La secta “Ministerio Apostólico Poniéndonos al Lado de Jesús”, de la calle Aconcagua 1558 de Francisco Álvarez, Partido de Moreno, Provincia de Buenos Aires, liderada por el “Apóstol” Daniel Edmundo Gallo, volvió a ser protagonista de otro incidente violento, esta vez en contra de un ex adepto.
La víctima fue Oscar Aníbal Roldán, que realizó la denuncia policial este 17 de mayo en la comisaría local. Posteriormente, Roldán me ofreció un relato textual del incidente: “Cuando iba a retirar material de mi trabajo en la casa adjunta al templo de Gallo, el Apóstol sale al cruce de mi camioneta, insultándome, pegando trompadas y patadas a mi camioneta, y acusándome de quererle incendiar la iglesia (SIC). Cuando quiero arrancar para irme, Gallo se me pone delante, luego sale una de las esposas y hace lo mismo, y también aparece la patota del apóstol, Marcos y Elías López, Juan Antón, Cristian, Víctor Quiroga, Rosa Gallo y otros; luego me cruzan una camioneta delante y otra por detrás de mi vehículo, para impedirme salir y mientras siguen golpeando el vehículo e insultándome, me abren la camioneta del lado del acompañante y me ordenan bajar. Entonces, Gallo le dice a uno de sus hijos, menor de edad (16 años) “Ahora te toca a vos”. El menor sube a mi camioneta y me golpea en el rostro, luego Gallo me dice “Este es un menor, ¿qué vas a hacer ahora, lo vas a denunciar?” y luego llegó la policía. Ellos me siguen acusando, pero el personal policial revisó mi camioneta y corroboró que yo solo estaba retirando camperas en la casa de al lado del templo. Luego fui a la comisaría, pero en ese lugar no anotaron el nombre del menor.”
Utilizar a su hijo menor como patota es deleznable, pero Gallo ya tiene muchas denuncias de violencia y maltrato a menores, de ex adeptos de la secta, tráfico e intentos de secuestro.
Según ex adeptos, Gallo convive con siete “esposas”, en poligamia, de las cuales, cinco son menores de edad.
A pesar de mis denuncias, que pueden leer en los siguientes links, que llevan casi dos décadas, donde están documentados los delitos de reducción a servidumbre, enriquecimiento ilícito, abusos sexuales, usurpación y robo de propiedades, violencia familiar y de género, agresiones físicas, destrucción de familias, etc. La impunidad del apóstol es total. Quien lo dude, solo debe ver las siguientes notas que venimos publicando en Tribuna de Periodistas desde el año 2008.
La justicia tiene decenas de cuerpos de expedientes con los relatos de las víctimas, pero por razones de “tiempos judiciales”, se aduce que aún falta, para el procedimiento final, ciertas etapas; quizás necesiten un muerto o un suicidio colectivo al estilo Guyana con Jim Jones, o Waco con David Koresh, para entender la gravedad de los hechos; con estas denuncias busco evitar una tragedia anunciada y que se desmantele de una vez esta secta destructiva que asola Francisco Álvarez hace casi tres décadas, para el terror de todo el barrio.