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Entre el Bulldog y el Koala

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LA DISPUTA MADRE QUE VIENE
LA DISPUTA MADRE QUE VIENE

Los encuestadores no dejan de sorprenderse. Pues silbando bajito, como quien no quiere la cosa, el candidato de Recrear Argentina, Ricardo Bulldog López Murphy está en condiciones de disputarle cabeza a cabeza el premio mayor al mismísimo Carlos Saúl Koala Menem, en el caso de un ballotage. Mientras algunos profetas del ocaso sienten que se les quemaron los oráculos, la mayoría de los argentinos debe percibir un escozor en esa zona sensible del bajo vientre.

 

Porque, luego del marasmo provocado por la gestión fugaz del primero, como ministro de Economía de De la Rúa, y del segundo, como presidente en dos períodos; resulta tragicómico que estos dos personajes netamente incombustibles tengan la desfachatez de prometer el paraíso en la tierra al electorado.

Felizmente, para conjurar a semejantes caraduras no hay mejor antídoto que recurrir a la memoria colectiva. Y es lo que se hará a continuación.

 

La semana del Bulldog 

Este señor, que le gusta aparecer en la TV poniendo cara de perro malo y señalando al televidente con el dedito, fue amigo íntimo de Fernando De la Rúa. Por esos “méritos”, fue elegido por éste para suceder en la cartera económica al malogrado José Luis Machinea a mediados de marzo de 2001. Ni bien ocupó el estratégico sillón del ex palacio de Hacienda, anunció un ajuste salvaje de acuerdo con los dictados del FMI. Embalado con el novel cargo, convocó a más 500 empresarios, banqueros y hombres de negocios a la exposición de su plan económico en la Bolsa de Comercio, para sumar apoyos el sábado 17, y se embriagó por los aplausos entusiastas que le propinaron. Entre estos, se encontraba la entonces ministra de trabajo y actual compañera de fórmula, Patricia La Piba (!!) Bullrich Luro Pueyrredón.

Según la crónica del matutino Clarín del día siguiente, “el ministro de Economía entró a la Bolsa de Comercio con su característico paso firme. Los más de 500 empresarios lo miraban con actitud examinadora y en profundo silencio. Ricardo López Murphy se tomó una hora y cuarenta minutos para defender su paquete y contestar preguntas. Y después de eso, el clima cambió. El timonel de Economía se fue de ese mismo escenario ovacionado, paso aún más firme y el apoyo de los empresarios en el bolsillo.

"Estamos acá para recomponer la credibilidad de la economía argentina. Este no es un programa exagerado ni débil, es un plan que reducirá gradualmente el rojo en las cuentas públicas. De no tomarse, se hubiera comprometido el orden monetario", enfatizó Murphy. Ahí, le arrancó el primer aplauso a su platea.

Quizás en ese momento sintió que la misión se cumplía y aprovechó para cantar retruco. "Muchas gracias por los aplausos pero recuerden, muchachos, que este es un régimen institucional, así que no se olviden de mandarles cartas a los legisladores", les sugirió el ministro bromeando.

Fue en alusión a que será en el Congreso donde el paquete encontrará las principales trabas para generalizar el IVA a sectores hoy exentos (como los espectáculos artísticos y deportivos) y eliminar exenciones en ganancias de utilidades a cooperativas y fundaciones, el subsidio a las naftas patagónicas y el Fondo del Tabaco.

El plan de Murphy mantiene a rajatabla el "1 a 1" de la convertibilidad y representa un ahorro presupuestario de 1.962 millones de pesos este año y de 2.485 millones de pesos el 2002. Es la cuarta poda de gastos en el último año y medio y esta vez comprometió recursos de las Universidades y algunas transferencias de la Nación a las provincias. Las medidas ya habían calentado la crisis política en la última semana y el viernes la profundizó con la renuncia de los ministros de Interior (Federico Storani), de Educación (Hugo Juri) y de Desarrollo Social (Marcos Makón).

En ese contexto político, ayer López Murphy, quiso (y lo logró) hacer público el respaldo de los hombres de negocios. Salió a la cancha a defender la concepción de su plan y lo hizo acompañado por todo su equipo. No puntualizó cada decisión: prefirió explicar el espíritu del plan.

A medida que avanzó su discurso, el ministro se ganó otras dos interrupciones. "Esta es una batalla en la opinión pública y estamos dispuestos a salir a convencer. Creo que la gente va a tomar bien el paquete porque, si no, el costo de la crisis sería alarmante", consideró cuando otro aplauso lo sorprendió.

Ante tanta convicción, uno de los participantes fue directo al grano. "Algunos tenemos la sensación de que a usted le queda poco tiempo, ¿tiene resto para dar batalla?", le preguntó tímidamente. El ministro respondió con una broma: "Imagínese el impacto que tendría una respuesta negativa". Y lo volvieron a aplaudir.

Las primeras filas albergaron a los más poderosos, como Oscar Vicente (Perez Companc), Eduardo Escasany (Banco Galicia), Manuel Sacerdote (Banco de Boston), Eduardo Baglieto (Techint), Jorge Aguado (grupo Socma), Enrique Pescarmona (Impsat), Juan Carlos Masjoan (Telecom), Aldo Roggio (grupo Roggio), Cristiano Ratazzi (Fiat), Manuel Antelo (Renault), Pascual Mastellone (La Serenísima), Enrique Federico (Mercedes Benz), Jorge Di Fiori (Cámara de Comercio) y Enrique Crotto (Sociedad Rural).

No abundaron funcionarios ni políticos, salvo la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich. Y hubo una ausencia notoria: no asistieron representantes de la conducción de la Unión Industrial. Minutos antes del encuentro, el secretario de la UIA, Ignacio de Mendiguen, se cruzó con el viceministro Artana en torno al paquete, que no contiene medidas en favor de la reactivación.

López Murphy tuvo afirmaciones rotundas. "No hay que engañarse, el apoyo internacional que conseguimos en diciembre no está para duplicarse. Los argentinos no vamos a tener todos los años alguien que se haga cargo de nuestros problemas y la única forma de rebatirlos es enfrentarlos", se sinceró.

El resto del equipo lo escuchó atento. Sólo hubo una intervención de Artana para diferenciar este paquete del ajuste que realizó el ex ministro José Luis Machinea. "Es un programa que por primera vez no aumenta impuestos, no reduce salarios ni jubilaciones, ni afecta al bolsillo del ciudadano común", disparó.”

Uno de los defensores de esta atrocidad era Manuel Sacerdote, titular del Consejo Empresario Argentino, quien se sinceró con el gran diario argentino: “Si la Argentina no cumple con la comunidad internacional que nos otorgó el blindaje, aumentará la gravedad de la situación económica. En ese caso, en vez de tener que cortar gastos por 2.000 millones de pesos como ahora, se tendría que practicar un ajuste mayor porque dejaríamos de contar con el financiamiento externo. (López Murphy) no podía encarar el ajuste por el lado de mayores impuestos porque esa vía está agotada y lo único que le quedaba era meterse por el lado del gasto. Resulta imprescindible cumplir con los pagos que se comprometieron para este año con el exterior. No podemos dejar de cumplir y que se caiga el blindaje. Quedó muy claro que se necesita producir un ahorro de 2 mil millones de pesos para que el Gobierno no se desvíe de las metas que se fijaron en el momento de recibir la ayuda externa del blindaje. Por esta razón, las autoridades del Ministerio de Economía decidieron poner el énfasis en la situación fiscal para que los números puedan entrar en caja, sin llegar a tocar los salarios de los empleados públicos. Cualquier alternativa a este programa sería peor. La propuesta de ajuste es la más conveniente que se podía diseñar”.

Un aplauso para el asador, porque siempre la variable de ajuste pasa por los sectores medios y los más desposeídos son los que pagan los platos rotos.

Al día siguiente de su ponencia triunfal en la Bolsa, Bulldog López Murphy dialogó con los periodistas del citado matutino porteño Daniel Fernández Canedo y Oscar Martínez:

-”Yo nunca quise recortar los gastos en Educación. Pero es la única manera que tengo, dentro de los marcos legales, para obligar a las provincias a ajustarse y para compartir el esfuerzo de cumplir con nuestros compromisos", explicó, con firmeza, el ministro de Economía. Ricardo López Murphy se mostró entusiasmado por el apoyo que recibió de los empresarios y de la comunidad financiera internacional. Sostuvo que cuenta con el "respaldo sin cortapisas del Presidente" y se definió como "un político" cuya función es convencer a la gente de que su plan es la mejor solución para salir de la crisis. También, con algún rasgo de preocupación, sostuvo que si bien el plan que impulsa es viable técnicamente, lo fundamental es saber cuál es el apoyo político con el que cuenta.

Vestido con la misma ropa que uso para hablar a los empresarios en la Bolsa de Comercio y para visitar a Fernando de la Rúa en Olivos, López Murphy recibió anoche a Clarín en un desierto Ministerio de Economía.

-”¿Qué siente cuando lo acusan de bajar el presupuesto en educación?

-”Eso no es cierto. Yo no quiero bajar el gasto en educación. Pero es la única manera que tengo, dentro de los marcos legales, para obligar a las provincias a ajustarse y para compartir el esfuerzo de cumplir con nuestros compromisos.

Relajado, el Ministro explicó que no tenía opción. Y aseguró que el recorte de gastos "es compartido en partes iguales por la Nación y las provincias". Luego sostuvo que las partidas para educación que deberían pagar las provincias "equivalen al 3% de sus ingresos" y que son "un poderoso incentivo para la reforma política".

Y siguió: "creo que es una excelente oportunidad para que hagan el financiamiento de esos gastos reduciendo el gasto de la política y haciendo la misma reforma administrativa que estoy haciendo yo a nivel nacional. O reasignando los recursos tanto del Fondo Nacional de la Vivienda (Fonavi), como del Fondo Económico para el Desarrollo Eléctrico del Interior (Fedei) para que puedan hacer frente a esos gastos. Ambos suman 650 millones de pesos. Es más que suficiente. Es decir, les transferimos los gastos del Fondo de Incentivo Docente pero también los medios para poder pagarlo".

-”Es una manera de verlo. Pero lo real es que ahora las provincias tendrán gastos que antes no tenían...

-”Nunca fue mi intención cortar ahi, le repito. Pero era la única forma de hacer participar a las provincias. Mire, es mucho más cómodo seguir recibiendo plata de la Nación o emitir deuda. Pero eso se acabó. No se puede más...

-”...y las provincias lo acusaron de "chantajista" por utilizar ese mecanismo.

-”Nosotros, en cambio, pensamos que es una poderosa contradicción: gastar en educación o en la política. Y eso fue, en realidad, lo que hicimos. Y lo hice a propósito. Fíjese que para financiar las transferencias de la universidad se afectaron el subsidio al tabaco y a la nafta patagónica. Y dicen que eso es un chantaje. No, yo digo que la forma correcta de verlo es: o me quedo con los subsidios a la nafta o con los fondos para la Universidad. Y es así, recursos para las dos cosas no hay. Deberán ser los gobernadores quienes elijan.

-”¿Y si los gobernadores no lo aceptan?.

-”Yo haré lo que tenga que hacer. Si las provincias no usan sus recursos, bueno, tendremos un problema...

También, sostuvo que deberían ser las propias Universidades las que se procuren al menos parte de los fondos que reúnen para su funcionamiento, "como sucede en muchas partes del mundo". Sin embargo, se cuidó de utilizar la palabra arancelamiento. "Las Universidades pueden cobrar por sus servicios, poner precio varios servicios, no sé, yo no digo arancelar, pero sí creo que hay mecanismos que hasta ahora no se preocuparon por utilizar. Y es hasta una cuestión de solidaridad con el resto de la gente". Y, como al pasar, recordó que el recorte equivale al 5,3% de los fondos para la universidad.

-”¿Era consciente de la crisis política que podría provocar su programa económico?

-”Sí, claro. Yo tomé las decisiones con criterio político. Era consciente de que generaba un conflicto, pero también sabía qué pasaría si no lo hacia. Yo sé que la política de cortar gastos no es la que quiere la comunidad política. Es más sencillo aumentar impuestos, pero yo creo que es contraproducente, y mucho más en estos momentos.

-”Varias de las medidas requieren apoyo parlamentario, ¿qué pasa si el Congreso no las vota?

-”El Congreso forma parte de los poderes institucionales de la Nación. Y yo soy muy respetuoso del funcionamiento democrático. Por eso no violamos ninguno de los pactos firmados con las provincias. Pero esta es la propuesta del Poder Ejecutivo y es posible que se pueda mejorar. Pensamos que nuestro programa es serio y consistente, el problema es cómo se procesa políticamente y si alguien tiene algo mejor. Claro que hasta ahora nadie discutió el dilema del desequilibrio fiscal en serio. Tenemos un desequilibrio de casi 800 millones y hay que cubrirlo.

-”¿Cómo se imagina que los mercados recibirán el ajuste el lunes (por mañana)?

-”Bueno, eso dependerá de muchos factores. Lo que ya tenemos es un decisivo apoyo de los empresarios argentinos y de los organismos internacionales. También sabemos que los inversores extranjeros lo ven muy bien. Pero eso hay que verlo sobre la marcha.

Cuenta que recibió varios llamados de Stanley Fischer, el número dos del FMI. Y desde Chile, donde asiste a la reunión del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) su secretario de Financiamiento, Daniel Marx, lo mantiene al tanto de la opinión de los gurúes de Wall Street.

-”Usted dijo que estaba preocupado por el apoyo político. ¿Lo tiene para mantener su programa?

-”Mire, yo confío en el programa y sé que es técnicamente viable. La pregunta es qué pesa más para los inversores. Y creo que todo lo que hagamos no sirve si el sistema político esta descompuesto. Yo soy un político y actuó como tal. Busco convencer a la gente de que esto es lo mejor que podemos hacer y por eso me quedó (demoró su viaje a Chile para atender a Clarín) porque sé que es fundamental que nos entiendan. Por todo eso espero contar con el mayor apoyo político posible.

-”¿Qué es para usted apoyo político?

- Un apoyo contundente y creíble. Y no sólo del ejecutivo. No de una coalición, pero cuantos más mejor”.

Todo resultó una ilusión, pues una semana después y ante el rechazo general por este ajuste salvaje, López Murphy renunció y se recluyó en su casa de Adrogué.

Lo que siguió, fue la antesala del final, pues el inefable Domingo Cavallo reemplazó al Bulldog y el resto es historia harto conocida.

 

La década del Koala

Como muchos recuerdan, Carlos Saúl Menem llegó a la presidencia el 8 de julio de 1989 prometiendo al pueblo argentino dos premisas fundamentales: el salariazo, y la revolución productiva. Pero ni bien el riojano más famoso cambió de apariencia exterior, se sacó el look Facundo Quiroga, mutando primero a un gato capilar para luego pasar a un peinado que evocaba a un koala (de ahí el apodo); también cambió de pensamiento económico.

De la mano del nombrado Cavallo, en sólo siete años demolieron el complejo entramado de leyes laborales y conquistas del siglo XX y la reemplazaron la ley 24.467, que consagraba la “flexibilización laboral”. La misma planteaba la reducción dei ndemnizaciones, el fraccionamiento de aguinaldos, la movilidad horaria, la imposición de hasta 12 horas de trabajo continuo sin pago de horas extras y el otorgamiento de vacaciones en cualquier momento del año.

Por otra parte, a principios de febrero de 1997 las estadísticas del INDEC señalaban que los sectores más pudientes recibían 22 veces el ingreso de los más pobres. O sea, que el 10% de la población más pobre solo obtenía el 1,6%, mientras que los más ricos se quedaban con el 36,3%.

En cuanto a la desocupación, cuando Menem terminó el mandato en diciembre de 1999, había alcanzado casi la cifra récord de un 16%.

No obstante, su destructiva receta no estuvo exenta de cosechar fans. El más famoso y polémico de ellos no fue otro que José Alfredo Joe Oreja Martínez de Hoz, ministro de Economía durante el gobierno dictatorial de Jorge Rafael Videla (1976-1981).

En un reportaje concedido al diario La Capital de Rosario, a mediados de 1996, Joe Martínez de Hoz comentó que se “sentía reivindicado” por la gestión del binomio Menem-Cavallo. “Lo nuestro fue empezar el camino, luego se interrumpió y se hubiera retomado durante la gestión de Galtieri y su ministro de Economía Roberto Alemann, pero circunstancias como la de Malvinas instalaron otra situación, y más tarde regresó el estatismo de la mano de Raúl Alfonsín. Luego, el país maduró y retomó nuestro plan, y a ello se sumó una visión política como la de Carlos Menem, que dio la orientación y un equipo como el de Cavallo para detener la inflación, achicar el Estado y realizar las privatizaciones. Sin ninguna falsa modestia, creo que de alguna manera contribuimos a preparar el terreno y a que se produjera el cambio de mentalidad”.

Más claro, por favor echarle soda.

En fin, uno de estos candidatos fue echado a patadas por pretender ser un alumno aplicado de Fondo, mientras que el otro fue elogiado nada menos que por Martínez de Hoz.

Entonces, no vale conjeturar que le espera al país si alguno de estos dos sujetos llega a sentarse en el sillón de Rivadavia a partir del 25 de mayo.

 

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