el gobierno, por un colchón regala el voto.
Por eso mismo no hay que confiar ni en las encuestas ni en los políticos, muy en especial cuando la pifian y por mucho... lo que no dice don Dillenberger es que también él vive de las encuestas.
Sigo pensando en las personas, sanas y jovenes, que perdieron miserablemente la vida, por la falta de vacunas, y debido tenemos dirigentes obsoletos. Esas familias hoy cercenadas, esos chicos sin padres, les quedará por el resto de sus vidas, el saber que por culpa y negligencia de politicos imbeciles estan en esa situación. Solo me queda una oracion en su recuerdo.