En los últimos años se ha profundizado -tanto en nuestro país como en Latinoamérica- no solo el cuestionamiento a la conmemoración, sino también la denominación de “Día de la Raza” al 12 de octubre. Estos cuestionamientos están fundados en tres hechos fundamentales:
En primer lugar, la matanza de aborígenes americanos, siguiendo por la consiguiente destrucción de su cultura y, por último, el saqueo y robo de todo tipo de riquezas, como oro y plata y, fundamentalmente, estas tierras que, lógicamente, pertenecían a sus habitantes originales.
Por supuesto que estos hechos son tan lamentables como indiscutibles, pero también es indiscutible que a partir de ese día el mundo cambió, tanto en lo geopolítico, como en lo económico y, por supuesto, en lo cultural; de hecho, la llegada de Cristóbal Colón a estas tierras fue el acto “globalizador” más importante -para nosotros, por lo menos- ya que gracias a los europeos conocimos dos especies fundamentales para la formación del gaucho argentino, que son el ganado vacuno y el equino, por citar solo un ejemplo de ello.
Pero el debate está instalado en toda la sociedad americana, y no hay pueblo donde no se cuestione la conmemoración de este día.
En un ensayo escrito por Ignacio Tejerina Carreras, Presidente del Instituto de Cultura Hispánica de Córdoba, dice lo siguiente: ...hay dos aspectos a considerar: primero, lo apropiado o no del nombre, y segundo, el carácter que debe tener ese día...
...Pero volvamos a la fecha del 12 de octubre y al nombre que le impuso su creador, Hipólito Yrigoyen al firmar el decreto designando la conmemoración y festejo del Día de la Raza.
¿Qué quiso decir el Presidente Yrigoyen con Día de la Raza?. ¿Se refería a una raza en sentido biológico? En el día de hoy hablar de raza tiene una connotación diferente, y en mucha gente hace pensar en algo discriminatorio como es el racismo.
Pero el concepto de raza para quienes han estudiado el pensamiento político y americanista del autor del decreto, no tiene nada que ver con lo biológico, sino con lo espiritual, con una estirpe determinada, con lo que una vez Vasconcellos llamó la raza cósmica.
¿Y qué raza sería esa estirpe humana?. Pues sería ni más ni menos que una nueva, surgida en América, hija de los españoles que llegaron, la criolla, y que luego, poco a poco se fueron mestizando, primero con los aborígenes americanos y luego con los negros africanos, constituyendo los millones y millones de criollos, mestizos y mulatos que han poblado y puebla n América, fruto precisamente de ese 12 de octubre. Ellos nos trajeron cosas nuevas, porque constituían ellos mismos un tipo nuevo.
¿Pero qué otra cosa vio Yrigoyen más allá de lo biológico?. Yrigoyen vio los rasgos heredados, la cultura y la lengua, que permite comunicarnos desde el Río Bravo en México a la Tierra del Fuego, pero también vio otras cosas, como el amor a la libertad y el amor a la justicia. Yrigoyen sabía que trescientos años antes de la Revolución Francesa, que nosotros usamos y pregonamos como el origen de nuestras libertades, desde 1480 los campesinos de Castilla eran libres de cambiar su residencia y su trabajo, pudiendo mudarse de domicilio sin perder sus propiedades; y que la conquista de libertades que se originó en Aragón fue más democrática que la Magna Carta arrancada por los Barones ingleses al Rey Juan Sin Tierra.
Sintetizando, arte, cultura, lengua, tradiciones y religión fueron la gran herencia española que Yrigoyen supo valorar, y quiso que nosotros la valoráramos...
Vemos entonces que el nombre dado de Día de la Raza hay que tomarlo en función de lo que su creador lo dispuso, que el concepto de raza no excluye ni margina a nadie, ni mucho menos a los pueblos aborígenes, que conjuntamente con los negros y los españoles han conformado esta nueva América criolla que incontrastablemente surge el día 12 de octubre. Es por eso que deben evitarse los calificativos odiosos que muchas veces se repiten sin el menor análisis crítico.
Nadie niega el derecho a cuestionar a nuestros padres, pero antes de ello, primero debemos asumirlos. Es por eso que en este especial momento que vive el mundo y en particular América de habla castellana y portuguesa, debemos unirnos y fortalecer nuestros lazos que nos unen, y reconocer que somos hermanos, por sangre o espíritu, y no sólo hermanados por la desgracia y la desventura solamente.
Creo, en lo personal, que éstas son las palabras más acertadas para definir lo que significa para todos los americanos el 12 de octubre, ya
que precisamente lo que debemos conmemorar es el nacimiento de una nueva raza, la criolla, con su cultura, idiosincrasia, defectos y virtudes.
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