Si dudas, el primer representante de esta nueva corriente “pseudo progresista” que hoy gobierna varios países de Latinoamérica, fue inaugurada por el Presidente de Brasil, Lula da Silva.
Cuando apareció, allá a fines los 90 como respuesta y alternativa al fracaso del “neoliberalismo”, los simpatizantes de pensamientos conservadores, liberales, e incluso de centroderecha no ocultaban su temor frente a una posible reaparición del comunismo, aún cuando todos pensábamos que se había extinguido luego de la “perestroika” y la posterior caída del muro de Berlín.
Sin embargo muy por el contrario de actuar como lo que la mayoría creía, un comunista disfrazado de progresista, Lula comenzó a sorprender con una política mucho más cercana al liberalismo —o centroderecha, si se prefiere— que a lo que la mayoría imaginaba que haría.
Luego de Lula, comenzaron a emerger varios presidentes identificados como centroizquierda o progresistas.
Diferencias entre Lula y Cristina
En realidad, son muchísimas las diferencias que existen entre el Presidente brasileño y Cristina Kirchner, pero para no hacer un detalle extenso y tedioso, podríamos remitirnos a las actividades actuales de cada uno.
Mientras Lula visita al Presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, y anuncia que ambos países firmarán en diciembre próximo un amplio acuerdo de alianza estratégica, que incluirá la transferencia de tecnología militar francesa al país sudamericano que afianzaría el papel de Brasil como líder regional y también reiteró que se esforzará por incluir a Brasil en organismos como el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y el G-8 —el grupo que reúne a los ocho países más industrializados del planeta— Cristina inaugurará hoy su agenda de este año de contactos con mandatarios extranjeros con una controvertida reunión en la Casa Rosada: recibirá al presidente de Guinea Ecuatorial, el dictador Teodoro Obiang.
El motivo de la visita de este cuestionado presidente es, principalmente, afianzar la relación bilateral, ya que el país africano analiza la posibilidad de abrir una embajada en Buenos Aires.
Pero ¿Cuál es el interés de la Argentina? Básicamente, se aspira a potenciar la cooperación en materia energética, dado que Guinea Ecuatorial es el tercer exportador de hidrocarburos de África subsahariana y es la capital financiera de África central.
Esto demuestra, entre otras cosas, que a la hora de los negocios, el Frente Para la Victoria no tiene ningún tipo de escrúpulos.
El Gobierno nacional, que hace de los DDHH una de sus banderas, no se ruboriza por hacer nuevas amistades, especialmente cuando de dinero se trata, dado que sobre Teodoro Obiang, un militar devenido jefe de Estado gracias a su permanencia de 29 años ininterrumpidos en el poder y que gobierna su país mediante un golpe de Estado contra su tío, el también dictador Francisco Macías, recaen abultadas denuncias y advertencias de la comunidad internacional por excesos, persecuciones y abusos de su régimen sobre la sociedad civil de su país.
Diversos informes de Amnistía Internacional señalan los abusos de su gobierno y hacen hincapié en el desconocimiento de los derechos humanos y en la instalación de un sostenido proceso de persecuciones políticas, que incluye torturas y desaparición de opositores.
Un informe de situación sobre Guinea Ecuatorial elaborado por Amnistía Internacional realizado en 2007, señala la existencia de “presos de conciencia y personas detenidas por motivos políticos en 2003 y 2004, recluidos sin cargos ni juicio”, entre otras violaciones a los DDHH.
Otro buen amigo
Como dijimos, mientras Lula sella relaciones con el Gobierno de Francia, Cristina se sigue rodeando de impresentables, y sigue reafirmando su relación Con Hugo Chávez, con quien en los últimos días intercambiaron gentilezas, cuando Cristina confirmó que seguirá enviando carne a Venezuela y el mandatario venezolano correspondió el gesto vociferando que “Argentina no debe preocuparse por la crisis energética, ya que Venezuela enviará todo el petróleo que sea necesario” (habría que preguntarse qué están esperando).
Mientras tanto, el Presidente venezolano —que a comienzos del año 2006 tenía el 65% de popularidad— en este momento está alrededor del 38% de aprobación y continúa perdiendo puntos, según un relevamiento realizado por la encuestadora Keller & Asociados, una de las preferidas de Chávez .
Según esta firma, la pérdida de apoyo —que coincide con los resultados del referéndum del 2 de diciembre, donde el Presidente confesó que "he perdido 3 millones de votos en un año"— se debe a las graves situaciones en lo interno: inflación, desabastecimiento, inseguridad, corrupción, y la permanente tensión en lo externo: conflictos con Estados Unidos, Colombia, El Salvador, Exxon Mobil, el Rey Juan Carlos, sumado a los problemas derivados de la inseguridad ciudadana y el desabastecimiento de alimentos, especialmente la escasez de leche a partir del segundo semestre del año pasado. Estos son, entre otros factores, los detonantes en el ánimo de los venezolanos.
Mientras tanto, en nuestro país...
Mientras en la Argentina asesinan a cientos de personas cada día, debemos rezar para que la temperatura no supere los 30 grados y que no colapse el sistema eléctrico; mueren un promedio de treinta personas diarias en accidentes de tránsito, la inflación castiga nuestros bolsillos y aparecen permanentes casos de corrupción. Al mismo tiempo, Cristina Kirchner quiere hacer un "museo del hielo", otra gran noticia que se suma a la del “tren bala”, tan graciosa —o triste, depende como usted lo tome— como las mentiras del Indec.
Esto que parece broma, no lo es. Según informó la agencia de noticias DYN, “la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se reunió el pasado 12 de Febrero, al mediodía, con representantes del Museo Glaciológico, quienes le presentaron un proyecto de inversión privada para la construcción de un museo del Hielo en la villa turística de El Calafate, Santa Cruz.
La audiencia se realizó en el despacho de la mandataria y estuvieron presentes el secretario de Turismo, Carlos Enrique Meyer; el titular del directorio de la Administración de Parques Nacionales, Héctor Espina; y el presidente del museo Glaciológico, Ignacio Jasminovick”.
Conclusión
Como bien define Mario vargas Llosa en el prólogo del libro “El regreso del idiota” —segunda parte del excelente libro titulado: “Manual del perfecto idiota latinoamericano”— existen dos tipos de izquierda, la izquierda “carnívora” y la izquierda “vegetariana”.
La izquierda vegetariana, está representada, además de Lula, por Tabaré Vázquez en Uruguay; y Ricardo Lagos y Michelle Bachelet en Chile, y se asemeja más al liberalismo que a otra cosa, ya que defiende la libre empresa y los mercados libres.
La izquierda carnívora, se caracteriza por su inclinación al régimen dictatorial del “patriarca”, el dictador cubano Fidel Castro y es donde se encolumnan los más radicalizados, como Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador y el máximo representante de este movimiento, Hugo Chávez.
Lógicamente, no deja de lado a Néstor Kirchner y esposa, a quienes califica como “maestros del camaleonismo político”, ya que pueden pasar de la izquierda carnívora a la vegetariana y viceversa en cuestión de días, y a veces en horas, o para decirlo más en “argentino”, como alguien dijo alguna vez de Perón: “Pone el guiño para la izquierda pero agarra para la derecha”.
Creo, en lo personal, que eso es exactamente lo que hacen Néstor y Cristina: venden un discurso de izquierda, pero son verdaderos camaleones políticos, y este breve racconto y comparación entre las actividades de Lula y Cristina, no hacen más que ratificar los dichos de Mario Vargas Llosa.