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LA PRECOGNICIÓN

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OTRA CREENCIA ERRADA DE LA PARAPSICOLOGÍA
OTRA CREENCIA ERRADA DE LA PARAPSICOLOGÍA

Existe una gran inquietud por co

    Existe una gran inquietud por conocer el devenir. Desde el futuro parecen proyectarse hacia el ser, toda clase de acontecimientos felices y nefastos, como por ejemplo, el enjambre de meteoritos que se precipita desde el espacio exterior hacia la Tierra durante las denominadas “lluvias de estrellas”, cuando ésta atraviesa cierta zona de sus órbitas. Pero lo que en astronomía es previsible, en la existencia humana no puede ser conocido, es decir el porvenir.
    El hombre se encuentra prisionero en un presente con un manojo de experiencias del pasado que le hacen obrar con más o menos tino. Pero el futuro es siempre un enigma. Se lo puede intuir o deducir de ciertos acontecimientos pasados y presentes, pero resulta difícil vislumbrar los hechos imprevistos, sobre todo los proyectados hacia un futuro remoto.
    Ese afán de conocer lo que sucederá, de saber acerca del destino de cada uno, halló cristalización ilusoria en la creencia de la "precognición".
    El tiempo sufre en nuestra mente una esfumación, la mente liberada de las ataduras del instante presente se sitúa en un futuro imaginario, donde ya están ocurriendo hechos, a cuya producción (paradójicamente) van a arribar los actuales acontecimientos. La estrella Sirio, por ejemplo, puede verse estallada aunque continúe brillando normalmente; es posible imaginar un barco hundiéndose en alta mar mientras se halla amarrado flotando sobre las aguas mansas de un puerto, o se puede ver precipitarse a tierra un avión aún ni siquiera construido. Los minerales con que va a ser construido el avión, aún se hallan en los yacimientos geológicos a la espera de ser extraídos, pero esos elementos se ven ya en forma de aeronave estrellándose, según los augures.
    Es como si todos los acontecimientos estuviesen fatalmente programados, como escenas filmadas previamente que esperan ser reproducidas; la precognición es como conocer el filme antes de ser proyectado,
    Todos los acontecimientos de las distintas partes del universo confluyen hacia nuevos hechos, de manera que de las observaciones cuidadosas de ciertos acontecimientos presentes, puede deducirse con bastante exactitud en algunos casos, hacia donde van a derivar las cosas.
    Se puede predecir un eclipse o el retorno de un cometa; en otros casos con menos precisión es posible conjeturar la producción de un accidente si en cierta carretera se practican altas velocidades con mucho tránsito de vehículos, pero no es a este tipo de procedimiento a lo que me estoy refiriendo, sino al que nace ilusoriamente de una creencia. Tomemos por caso que alguien, por ejemplo, es testigo de un accidente u oye hablar de accidentes o lee noticias sobre ellos.
    Aparentemente, en su psique no ocurre nada más que la impresión pasajera que pronto se atempera y olvida, por las nuevas vivencias que el sujeto experimenta en su vida cotidiana. Pero, sin embargo, esas cosas se van grabando en el subconsciente y en un momento dado puede ocurrir lo que vulgarmente se denomina "corazonada", porque algo tocó el subconsciente, es decir, algo indujo el presentimiento, ya sea el temor a realizar un viaje en avión, al conocimiento de que un familiar circulará con su automóvil por una ruta muy transitada, donde ocurren accidentes con frecuencia, o la noticia leída en un periódico de un accidente con víctimas fatales, el tener un familiar gravemente enfermo, etc. Entonces es cuando aparece el "presentimiento", porque allí, hundido en el subconsciente ya existen las vivencias almacenadas, las que son tocadas por las impresiones recientes, cual cuerdas de piano cuya vibración se traduce en sobresalto, temor por algo, por un acontecimiento futuro porque ya se han visto, oído o leído estas cosas.
    Todo el mundo tiene presentimientos, siempre; algunos todos los días, otros todas las semanas, meses durante todas sus vidas.
    A este fenómeno psíquico producido en estado de vigilia hay que añadir los sueños. Igual que las corazonadas, algunos sueños inquietan con mayor intensidad por presentarse imágenes vívidas. En el mundo onírico se pueden contemplar naufragios, muertes de seres queridos, temblores de tierra, guerras, epidemias, tempestades, etc., e incluso ser protagonistas o víctimas de hechos nefastos. Todo el mundo sueña, las pesadillas suelen ser comunes.
    Pero por causa de un mecanismo psíquico de autoconservación, tanto las corazonadas como las pesadillas pronto se olvidan o mejor dicho quedan hundidas en el subconsciente, dejando despejado el consciente, el cual de otro modo se vería sobrecargado por estas impresiones acumuladas día tras día y noche tras noche y viviría en un mundo infernal de recuerdos mordaces que terminarían por enervar la propia voluntad de vivir. Por eso esas cosas se olvidan (selección genética de por medio), no estorban al mecanismo psíquico, salvo si se trata de personalidades muy susceptibles o de casos patológicos. Pero he aquí que, en cierto porcentaje, por puro azar, por una lógica bien calculable sobre la base de experiencias de casualidad, algunas cosas soñadas o presentidas coinciden con algún hecho real con características semejantes y a veces hasta exactas Si de mil, diez mil, cien mil… habitantes del globo que sueñan y presienten, durante todas sus vidas, uno de ellos sueña por ejemplo que el día siguiente fallecerá un familiar en un accidente automovilístico, y eso ocurre realmente por una coincidencia azarosa, esa persona podrá creer el resto de sus días en la precognición, aunque entre los demás, haya cientos que ese día soñaron desgracias que no se hicieron realidad jamás.
    Por otra parte, después de los grandes accidentes de aviación, ferroviarios, naufragios, temblores de tierra, erupciones volcánicas, huracanes… en los cuales se producen muchas víctimas, aumenta el número de crédulos en la precognición, porque para algunos familiares y amigos que han soñado o presentido esas desgracias, se han “cumplido”, mientras que por otra parte, para la mayoría de los pobladores del globo no se cumple nada a pesar de sus corazonadas.
    Ahora bien, el cálculo sobre el azar también nos indica que existe repetición de hechos de determinada índole, felices o nefastos; son las “rachas” y la seguidilla de males que pueden ocurrir a ciertas personas.
    Si añadimos este otro factor, obtendremos a ciertos sujetos que también por racha “preconocen varios acontecimientos seguidos”. Ellos mismos se autoconvencen de sus poderes y los que les rodean empiezan a creer muy seriamente en sus dones y así aparecen los conocedores del destino, los vaticinadores.
    El origen de esta creencia es entonces el fruto del azar, de las coincidencias que, dicho sea de paso son negadas como tales, porque inconscientemente se teme al azar, se prefiere no aceptarlo y se buscan siempre otras explicaciones más “satisfactorias”, es decir más alejadas de la realidad fatal.

 

Ladislao Vadas

 

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