En una decisión respecto de un tema que solo alguien como Fernández podía tener en dudas, el presidente confirmó que no se presentará a las elecciones internas como precandidato a la reelección.
Se trata de una obviedad dado el estruendoso fracaso de su gestión, que ha sumido al país en un caos sin precedentes, incluso más profundo y difícil que la crisis de 2001 (respecto de la cual se diferencia en que, en aquel momento, el que estaba en el gobierno no era el peronismo, de modo que todo lo que podía esperarse de éste desde la oposición eran baldazos de nafta al fuego para que todo estallara y ellos se hicieran del poder nuevamente… Sí, sí: el peronismo es una peste bubónica en el gobierno y una mucho peor fuera de él).
Además sobre Fernández revoloteaba la figura de los “Corleone” peronistas que le habían dado un ultimátum, justamente hasta hoy, para que anunciara su retiro de la competencia.
Cuando un país ha decidido entregarle el poder a un partido que se rige a sí mismo (y que pretende regir también al país) por los cánones de una mafia, con amenazas, balaceras, muertos, aprietes, matonismo, no puede aspirar a tener unos resultados muy diferentes a los que obtiene.
En medio de un día en donde la cotización del dólar libre llegó en la Capital a $440 y donde el BCRA llevó la tasa al 82%, subiéndola más de 300 pb, la vocera presidencial Gabriela Cerruti que cobra un sueldo de más de un millón de pesos mensuales, subió un video a su red de Instagram para explicar porqué teníamos inflación.
Arrancó, como no podía ser de otra manera, diciendo que habían recibido de Macri 54% de inflación. Lo que no dijo fue cómo venía evolucionando ese número hasta las PASO del 19 de agosto de 2019 y qué ocurrió cuando el país se enteró de que, lo más probable, era que el kirchnerismo volviera al poder en la Argentina. Pero, bueno, son detalles que Cerruti suele olvidar.
Luego dijo que, ni bien empezaron el gobierno, “los agarró la pandemia” con lo cual hubo que emitir muchísimo dinero para pagar las vacunas, para mantener los planes de ayuda, etcétera. Dijo que en todo el mundo había pasado lo mismo, pero que en la Argentina se había tenido que emitir el doble porque, por culpa de Macri, los mercados de deuda estaban cerrados para el país.
Tres observaciones respecto de esto. En primer lugar, la vocera está admitiendo lo que venía siendo un anatema para el populismo kirchnerista, esto es, que la emisión de dinero sin respaldo es inflacionaria.
En segundo lugar, no es verdad que la Argentina “tuvo que emitir el doble”: la Argentina duplicó su propia base monetaria en un año, no es que emitió el doble que otros países.
En tercer lugar, no es cierto que los mercados de deuda estaban cerrados por culpa de Macri: los mercados de deuda se le cierran a los países que no tienen un proyecto, un programa de estabilidad y desarrollo económico coherente y sustentable. Siempre hay dinero para los responsables; nunca para los delirantes.
Cerruti continuó con su relato diciendo que al término de la pandemia vino la guerra y que, por tanto, los precios de la energía que el país tiene que importar para vivir se fueron a las nubes. No se puede evitar seguir haciendo observaciones respecto de lo que dice esta burra.
Efectivamente el país tiene que importar energía, fundamentalmente gas. ¿Por qué ocurre eso? Porque las inversiones para que la Argentina tenga gas propio (es la segunda reserva de gas mundial) no se hicieron porque los sucesivos gobiernos kirchneristas -para arruinar a las empresas del sector y quedárselas- pisaron las tarifas desde que Néstor Kirchner asumió en 2003, rompiendo todos los contratos que hacían que el país tuviera sus precios alineados con los internacionales.
Naturalmente la inversión del sector se fue a pique y el país comenzó un destructivo proceso de consumo de stock de capital hasta que prácticamente no quedó nada. Ni inversiones de mantenimiento casi se hacen en el país. Todo eso derivó, no solamente a que volviéramos a las épocas en que la gente no tuviera luz en verano y gas en invierno, sino que fue necesario importar barcos enteros de gas licuado para mantener el aparato productivo en marcha, aunque fuera en condiciones lamentables.
Más allá de las operaciones corruptas detrás de esas importaciones de gas (hubo barcos enteros que “desaparecieron” sin dejar rastros) obviamente el país tuvo que distraer recursos para pagar a proveedores externos lo que podría haber tenido aquí si no se hubiera atacado a las empresas cortando con ello todo el programa de inversiones. ¡Qué paradójico: los peronistas, tan apegados a la teoría de la sustitución de importaciones, aquí, que el país tenía todas las condiciones naturales para producir algo localmente de modo eficiente, lo destruyeron y lo condenaron a importar caro para no morirse de frío o de calor.
De modo que lo que Cerruti expone como una “excusa entendible” de la inflación no es otra cosa que una consecuencia de una nueva torpeza peronista. Y digo “torpeza”, por ser bueno y pensar bien.
Finalmente la vocera dijo que, cuando por noviembre y diciembre de 2022, “la cosa parecía tranquilizarse” en materia inflacionaria, “nos cayó la sequía”.
Hasta la terminología de Cerruti es compatible con alguien que está contando el encadenamiento de algo así como las 7 Plagas de Egipto: no alcanzas a salir de una malaria que te agarra la otra.
Sin embargo, con excepción de la “torpeza” local de no tener energía propia, todas las demás “plagas” ocurrieron no solo en la Argentina sino en todo el mundo. No hay que explicar mucho para darse cuenta que ese fue el caso de la pandemia. Pero mientras el mundo manejó las cuarentenas de modo civilizado, afectando lo menos posible la actividad económica, aquí se eligió encerrar a todo la población, prohibiendo el trabajo y el estudio un año y medio, en una decisión que, mirada ahora en perspectiva, parece haber sido tomada a propósito como parte de un plan de control estatal de las personas (Aclaración: eso lo dijimos aquí, en estas columnas, ni bien ocurrió, no ahora, en donde, dadas las circunstancias, todo parece más claro que nunca).
¿Qué decir del impacto de la “guerra”? (Que no es “guerra” sino invasión unilateral de un país a otro) Todo el mundo sintió las consecuencias del conflicto. Solo que aquí, por la ya mencionada impericia peronista, fue mucho peor.
Lo mismo la sequía. El fenómeno “La Niña” no solo afecta a la Argentina, sino que abarca varios países y además puede predecirse con precisión metrológica porque ocurre de modo cíclico, igual que su primo hermano, “El Niño”.
Sin embargo, “las 7 Plagas de Egipto” solo se ensañaron con la Argentina. Hasta Venezuela (4%, igual una barbaridad) tuvo una inflación menor en marzo que la que nos regaló el gobierno de Fernández, Kirchner y Massa: Brasil 0.6%, Bolivia 0.4%, Uruguay 0.7%, EEUU 0.1%… Pero la Argentina casi ocho. ¿Por qué? Por las 7 Plagas de Egipto.
Termino con el principio de Cerruti. La impresentable vocera dijo: “yo sé que la inflación te jode la vida, porque todos los días te cambian los precios”. La sutil frase deja picando la idea de que “alguien” -que no son ellos- “te cambia los precios”. No es así, Cerruti: los que cambian los precios son ustedes. La mano de un almacenero -que ya no sabe cómo hacer para sobrevivir en la maraña confiscatoria con la que ustedes lo envolvieron- no es más que el brazo ejecutor de SUS disparatadas decisiones económicas: son ustedes los que cambian los precios.
En este contexto, solo a alguien que vive en Narnia como Fernández se le pudo haber ocurrido alguna vez presentarse ante la sociedad para pedirle que lo vuelva a elegir. La comunicación de hoy solo fue una bofetada que lo trajo a la realidad.