El ministro-candidato Massa aplicó, con la inveterada naturalidad peronista, el viejo principio de “vos poné la plata así el beneficio me lo llevo yo”.
Por ese simple expediente dispuso una serie de regalos respecto de los cuales él asume el agradable rol de “anunciador” mientras otros (por la sola ocurrencia de él) deben asumir el doloroso rol de “pagadores”: es la quintaesencia del peronismo; casi podríamos decir que el peronismo nació, vivió y vive por el imperio de ese principio.
Esta vez el regalo por interpósitas personas consistió en una serie de bonos (esencialmente, repartir plata) que, las empresas del sector privado a sus trabajadores y las provincias a sus empleados públicos, les deben pagar en septiembre y en octubre.Sin embargo, esta vez, no ocurrió lo que siempre pasó en general en la eterna historia peronista en donde los “pagadores” de los regalos los pagaron sin mayores protestas: esta vez tanto el sector privado como la mayoría de las provincias le notificaron al ministro-candidato que no estaban en condiciones de pagar nada.
Como no podía ser de otra manera, inmediatamente, quienes nunca pagaron una quincena y que no tienen la menor idea sobre cómo funciona el mundo real, salieron con el siempre presente mensaje de la “sensibilidad social” a “matar” a quienes habían alzado sus voces contra los bonos, especialmente aquellos en el sector privado.
No sé porqué, pero frente a esto, inmediatamente, vino a mi mente el caso del tipo que presta un libro, no se lo devuelven y, cuando lo reclama, todo el mundo lo señala como un hijo de puta que no tiene “tacto”.O sea el tipo presta el libro, pasa el tiempo, no se lo devuelven, pide por favor que se lo devuelvan y el hijo de puta “sin tacto” es él, no el que se apropió del libro.
Aquí hay muchos que se han subido al púlpito sacrosanto de la “sensibilidad” señalando cómo miserables a quienes se niegan a pagar pero sin decir una palabra de quienes generaron las condiciones de miseria que se usan como motivos fundantes de la dádiva.
Por supuesto, a su vez, quienes se suben a ese púlpito no son los que tienen que meter la mano en el bolsillo para pagar el regalo de cuyos eventuales efectos electorales disfrutará Massa. Esa gente, en general, son los demagogos del micrófono o de las cámaras de televisión, por lejos los dos elementos más proclives al populismo después de la política.
El ministro-candidato dijo que este paquete estaba destinado a mitigar la devaluación impuesta por el FMI como consecuencia del préstamo que solicitó Macri. Más allá del clásico e infaltable “ah pero Macri”, lo cierto es que Massa admite que el costo del desbarajuste que armó él como consecuencia de un pésimo manejo de la coyuntura económica (sin tener plan, negándose expresamente a hacer lo que el sentido común indica, haciendo en muchos casos directamente lo contrario de lo que el sentido común indica) se lo va a trasladar a gente que no tiene nada que ver con el hecho de que él no sepa hacer las cosas: de vuelta, te presto el libro, no me lo devolves, te lo reclamo y encima de que no me devolves el libro el “insensible” soy yo por pedírtelo.
Este esquema peronista ya aburrió. Ya cansó a todos los que hasta aquí han pagado la fiesta de cuyos efectos agradables vivió el peronismo durante 80 años.La idea de aparecer como el bondadoso Rey Mago para que la gente se sienta en deuda conmigo (cuando en realidad el que puso la plata para pagar el chiste fue otro) ya no va más en la Argentina.
Primero porque la gallina de los huevos de oro (el sector productivo del país) fue asesinada por quien hasta ahora vivió de sus huevos.Y segundo, porque el sistema encierra una enorme injusticia, una injusticia tan injusta como la del ejemplo del libro.
Es curioso porque la lógica detrás de la iniciativa de Massa se parece mucho a la que hay detrás del verso de los “derechos ampliados” que tanto parecen preocuparle a Florencia Peña y a otros que, como ella, han recibido, no derechos, sino privilegios pagados por otros.
En efecto, toda esa idea de que ciertos colectivos fueron reconocidos por el kirchnerismo “en sus derechos” es una mentira completa. Tan mentira como que la gente deba agradecerle a Massa los bonos de septiembre y octubre.
De nuevo, aplicando el principio del Rey Mago, lo que el kirchnerismo ha hecho con el verso de los derechos es pasarle a la sociedad en general el costo de dar por cumplidas ocurrencias minoritarias. Cuando quien tiene que hacerse cargo de ese costo protesta, es un nazi que viene a liquidar la “ampliación de derechos”; algo así como poner en práctica la segunda parte del plan que queda muy gráficamente explicada con el ejemplo del que presta el libro: el hijo de puta es el dueño que lo reclama, no el que no lo devuelve.
Si todos los colectivos minoritarios se agruparan en asociaciones bien ruidosas y salieran a acusar de nazis a quienes no les paguen sus gustos, es posible que el país no fuera otra cosa mas que un rejunte de islotes cuyos “derechos” estarían multilateralmente neutralizados, porque los beneficios de unos se compensarían con los costos que deben pagar por los beneficios de otros… No se puede vivir así.
El pequeño detalle en ésta ocasión de los bonos es que parte de los “pagadores” a los que Massa ha compelido a cumplirle sus veleidades de Rey Mago son de su propia tropa: los gobernadores e intendentes peronistas.Todos ellos le dijeron lo que hace años la sociedad debió haberle dicho al peronismo con todas las letras: “Ah… ¿vos queres hacerte el taita con la mía…? ¡No, hermanito, anda a laburar y ponela vos!Lamentablemente la Argentina va aprendiendo por las malas lo que, en el pasado, tuvo innumerables oportunidades de aprender por las buenas.