Considero el maltrato animal una práctica despreciable e inhumana. Y lo mismo pensaba el presidente Sarmiento, quien en 1879 colaboró activamente en la creación de la Sociedad Argentina Protectora de Animales para luego impulsar la Ley Nacional 2786 de Protección Animal conocida como “Ley Sarmiento”.
Un siglo y medio después, aparece como una de las expresiones de la posverdad, el esquizofrénico ecologismo fundamentalista (el cual llega a considerar a los humanos como un mal que debería desaparecer por el bien del planeta) y su variante animalista, variante que ha instalado la idea de que los animales son seres con derechos por ser “seres sintientes”.
El posmodernismo evolucionó en sus métodos de difusión y de adhesión de simpatizantes. Abandonó la lucha de clases verticalista como forma de canalizar la explotación del rencor y del sentimiento de culpa individual, la horizontalizó y fragmentó hasta convertir al tradicional ejército de ideas del marxismo político en un sinnúmero de guerrillas emotivas con las que el marxismo cultural entrista invade los más variados aspectos de nuestra vida, tales como la educación, el lenguaje, el arte, la familia, la religión, la sexualidad, la conservación del medio ambiente, la estética, el mérito, la responsabilidad individual y el animalismo entre otros tantos frentes en los que suman a utópicos acólitos bien pensantes que no piensan y que se someten al discurso políticamente correcto del buenismo institucionalizado.
Ahora, con respecto al animalismo pregunto: ¿Qué derechos van a tener los animales? ¿Los mismos derechos que un humano? ¿Los derechos de los “seres sintientes” incluyen a las ratas?, ¿o solo abarca a los animales que nos resultan tiernos? ¿Acaso el ratón podrá pedirle al gato que respete su derecho a la vida? Los animales, ¿también tendrán los mismos deberes que los humanos? Y por último y quizás lo más importante: toda esta movida, ¿no tendrá otro fin oculto aún no revelado?
El derecho es un hecho racional propio de la condición humana, por eso decimos que el maltrato animal es un acto inhumano, porque entendemos que el respeto y la compasión hacia los animales nos enaltece como personas. Humanizar a los animales y animalizar a los humanos son las dos caras de una misma moneda, la moneda de la lógica racional que avala la supremacía de nuestra libertad individual por sobre el interés de la manada.
Para terminar, retomo la última pregunta que hice al principio y que quizás es la que más me preocupa. ¿Hay algo oculto detrás de esta movida? ¿Podrá ser este un paso intermedio para terminar en lo que verdaderamente le importa a quienes digitan los hilos de la política globalista?
Supongamos que finalmente terminásemos aceptando que “un ser sintiente” no un humano es ser sujeto de derecho. Ahora bien, es de público conocimiento la especulación de que en poco tiempo la inteligencia artificial será capaz de tener consciencia y de sentir. ¿Le daremos a ella también derechos por ser un “ser sintiente”? ¿Podrán las maquinas iniciarnos un juicio e incluso juzgarnos?
Suena conspiranoico, lo sé. Pero… ¿y si fuese cierto?
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