Las recientes apariciones del “triunvirato” (CFK, AF y SM) que sostiene las riendas de un caballo que montan y va para donde él quiere, evidencian la gravedad de la crisis conceptual de quienes no aceptan que ni dando vuelta dicha galera saldrá absolutamente nada.
Parecen empeñados en liberarse de cualquier estructura del pensamiento vinculada con la razón, tratando de imponer los dictados de una magia verbal de cabotaje con la que intentan arrodillar a la realidad y ganar tiempo para que no se vean las hilachas de sus costuras mal hechas.
Oyéndolo a Rafael Correa alabar a la “faraona egipcia” comparándola con José de San Martín hace unos días, nos hizo pensar en cómo se estará revolviendo en su tumba el Gran Libertador, al oír la verborrea del ex presidente ecuatoriano (condenado por corrupción en su país), y de qué modo comparan sus epopeyas de liberación con las “redistribuciones” sociales de un kirchnerismo, que se caracteriza por ser un mal aprendiz de un neo marxismo “berreta”.
Sería oportuno que recordásemos a esta altura de los acontecimientos que los psicópatas siempre tienen razones perfectamente buenas para disparar sus torcidas armas conceptuales POR NO ESTAR EN SU SANO JUICIO, arrojando en la cara de quienes les rodean sus emociones desordenadas, para actuar conforme a las necesidades de la situación en la que se encuentren a como dé lugar: a más necesidades, más “acción” descontrolada, y por ende, mayores catástrofes promovidas por sus acciones alocadas.
No es difícil pues identificar al FDT como una consecuencia de diversas patologías ligadas a la esquizofrenia, que solo sirve para señalar la peligrosidad de ciertos desvaríos.
Mientras tanto, los “popes” del movimiento kirchnerista siguen encerrados herméticamente en su arrogancia, creyendo que lo importante es atender las urgencias totalmente desbarrancadas de su propio “rebaño”.
Y así estamos hoy: viendo cómo se ocupan de los tareas más insólitas e inoportunas, creyendo que como decía el General Perón: “no se puede hacer una tortilla sin romper huevos” (sic); sin darse cuenta que ya no son capaces de romper ningún huevo, ni hacer tortilla alguna.
Comentar la catástrofe a la que nos lleva el gobierno va perdiendo sentido y solo cabe esperar que la inercia de la sinrazón que los alimenta y motoriza termine destruyendo sus falacias causando el menor daño posible a quienes no les creímos nunca absolutamente nada, y los vimos siempre como adalides del macaneo, la hipocresía y la inmoralidad.
Nuestra sociedad está dividida, pero no enfrentada. De un lado están estos psicópatas. Del otro, millones de individuos que aún consideramos la cordura como única opción de una vida posible.
A buen entendedor, pocas palabras.