A 17 años del hecho imputado, el empresario Néstor Lorenzo llegó a un acuerdo con la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) para no ir a juicio oral: el exdueño de Droguería San Javier acordó pagar la obligación reclamada por el ente recaudador más intereses acumulados. Lo canceló en los últimos días de diciembre, según pudo saber Encripdata. Así, este miércoles, el juez Jorge Alejandro Zabala, del Tribunal Oral en lo Penal Económico 1 porteño, homologó el acuerdo.

Lorenzo, alguna vez preso por la «mafia de los medicamentos», estaba imputado por «haber intervenido como responsable de Droguería San Javier SA en la evasión del impuesto a las ganancias, ejercicio fiscal 2006, que por la suma de 4.561.679,71 de pesos se atribuye a la mencionada firma».

De realizarse el correspondiente juicio, el empresario se enfrentaba a una posible condena por evasión tributaria. La escala de la pena, por el monto evadido, era de los 3 años y 6 meses a los 9 años de prisión.

Asesorado por el abogado Santiago Viola, Lorenzo expresó su voluntad de alcanzar una solución alternativa al juicio, es decir, cancelar la deuda con la AFIP. En consecuencia, el fiscal de juicio Marcelo Agüero Vera solicitó correr vista al ente recaudador y este, tras un informe de la Dirección de Juicios Universales, actualizó la deuda reclamada: 24.077.123,96 de pesos.

El empresario, finalmente, realizó tres depósitos: dos por 10 millones de pesos cada uno y uno por 4,1 millones, regalando 22 mil pesos y monedas a la AFIP.

Por eso, el fiscal consideró oportuno declarar la extinción de la acción penal seguida contra el exdueño de Droguería San Javier y, en consecuencia, dictar su sobreseimiento. El juez así lo resolvió.

La Justicia nunca supo qué hizo Lorenzo con los 4,5 millones de pesos que no tributó en el 2006, pero, por ejemplo, si se hubiera refugiado en una moneda fuerte, habría obtenido 1.476.271 dólares (según el tipo de cambio del Banco Nación al 29 de diciembre de 2006). Hoy, esos dólares serían el equivalente a 1.616 millones de pesos (según el tipo de cambio del MEP a la fecha de la resolución judicial).

El tiempo, la devaluación y la Justicia le jugaron a favor.

En la época del hecho, el nombre de Lorenzo llenó páginas y páginas de los diarios, desde las secciones de Política hasta la de Policiales, no solo porque entre 2009 y 2011 estuvo preso por la «mafia de los medicamentos» sino también porque estuvo mencionado en la investigación por el financiamiento a la campaña del Frente para la Victoria (FPV) del 2007 y hasta declaró varias veces como testigo por el triple crimen de General Rodríguez.

Lorenzo conocía a Sebastián Forza, una de las víctimas de la masacre del 7 de agosto del 2008, junto a Damián Ferrón y Leopoldo Bina.

Y en una «escucha» telefónica, el empresario habló sobre eso:

-En cuanto a lo otro, va a haber grandes novedades, después te voy a contar.
-Ojalá se termine de aclarar -expresó Lorenzo-.
-Se ha tomado una decisión ayer… acá, ¿sabes quiénes son?
-Exactamente, si a uno se le cae la careta.
-Se ha tomado una decisión y es que yo hable, pero en sede judicial… ahí es donde se habla… pero con el apoyo de… todas esas barbaridades que se dicen… pero vos me entendés, esto va a ser otro escándalo… la cosa cuando se hizo, se hizo en serio, ahora si hubo cosas hormonales en el medio que llevaron… y venganzas personales a que le pase algo eso es otra historia… pero todo tiende a que se clarifique… yo después te doy detalles porque por teléfono…

Su interlocutor era Julio César Pose, años más tarde el primer informante de la Drug Enforcement Administration (DEA) condenado en la Argentina. Por armar una causa de narcotráfico. En esa charla del 11 de septiembre de 2008 con Lorenzo, Pose le adelantó que, gracias a la gestión de la DEA ante el juzgado federal de Campana por entonces a cargo del juez Federico Faggionatto Márquez, declararía como testigo de identidad reservada por la «ruta de la efedrina».

Dicho y hecho: al día siguiente, Pose declaró ante el magistrado.

Ni bien terminó la audiencia, Pose llamó a su amigo Lorenzo:

-Terminé, por fin, desde las 5.30 de la mañana, pero, bueno, me saqué un tema de encima… ya te habrás enterado…
-Sí, me dijo Daniel, el taxista.
-El de tan reservado y salió en todos los medios.
-Son unos hijos de puta.
-Bueno, pero están cambiando de opinión, eso es lo que a mí me interesaba…que se queden con lo que dice La Nación hoy.

Aquel día, La Nación retrató a Pose como un «protector» de Forza frente a «aquellas personas que querían cobrarle».

Pero Lorenzo sabía bien qué hacía el espía Pose al lado de una de las víctimas del triple crimen de General Rodríguez.

Varios años después, cuando la investigación pasó al fuero federal, la jueza federal María Servini le consultó por esa «escucha» telefónica. Lorenzo dijo sin vueltas: «Entiendo que cuando dice que ‘el trabajo se hizo en serio’, se refiere a su investigación de Forza con la DEA».