Mica Suárez no necesita presentación: es una de las personas más conocidas de las redes sociales. Por caso, es una youtuber argentina de 22 años que tiene millones de seguidores y que suele adherir a las consignas de los colectivos feministas, “escrache” a abusadores mediante.
El problema es que ella misma aparece salpicada por una dura denuncia por parte de una chica de 16 años, que la acusa de pedirle fotos desnuda por Instagram —allí tiene más de 2 millones de seguidores— y de acosarla sexualmente.
Según la denunciante, la primera vez que habló con la Youtuber fue por Twitter, donde Suárez tiene más de un millón de “followers”.
“Empezamos a hablar por Instagram, súper normal, hasta que un día me pidió una foto para conocerme, después todo pasó tan rápido”, dice la supuesta acosada.
Y añadió: “Habían días (sic) en los que hablábamos normal y otros en los que me pedía nudes (desnudos) y si yo me negaba me decía que no me iba a hablar más”.
La propia Mica niega lo ocurrido y asegura que es todo parte de una campaña para desprestigiarla. “¿Realmente tengo que aclarar que esto es fake? Que me diga el usuario y con mucho gusto filmo la conversación, hay mil maneras de comprobar que es falso, estoy súper tranquila”, dijo la joven a través de su cuenta de Twitter.
Sin embargo, hay algo que no cierra: si alguien la quiere escrachar con una patraña, ¿inventaría algo tan pueril como un mero pedido de fotos? ¿No sería más contundente un supuesto abuso sexual o algo similar o peor?
Se espera que, tal como ocurrió con Juan Darthés, aparezcan los señalamientos contra Mica por parte del colectivo Actrices Argentinas y otros, sobre todo porque no se trata de la primera vez que alguien señala su inconducta (ver última captura al pie de esta nota).
Y no vale pedir que la justicia se expida antes de hacer repudio alguno. No es lo que se hizo en el caso de Thelma Fardin, movida que yo mismo apoyé en dos notas publicadas en este mismo portal.
Ya son demasiados los casos que pasan desapercibidos para esos colectivos. Entre otros, los de Víctor Hugo Morales, Dante Palma y Pablo Marchetti, el “pedófilo” marido de Victoria Donda.
La vara debe ser igual para todos: ¿Acaso se trata de buscar justicia o de hacer politiquería barata? Las próximas horas responderán esa y otras preguntas.