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¿QUE NOS DEPARARÁ EL 2008?

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BAJO EL PARAGUAS DE CRISTINA
BAJO EL PARAGUAS DE CRISTINA

     Finalmente, comenzamos un nuevo año y, más allá de brindar una hora antes —que en realidad son dos— el año empezó más o menos de la misma manera que los anteriores.
     Las mismas notas de color en los noticieros, mostrando la ciudad de Buenos Aires desierta, el primer nacimiento del año, la llegada del primer turista a Mar del Plata, como reciben el año en otras partes del mundo, la maratón San Silvestre, y las tristemente célebres de los accidentados por usar pirotecnia, los accidentes automovilísticos por conductores alcoholizados y bla bla bla... aunque este año debimos agregar noticias tales como la falta de electricidad en muchos barrios porteños y el corte del suministro de agua en gran parte de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano, además del conocido aumento de las tarifas del transporte público y la noticia estrella de esta última semana, la liberación de los rehenes colombianos, con la tristeza y amargura de haberse frustrado.
    Y como cada año, se renuevan las esperanzas, los proyectos, las ilusiones... pero ¿qué debemos esperar en este año que recién comienza los argentinos?
    Básicamente, no será un año de grandes cambios, así como no será muy distinto del anterior.
    En el plano económico, fundamentalmente, todo hace prever que las condiciones internacionales seguirán siéndonos favorables, manteniéndose los precios de los comodities, lo que permitirá al Estado seguir recaudando a través de las retenciones. En este sentido, lo único que podría causar algún tipo de turbulencia podría ser el verdadero índice inflacionario —no el que arroja el INDEC, por supuesto— y dependerá de las medidas que se adopten para sortearlo favorablemente o no. La base para seguir manteniendo un “supuesto” plan económico no es otra que continuar sosteniendo un dólar alrededor de los $3,30, eso es todo.
     En el aspecto político, tampoco habrá grandes cambios... se continuará con la misma relación —metafóricamente hablando, claro esta, ya que no existe— con la oposición y el periodismo.
     También ya quedó demostrado que en lo que a relaciones exteriores se refiere no debemos esperar grandes novedades, ya que, entre otras cosas, se reafirmó uno de los más groseros errores del ex Presidente Kirchner, seguir siendo colonia de Venezuela, o mejor dicho, de Chávez; sí hay algunos cambios en la relación con la Iglesia y el líder de la CGT, Hugo Moyano. Aquí parecería haberse invertido los roles, ya que en sus primeros contactos con Monseñor Jorge Bergoglio Cristina tuvo una actitud mucho más conciliadora que su esposo; todo lo contrario ocurrió con el líder sindical, con quien no bien asumió se produjeron los primeros chispazos.
     Pero... siempre hay un pero... existe un gran inconveniente que aparentemente no estaba en los planes de nadie, y es la intervención de la justicia estadounidense en el caso de la valija venezolana. Este será, sin dudas el principal escollo que deberá afrontar el Frente Para la Victoria durante un largo tiempo.
    Es verdad que también podrían ser los ya conocidos casos de corrupción kirchnerista, principal punto de objeción en la administración de Néstor K, pero como estos casos los maneja la Justicia argentina, no parece haber ningún problema al respecto.
    Finalmente, en lo social, el FPV deberá solucionar algunos temas pendientes. El principal, la inseguridad, y en este sentido, no debemos esperar grandes cambios, por lo tanto, no habrá grandes soluciones.
     Tampoco debemos ser optimistas en cuanto a mejoras en el sistema de salud y la educación, ya que como en el gobierno anterior, las políticas de Estado todavía brillan por su ausencia.
    Otro tema que traerá grandes dificultades a la Sra. Fernández de Kirchner es la crisis energética, ya  que la medida de cambiar el horario y la recomendación de reemplazar las lámparas comunes por las de bajo consumo es insignificante frente a la magnitud del problema.
    Sin embargo, existen dos puntos que no son muy tenidos en cuenta: uno es la gran deuda pendiente del gobierno anterior, en la que Cristina señaló, demagógicamente —como no podía ser de otra manera— su principal compromiso con la sociedad: “la inclusión social”. En este sentido, sería bueno que nos cuente cómo piensa hacerlo, y que alguien, alguno de los alcahuetes de turno, como los Fernández, por ejemplo, le avise que durante la gestión de su esposo la brecha entre ricos y pobres creció sideralmente; un dato para corroborarlo es que, si bien la construcción creció notablemente durante los últimos tres años, sólo benefició a los sectores de clase alta y media alta.
     El segundo punto a tener en cuenta tiene que ver con la necesidad de poder controlar el gran endeudamiento del Estado, tema que no tuvo muy en cuenta, ni la opinión pública ni los grandes medios de difusión. Esto es, sin dudas, algo fundamental, ya que sencillamente refleja a las claras los resultados obtenidos.
     Creo, sin temor a equivocarme, y sin tratar de hacer futurología, que este será el panorama que nos tocará vivir a los argentinos en el 2008. Esperemos, por supuesto, que nuestros gobernantes se iluminen, y podamos llegar al final del nuevo año mejor de lo que lo hicimos en 2007.
    Al menos sin tener que lamentar tantos hechos de "korrupción".

 

Pablo Dócimo

 

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