El pasado septiembre, frente a la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados de España, Irene Montero declaró lo siguiente: “Los niños tienen derecho a saber que pueden amar o tener relaciones sexuales con quien les dé la gana. Basadas, eso sí, en el consentimiento”.
Esta delirante declaración de falsos derechos del niño no la hizo alguna psicópata anónima, la hizo, en una inequívoca muestra de apoyo a la pedofilia, la ministra de igualdad de España, una referente mundial del feminismo amada por toda la progresía argentina.
¡Y cuidado!, no nos equivoquemos; esta no fue una frase aislada, es parte de un plan sistemático que busca destruir la familia, primer y fundamental grupo social identitario del ser humano y base de la cultura occidental. Al romper el vínculo parental, el individuo queda aislado y es adoptado (y sometido) por el estado.
¿Suena paranoico?Quizás. Pero antes de que emitas ese diagnóstico te invito a que repasemos algunos antecedentes para tener un panorama completo:
1) La ESI en las escuelas. Educación sexual integral que está más dedicada a la ideología de género y a la sexualización de los menores que a prevenir enfermedades y embarazos no deseados. Valga como ejemplo el video viralizado de una maestra que en medio del aula enseña cómo colocar un preservativo con la boca (www.youtube.com/watch?v=DFXAPHU9gPk). Además, podés leer el artículo “Educación Sexual Integral: ¿Qué esconden los cuadernos?”, escrito en el año 2018, en donde analizo algunos de los puntos de los cuadernillos que el ministerio de educación entregó a los docentes.
2) La habilitación a niños de 13 años a “recibir información y acceder a métodos anticonceptivos, sin compañía de personas adultas”. O sea, no solo sin el consentimiento de sus padres, estos ni siquiera son advertidos del riesgo de que sus hijos de apenas 13 años pudiesen llegar a estar siendo manipulados por un pedófilo o por un grupo de trata de blancas.
3) La promoción por parte del estado de prácticas anticonceptivas permanentes, como lo son la ligadura de trompas y la vasectomía, destinada a jóvenes de apenas 16 años. Quieren que los jóvenes que ni siquiera han terminado el secundario se esterilicen.
3) La difusión de propaganda estatal dirigida a jóvenes de apenas 16 años, promoviendo la ligadura de trompas y la vasectomía, prácticas anticonceptivas permanentes. Quieren que los jóvenes que, ¡ni siquiera han terminado el secundario!, se esterilicen.
4) El acceso al aborto a niñas de 16 años sin el consentimiento de sus padres, incluso sin que estos se enteren. ¡Y cuidado!; en lo que respecta a menores de 13 años, la legislación es bastante ambigua, por lo que no me sorprendería que pronto también pudiesen abortar estas niñas así como así.
Para terminar, te dejo 3 declaraciones de referentes del feminismo radical que muestran que lo que está pasando no es casual.
Engels, uno de los padres del marxismo decía: “…se destruyen la dependencia de los hijos respecto de los padres… la educación de los niños (será dada) por la sociedad (estado)”.
En 1977, la famosa referente del feminismo Simon de Beauvoir, se pronunció a favor de 3 adultos que habían tenido relaciones sexuales con niños y niñas de 13 y 14 años, afirmando que “los niños no fueron víctimas de la menor violencia y dejaron claro a los jueces que estaban consintiendo”. O sea, lo mismo que dice Irene Montero.
Por último, Shulamith Firestone, otra referente del feminismo escribió en su libro “La dialéctica del sexo” lo siguiente: “Si el niño escogiera la relación sexual con los adultos, aun en el caso de que escogiera a su propia madre genética, no existirían razones a priori para que esta rechazara sus insinuaciones sexuales. Las relaciones con los niños incluirían la cantidad de sexualidad genital que el niño fuera capaz”. No solo promueven la pedofilia sino también el incesto.
Si después de todo lo que te he mostrado aún no ves que el posmodernismo o marxismo cultural quiere destruir la familia y así demoler la cultura occidental, es porque: o sos muy ingenuo, o estas entregado a la comodidad de la corrección política no pensante, o ya tenés el cerebro lavado.
Si queremos terminar con esta locura, si queremos que la Argentina salga del caos, no debemos preguntarnos ¿qué clase de país le estamos dejando a nuestros hijos?, lo que debemos preguntarnos es ¿qué clase de hijos le estamos dejando a nuestro país?
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